El síndrome de las manos de hacha

Tema en 'Cementerio De Temas' iniciado por marcko20, 13 Jul 2014.

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  1. marcko20

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    Conocido bajo ese nombre,“manos de hacha”, en Chile, la falta de destreza motora tiene diversas denominaciones en otras lenguas. En inglés, por ejemplo, se llama a sus portadores, “butterfingers” (dedos de mantequilla), porque la característica principal de quienes sufren dicho mal es que cuando toman algo, los objetos misteriosamente resbalan entre sus dedos, como si estos estuvieran embadurnados en mantequilla, cual folclórico palo ensebado.

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    El síndrome de las manos torpes

    Otro nombre anglosajón para el caso es menos festivo: “clumsiness” (torpeza) y es a través de él que se puede llegar al detalle clínico del fenómeno. La torpeza en la ejecución de movimientos finos se denomina en general “dispraxia” y corresponde a problemas relacionados con la secuencia de movimientos para realizar una tarea y también a la fuerza que se aplica cuando dichos movimientos son llevados a cabo, siendo su ejemplo supremo la operación de algún aparato que requiere ejecuciones finas y ¡oh, sorpresa! le rompemos la patita plástica.


    Marja Cantell y colaboradores de la Universidad de Lancaster (1994) indican que los problemas de las manos de hacha o “síndrome de las manos torpes” son tratados por la literatura científica como “developmental coordination disorders” (“desórdenes de coordinación en el desarrollo”, DCD) y consistirían en una falta de habilidad que se manifiesta con mucha intensidad en la infancia. De ahí la noción popular de que los niños pequeños son especialistas en destruir juguetes. Por cierto, muchos de ellos sobreviven con esa característica hasta la adultez
    .

    La causa de las “manitos de hacha” es cerebral: se trata de una descoordinación entre la planificación mental de una rutina motora y su posterior ejecución, como la pelota de los nietecitos o el penal de Caszely. La orden desde el cerebro (corteza motora, frontal) a las manos o piernas no llega adecuadamente y eso redunda en la destrucción del instrumento.

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    Los hombres son más manitos de hacha

    Pídale a una mujer que a la orilla de un lago tome una piedra y haga un “patito” en el agua. Va a ser divertido, porque en general las mujeres son muy torpes para arrojar cosas, como determinó en una serie de investigaciones la recientemente fallecida psicóloga canadiense Doreen Kimura desde los años noventa.


    Kimura se preocupó a lo largo de su carrera académica de establecer diferencias de habilidades entre hombres y mujeres en los más diversos campos y, respecto del desempeño motor, reveló que los machos tenían muy buena “chuntería”, mientras que –en promedio– las muchachas resultaban extremadamente hábiles para tareas de motricidad fina, como enhebrar una aguja o extraer un punto negro.
    Es justamente por ello que los hombres multiplican porcentualmente a las mujeres en el “manohachismo”.

    Pero, curiosamente, lo contrario también parece ser una habilidad masculina. Así como hay más chiquillos manos de hacha, también hay más hombres que son extremadamente hábiles para interpretar un instrumento musical o para hacerle al maestreo. Como ha hecho ver en una serie de conferencias los investigadores de Harvard, Steven Pinker y Elizabeth Spelke: los machos tendemos a irnos a los extremos, unos muy hábiles y otros extremadamente destructivos.


    Se trata de una descoordinación entre la planificación mental de una rutina motora y su posterior ejecución.


    Fuente : lun.com
     
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