[CURIOSIDAD] Los monos (y simios) más famosos de la historia del cine

King Kong



Es, tal vez, el primate más famoso del celuloide. King Kong. Su mero nombre evoca una isla remota, un viaje en barco y el pánico en la gran metrópoli. Este gorila de descomunales proporciones se dejó ver por primera vez allá por 1933. Desde entonces ha protagonizado varios regresos. La adaptación de 1976, con Jeff Bridges y Jessica Lange, es una de las más logradas. Con mejores efectos especiales a su disposición, Peter Jackson revivió a Kong en 2005 («King Kong»), con Naomi Watts como la protagonista femenina.

Cheetah



De la misma forma que no habría Tarzán sin Jane ni Jane sin Tarzán, sería imposible concebir las aventuras del guardián de la selva sin la compañía de su inseparable Cheetah. La hembra de chimpancé nunca ha faltado en las distintas adaptaciones a la gran pantalla del personaje ideado por Edgar Rice Burroughs en 1912. La última versión, «Tarzán», en formato animado, se estrenó recientemente, pero ya se prepara una nueva entrega, de carne y hueso, protagonizada por Alexander Skarsgard. Aunque tendrá francamente difícil hacer olvidar al eterno Johnny Weissmuller.

Cesar



Si cabía extraer una lección de «El origen del planeta de los simios» es que llevar la ciencia demasiado lejos puede acarrear nefastas consecuencias. El protagonista del filme crea un chimpancé extremadamente inteligente con fines loables (desarrollar una sustancia que ayude a combatir enfermedades como el Alzheimer), pero acaba viendo cómo el sueño se convierte en pesadilla cuando el simio, César, decide utilizar su privilegiada materia gris para vengarse del trato que le han dado los humanos. En la secuela, «El amanecer del planeta de los simios», acaudilla a un ejército dispuesto a aplastar a los escasos supervivientes de un terrible virus.

Dr. Zaius



La franquicia original de «El planeta de los simios» estaba plagada de míticos personajes como el doctor Zaius (Maurice Evans), gran enemigo del personaje de George Taylor, el astronauta extraviado al que da vida Charlton Heston. Sin olvidar a la doctora Zira, que intenta comunicarse con Taylor y le presta ayuda junto a su novio Aurelio. Estos dos personajes fueron interpretados, respectivamente, por Kim Hunter y Roddy McDowall, que estudiaron a simios reales en zoos, para preparar a sus personajes, y acabaron exhaustos tras largas jornadas soportando kilos de ropa y maquillaje.

2001



Es uno de los mejores arranques de la historia del cine. Y está protagonizado por un puñado de primates que, en una Tierra violenta y primigenia, compiten por el alimento y la supervivencia. Stanley Kubrick, a partir de lo que el escritor Arthur C. Clarke, pergeñó en su novela, plasmó en la gran pantalla cómo se produjo el gran salto evolutivo del hombre: por mediación de extraterrestres. ¿Cómo olvidar el inquietante monolito de «2001: Una odisea del espacio»?

Indiana Jones



Tan pequeño que puede pasar desapercibido, el pícaro (y malvado) mono capuchino que sirve a los intereses nazis en «Indiana Jones en busca del arca perdida» no tiene desperdicio. El suyo es un papel tan breve como brillante. Uno de esos secundarios (que sea amaestrado es lo de menos) que contribuyen a la magia de una película imborrable. Antes de su drástico final, el minúsculo bribón demuestra unas insuperables dotes de espía, solo comparables con su espíritu zalamero. Por suerte, acaba dispensando a Indy un enorme (e involuntario) favor.

Joe



Con King Kong como espejo en el que mirarse, Joe, otro gorila gigante, demostró que el cine era lo suficientemente grande como para que ambos convivieran pacíficamente. La primera ocasión en la que se asomó a la gran pantalla fue en 1949 («El gran gorila», todavía en blanco y negro), pero es más probable que el espectador actual piense en «Mi gran amigo Joe», protagonizada por Charlize Theron. En esta nueva versión, del 98, el gorila se ve en peligro por culpa de un villano que busca venganza.

El Rey Louie



«Quiero ser como tú», cantaba el impagable rey Louie en «El libro de la selva». El monarca de los monos, un orangután bailarín, intentaba hacer ver a Mowgli que estaba harto de su trono, que había tocado techo y todo lo que deseaba era poder disfrutar de las mismas ventajas que los humanos. El oso Baloo llegaba a disfrazarse de mono y sumarse al baile para ayudar a Bagheera a rescatar al niño de las garras del simio.

Me siento rejuvenecer



El primate más veterano de «Me siento rejuvenecer», una de las obras maestras de Howard Hawks (cuyo título original es precisamente «Monkey business»), es la verdadera mente prodigiosa de la película, y no el eterno sabio despistado que durante un tiempo clavó Cary Grant. El científico busca una fórmula rejuvenecedora, bautizada de forma provisional como B-4, pero el simio se le adelanta y la vierte en el bidón de agua potable. El auténtico elixir de la juventud es el que destila Hawks, aunque la actuación del mono no deja de asombrar. Su hallazgo científico casi es irrelevante al lado de su habilidad para mezclar elementos en los tubos de ensayo sin tirar ni una gota. Incluso Marilyn Monroe queda eclipsada.

El simio de Clint Eastwood



La factoría Eastwood volvió a ponerse en marcha con su equipo habitual, aunque esta vez el todavía joven maestro no asumió la dirección, que dejó en manos de James Fargo. La comedia no era el fuerte de Clint, ¿el fuerte era Harry?, pero el inesperado y descomunal éxito de la cinta propició incluso una secuela: «La gran pelea». La clave del triunfo de «Duro de pelar» (1978) hay que atribuírsela en gran medida al orangután que la coprotagoniza, Clyde, botín ganado por el personaje central en una apuesta. El simio demuestra ser un auténtico robaplanos, algo que vistas las películas anteriores de esta relación ya no sorprenderá a nadie. Otro actor más inseguro no lo habría tolerado a su lado.