[Taller Literario] Crea a partir de una imagen #1

A pesar de ser monitor, quiero participar en este ejercicio, siempre hay que estar creando y como estoy stand by con mis letras, este ejercicio es ideal para mantener la soltura de dedos.

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Hijo, ya no llores, no quiero verte así. Hazme caso, vete con ellos, estarás bien allá. No te preocupes por mí, todo este sacrificio es para que después puedas regresar y recuperar lo que alguna vez tuvimos. No olvides que te amo y que a pesar de todas nuestras carencias, siempre te inculqué valores. Hazte fuerte, la vida es dura, quizás ahora no lo entiendes, pero cuando llegues a mi edad podrás date cuenta que tengo razón. Te amo, te amé desde que naciste y lo haré hasta mi muerte, es por eso que debo dejarte partir, aunque se me parte el corazón. Ya, seca tus lágrimas, sé valiente y súbete al camión. Un último beso y mi bendición. Nunca te olvidaré.

 

¿Donde esta mi familia? no los veo, acá solo hay niebla, tampoco logro ver a la Sra. Virginia con su esposo, ni a sus muchos hijos con los que jugué durante todo el viaje. Lo último que recuerdo es el turbus en el que iba con todos ellos, antes de que se desbordara por un barranco en el camino...

 

Fotógrafo

El hombre frente a mí me mira con esa cosa extraña, y no hace nada. Me mira sonriendo, como si disfrutara del momento. Me mira con esa cosa y mueve sus dedos. ¿Mamá? ¿Papá? ¿Dónde están? Los busco y no los encuentro por ninguna parte. Y este hombre me sigue a todos lados con esa cosa mirándome. Tengo miedo, estoy perdido, tengo hambre. Lloro y me limpio la cara con las manos sucias de tierra y mugre, y no sé a dónde ir. La gente pasa a mi lado pero no me ayudan. Solo ese hombre con esa cosa me sigue, pero no me ayuda, mueve sus dedos y sonríe. ¿Mamá? Digo y nadie responde, nadie me ayuda. Lloro, me limpio, y lloro más. Y ese hombre sigue apuntándome con esa cosa, moviendo sus dedos, y sonriendo mientras lloro.

 

Esclavo de la vida​

Debo callarme, no me pueden oir, debo quedarme en completo silencio, mi papa me dijo que me escondiera debajo de la cama, mientras mi mama le tapaba la boca a mi hermano menor, oigo pasos de que entraron a la casa, destruyeron la puerta de una sola patada, siento las botas escucharse fuerte, siento los balazos que hay afuera de mi casa, hay un aire denso y el aroma a sangre en el ambiente, que no nos encuentren rogaba en silencio, quiero que se acabe este calvario, hombres armados apuntando a mi papa, y al segundo despues, su cuerpo yacia en el piso sin vida, tuve gran temor, me miraron y me arrastraron afuera de mi casa, en el transcurso, mi mama abrazaba a mi hermano en el piso, con una bala en el corazon. Ya afuera, me subieron a un camion, llenos de niños como yo, llorando en sufrimiento, ya en marcha el camion ibamos a un rumbo desconocido, no se adonde iba, pero creo yo..... Yo ya estaba muerto

 

El polvo enmudece al pueblo de Amhola, debido a la llegada de los rebeldes en busca de cualquier objeto de valor. Los animales enloquecidos por las balas furtivas, trataban de saltar la barrera que impedía su salida intempestiva, a los tristes desiertos fúnebres plagados de agujeros cubiertos con cuerpos en proceso de descomposición. Ahí estaba Joah, observando como su ganado era aniquilado por la hambruna, el odio, y el azufre mismo, que traspasaba la piel de sus corderos. Esa visión horrible para un niño de su edad, fue desgarradora al momento de ver a su madre, tratando de huir de los rebeldes. Los gritos de ella jamas saldrán de su mente, cuando en el momento exacto un proyectil, impactaba la espalda de la mujer que le dio la vida. Joah levantó su mirada, sus ojos de forma almendrada, se desfiguraban en la tierna esencia de los primeros momentos como si estuviese en el vientre de ella. El silencio fue el soneto más agudo de la ultima mirada que ella le dio.
Al caer el polvo producto de la intensa lucha de sobrevivencia, Joah corrió al lugar donde estaba situada su madre, tomo su mano, la puso en su corazón, y el latir no era más que el acorde de cada lágrima, de que en la vida real, los ángeles también lloran.

 

En unión soportaremos​

Al despertar, el señor Austerlitz intentó abrir los ojos, cuando vio un rostro de tez negra. Se asustó, pero que al mismo tiempo le provocó la más grande conmoción que hasta entonces había sentido. Fue en ese momento cuando escucho:
-Señor, caímos por un barranco. Mi celda ha quedado destruida y he pensado en escapar… pero le he visto aquí y he pensado que quizás no pueda sobrevivir… y usted tampoco.
El hombre palideció, quien le hablaba era un niño y al escuchar esto buscó desconsoladamente los brazos de éste. Intentó ponerse de pie, pero no pudo; todas sus ropas estaban hecha jirones y bajo esta pudo notar que su pierna estaba rota.
Juntos pudieron ver sus destinos. El hombre alemán lo abrazó y lloró junto a él; lloró junto a este niño que, sin dudar, media hora antes podría haber golpeado hasta acabar con su vida sin remordimiento alguno.
El niño le beso la frente y lo abrazó, cayendo desmallado. El moribundo hombre lo abrazó también, y se quedó aferrado a él durante varias horas hasta que, desvanecido, cayó rendido y muerto junto a quien menos esperaba, con quien en sus últimas horas de vida se transformaría en su mejor amigo.

 

Lo que fui.

Cuando pequeño sufrí muchas cosas, sentía miedo de todo, miedo de la vida. Mi padre siempre buscaba lo mejor para poder sobrevivir, apenas podía estar con él. Mi madre, mi madre era quien hacia las labores diarias, no tenía tiempo para mis hermanos, y menos tiempo para mí.
Yo era el mayor de ellos, de los cinco, simplemente yo era quien los cuidaba y me preocupara de que pasaran felices los días, ocultando las carencias de la vida. Desde entonces, nadie se preocupó de mí, de que si yo sentía, de que si yo necesitaba.
Ahora de grande me doy cuenta lo infeliz que he sido, de lo que me ha tocado vivir y de lo que siento, solo quiero que alguien cuide de mí.

 

Yo jugué cuando me dijo "tres".
"Cuatro"
"7"
"7."
"7.000"
Y así hasta el infinito.
Luego nos dimos unas vueltas de carnero, pateamos la pelota, cosas de domingo.
Le hablé de los escritores de estos tiempos. Los exitosos: gentuza apitutada por políticos. Los que no, mugrosa chusma que pulula por el ciberespacio. También los hay de una tercera calaña: los criticones y quejumbrosos.
Antes, le comentaba a mi triste amigo, armas y letras era una sola palabra. Iban a la guerra con el cuchillos en sus bocas, libretas en los bolsillos y en la espalda cargaban el fusil del futuro.
El futuro nunca les llegó, pero ya se hace tarde hijito, mejor vuelve a tu camarote y descansa, mira que mañana es el día más duro de la semana. 12 serán las cepilladas... quizás hasta 13.

 

- Niño hijue'puta, con que te querías robar el diamante eh', ahora vas a ver (Dice aquello cuando saca esos típicos látigos casi siempre presentes en las películas de vaqueros, mientras sostiene el diamante recién rescatado del río por el niño)

- Sólo quería ayudar a mi padre preso. Piedad, no lo volveré a ha...¡Ahhhh! (Grita desde un dolor intranquilizable)

- Lo querías ayudar y lo único que hiciste, fue...matar a ese malpari'o, niño hijue'puta, ya verás.

- Por favor, no Sr, no, no lo merece!! (Explota en sollozos y llantos incontrolados)

 

Había que estar inscrito para escribir?

 

Negra la tarea
de escribir una imagen
describir la imagen
de la cría negra.

de cien palabra, lo menos
para un cuento, tal vez
pero con un poema en verso
a lo más, diez.

Por lo que del verso, a la prosa, a la negra tarea, reposa en mi pantalla sin decirme más que lugares comunes, que corrientes, que la calle, que los niños, que los llantos del castigo, del hambre y de la muerte.
Me niego sin hacerlo, a darme vueltas en la prosa, que más parece verso que otra cosa, para terminar las palabras casi en cien.