Pedro Alonso López – El Monstruo de Los Andes

Tema en 'Mundo oculto, Misterios y Conspiraciones.' iniciado por akazeronez, 2 Jul 2014.

  1. akazeronez

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    Este asesino confesó haber violado y asesinado más de 300 niñas. Su ruta de sangre pasó por Los Andes de Colombia, Ecuador y Perú. Siempre mataba a las víctimas de día, pues adoraba el “momento divino” en que observaba “cómo se iba apagando la luz de sus ojos”.

    Nacido en la miseria

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    Pedro (arriba una casa tan pobre como la suya) nunca conoció a su padre y fue el séptimo de 13 hijos en un hogar pobre donde su madre, maltratadora según él, se prostituía delante de ellos


    Pedro Alonso López nació en 1948 en Santa Isabel, dentro del departamento colombiano de Tolima. Su padre, Megdardo (o Medargo) Reyes, fue miembro del Partido Conservador de Colombia: murió víctima de un cruce de balas acaecido en medio la guerra civil[1] de aquel entonces, justo seis meses antes del nacimiento de Pedro Alonso. Así, a Pedro le tocó nacer sin padre y como el séptimo de 13 hijos, en medio de un hogar marcado por la pobreza. A los pocos meses Pedro fue llevado a la población de El Espinal.

    Allí, según Pedro, su madre Belinda López Castañeda ejercía la prostitución en casa y sus hijos, que dormían todos en una gran cama (pequeña para tantas personas) cuya habitación estaba separada por una insignificante cortina, veían y/o escuchaban las obscenas interacciones de su madre con los clientes. Años después, intentando justificar un tanto sus infamias, Pedro diría que su madre fue una mujer dominante, maltratadora y tirana, una mujer que, tras sorprenderlo palpando los pechos de una hermana menor en medio de un intento por tener sexo con ella, lo expulsó de la casa e incluso, cuando Pedro regresó al día siguiente, se encargó de meterlo en un bus y abandonarlo a unas 200 millas de casa.
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    A los ocho años Pedro abandonó su hogar. Él dice que su madre (arriba) lo echó al encontrarlo manoseando los senos de una hermana menor, pero su madre no solo niega esto sino que además agrega que nunca lo maltrató, que fue afectuosa con él y que creyó que lo habían raptado el día en que él desapareció.

    Muy distinta es sin embargo la versión de doña Belinda, quien dijo que fue una madre cariñosa y hasta comentó, recordando con cierto cariño, que Pedro Alonso quería ser profesor cuando era niño. Además agregó que nunca lo encontró tocando los pechos de su hermana y que nunca lo echó de casa. En relación a eso, un documental de Biography Channel —en el cual la madre de Pedro declara todo lo susodicho—afirma que en realidad Pedro escapó y que su madre creyó que lo habían secuestrado, ante lo cual lloró desconsoladamente y después habló con un supuesto testigo, quien dijo haber visto a Pedro yendo a Cali con un hombre.

    En todo caso, Pedro terminó en las peligrosas calles de Colombia, un país que en aquel entonces tenía una tasa de criminalidad mucho mayor a la de cualquier otro país; y Pedro, con tan solo ocho años, habría de comprobarlo por cuenta propia…
    .

    La raíz del mal


    Cierto día, cuando Pedro estaba en las calles, un hombre mayor se acercó amablemente a él para ofrecerle comida y un lugar para vivir. Ante tanta generosidad y una actitud de compasión aparente, el ingenuo niño aceptó y se fue con el extraño. Después, en vez de alimentarlo, el hombre lo llevó a un edificio abandonado y lo sodomizó no una, sino muchas veces, tras lo cual lo dejó abandonado en la calle… [​IMG] Estando en las calles y teniendo ocho años, Pedro fue engañado por un hombre mayor, llevado a un edificio abandonado y sodomizado. Años después dijo: “Perdí mi inocencia a la edad de ocho años, así que decidí hacer lo mismo a tantas muchachas jóvenes como pudiera”.

    Años después, Pedro dijo que había llegado a ser lo que era por el impacto que le produjo ver a su madre prostituyéndose y, aún más, por la violación de la que fue víctima a sus ocho años: “Perdí mi inocencia a la edadde ocho años, así que decidí hacer lo mismo a tantas muchachas jóvenes como pudiera”. .

    Un rescate temporal


    Luego de su terrible experiencia Pedro se volvió temeroso y desconfiado ante los extraños. Fue éste Pedro traumatizado el que en medio de las calles aprendió el lenguaje de la violencia…
    [​IMG] De niño Pedro tuvo que ser un gamín (niño de la calle) y asociarse con otros gamínes para protegerse de posibles violadores, de ladrones o perros callejeros. Siendo gamín aprendió a fumar bazuco (droga derivada de la cocaína), a conseguir comida de la calle y vivir la violencia como algo diario, ya que a veces los gamínes se disputaban a cuchillos (arriba) las bancas, los edificios abandonados y otros lugares para dormir.

    Como muchos niños, Pedro estaba expuesto a posibles abusos por parte de adultos extraños. Era un “gamín” (así les dicen a los niños de la calle en Colombia) y como tal tenía que asociarse a otros gamines si quería sobrevivir. Pero tal asociación no estaba exenta de terribles males: fue entre los gamines de su grupo donde aprendió a fumar bazuco (forma impura y muy tóxica de la cocaína) y donde a veces tuvo que participar en las espantosas peleas a cuchillos que se daban entre grupos de gamines cuando había disputa por bancas u otros lugares propicios para dormir como callejones o edificios abandonados.

    Esos, y otros males como tener que buscar comida en la basura, fueron las cargas que Pedro soportó hasta que a sus nueve años, después de andar de vagabundo unos días en Bogotá (a la cual llegó por su cuenta), fue rescatado por una pareja de ancianos estadounidenses. Naturalmente Pedro aceptó al ver que, tratándose esta vez de un hombre que tenía a su mujer y que además era bien mayor, la situación no podía ser peligrosa. Además en ésta ocasión la actitud del potencial benefactor estaba acompañada de comida caliente y lucía mucho más sincera que la primera vez. Durante unos tres años todo marchó bien: tenía comida, educación y buen trato por parte de la pareja.
    .

    De vuelta a las calles


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    A los 9 años (arriba un poco mayor) Pedro fue recogido de la calle por una pareja de ancianos estadounidenses. Con ellos tuvo educación, comida y buen trato, hasta que a los 12 años un profesor de la escuela abusó de él y Pedro, sin dar aviso, volvió a su vida en las calles…


    Pedro parecía destinado para la mala vida pues aquellos tres años acabaron de forma abrupta cuando cierto día un profesor lo violó. Lo normal hubiese sido que Pedro se queje o que, como en tantos casos similares, calle por miedo y aguante la situación hasta que pase. Sin embargo el caso fue que aquella violación desató toda la ira que a sus cortos doce años Pedro llevaba dentro, por lo que impulsivamente fue, tomó (robó) dinero de una oficina de la escuela y se marchó para nunca volver. Seis fueron los años que Pedro sobrevivió en las calles tras renunciar a su vida con la pareja americana.

    Por un tiempo buscó trabajo pero nunca consiguió nada debido a su nula experiencia laboral y su escasa formación académica. Entonces comenzó a vivir de pequeños hurtos, sufriendo frecuentes detenciones de la Policía, en las cuales siempre era soltado (por ser menor de edad y por la poca gravedad de sus delitos) pero jamás sin recibir antes una buena paliza… Siendo ya un adolescente mayor (casi un adulto), Pedro logró convertirse en un habilísimo ladrón de automóviles, tan hábil que incluso llegó a ser admirado por los novatos del ámbito, bien pagado y muy solicitado por los que controlaban el negocio. A pesar de eso su habilidad no fue suficiente para evitar que lo detuvieran en 1969, cuando contaba con 21 años y ya se lo podía enviar directamente a la cárcel, donde en efecto fue a parar tras ser sentenciado a siete años de prisión…
    .

    Descubriendo el placer de matar


    No pasaron sino dos días cuando el fantasma del pasado regresó para atormentar a Pedro. Así y sin razón aparente, dos reclusos mayores lo agarraron, lo sometieron y le hicieron aquello que anteriormente tanta rabia le había provocado: violarlo… Esta vez Pedro sabía que podía vengarse puesto que ya no era una criatura de 8 o 12 años. Decidió entonces ir en busca de un cuchillo de la prisión para así cortarles el cuello a sus violadores. El castigo por tal venganza fue de dos años adicionales de prisión, ya que el acto fue considerado como un asesinato en defensa propia. [​IMG] En 1969, a sus 21 años, Pedro fue enviado a prisión por robo de autos. Allí fue violado por dos presos pero se vengó cortándoles el cuello. Fueron sus primeros asesinatos y gracias a ellos descubrió el placer y la sensación de poder que le daba asesinar, dando así el paso para después juntar el asesinato con la violación. Arriba lo vemos fumando algunos años después: sin barba, con un aspecto semejante al que debió tener en 1969.

    A nivel de su evolución criminal esos asesinatos, según la opinión de algunos expertos, hicieron que él se dé cuenta del gran placer que le producía matar, por lo que si antes de eso era un violador pedófilo en potencia, después de eso ya había dado el paso psicológico para, en un futuro próximo, sumar el placer de asesinar al placer de violar. Durante el tiempo que permaneció en prisión, el odio de Pedro hacia su madre se sumó a su consumo de pornografía para fortalecer en él la dañina imagen que tenía del sexo opuesto: una imagen correspondiente a una visión peyorativa, deshumanizante y fuertemente marcada por un proceso de cosificación de la mujer. Finalmente, pese a la condena que le había sido dictada, salió libre en 1971[2] a sus 23 años.
    .

    El Monstruo de Los Andes


    Tras su liberación, Pedro Alonso viajó por Colombia, Ecuador y Perú. Su ruta precisa no se sabe con certeza, pero lo cierto es que sus víctimas eran niñas de entre 8 y 13 años, pobres y prácticamente siempre de raza indígena, raza que por lo general se concentra en las elevaciones de una cordillera que atraviesa los tres países en los que el sanguinario asesino regó sangre inocente: la Cordillera de Los Andes. .

    El castigo de los ayacuchos


    Fue después de su liberación a los 23 años cuando, en el inicio de su sangrienta ruta, Pedro Alonso recorrió casi todo Perú dejando a su paso 100 chicas muertas. [​IMG] A inicios de los años setenta, Pedro recorrió el Perú matando y violando a más de 100 niñas. Sin embargo, en el norte de ese país fue capturado por indios ayacuchos mientras intentaba raptar a una niña. Los indios lo torturaron por horas y después lo enterraron hasta el cuello en arena, cubriéndole la cabeza de miel para que sea devorado por las hormigas. Iba a morir, pero una misionera apareció y convenció a la turba de que debían entregarlo a la Policía…

    Sin embargo, al final de esa odisea criminal, Pedro recibió un aleccionamiento por parte de los indios ayacuchos cuando, en el norte del Perú (no se sabe el punto exacto), fue sorprendido por un grupo de éstos en el intento por llevarse a una niña de 9 años para abusar de ella. Entonces y tras darse cuenta de que habían dado con el monstruo detrás de tantas niñas desaparecidas en la zona, lo ataron y lo torturaron durante horas (haciéndole cosas como frotarle la ortiga) hasta que finalmente resolvieron darle una muerte lenta y terrible de la que lastimosamente fue salvado. Cuenta López al respecto:

    “Los indios en el Perú me habían atado y enterrado en la arena hasta el cuello cuando se enteraron de lo que les había estado haciendo a sus hijas. Me habían cubierto de miel y me iban a dejar para ser devorado por las hormigas, pero una señora misionera americana vino en su jeep y les prometió que me entregaría a la Policía. Me dejaron atado en la parte trasera de su jeep y se alejó, pero ella me soltó en la frontera de Colombia y me dejó ir. Yo no le hice daño porque ella era demasiado vieja para atraerme”.

    Casi seguro es que la versión anterior sea falsa si tenemos en cuenta que los exámenes psiquiátricos determinaron que Pedro Alonso hacía uso de la mentira y, sobre todo, si consideramos que las fuentes más serias (como el documental de Biography Channel y el artículo de trutv) dicen que la misionera, tras convencer a los indios de que el asesinato era impío a los ojos de Dios, realmente sí puso al criminal en manos de las autoridades, por lo cual posteriormente y a consecuencia de que en su habitual negligencia la Policía de Perú se negó a invertir el esfuerzo y el dinero necesario en investigaciones, Pedro fue deportado[3] al vecino país de Ecuador


    Retrato de “el peor de los canallas”

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    Pedro (arriba) era un asesino organizado que seguía a sus víctimas por días y que siempre, consciente de la despreocupación policial por los desfavorecidos, procuraba elegir niñas de escasos recursos económicos…


    Como se dijo anteriormente, Pedro acechaba a niñas pobres, casi siempre de raza indígena. Nunca mató niñas blancas, ya que, en países como los que él estuvo, la raza blanca es el grupo étnico económicamente menos desfavorecido[5], mientras que los negros y los indios son los más afectados por la pobreza. Así, Pedro Alonso era un asesino prudente que intentaba no elegir a aquellas víctimas cuyos padres pudieran tener suficiente dinero como para hacer que la Policía, siempre algo indolente ante la suerte de los pobres, tome cartas en el asunto. Siguiendo esta misma actitud de prudencia, Pedro Alonso era capaz de seguir por varios días a una niña hasta que se diera el momento en que estuviese sola, momento en el cual hacía cosas como darle regalos y pedirle que lo siga a las afueras, donde supuestamente le daría otro regalo para que lleve a su mamá; también a veces se presentaba como vendedor ambulante o como una persona indefensa y perdida.

    Complementariamente, Pedro Alonso podía dejar de seguir a una niña (solía seguirlas por horas si era necesario) si veía que la niña entraba a casa o entraba a una zona en que ya no fuera viable intentar llevársela. Por estos y otros aspectos como el hecho de que se aseguraba de que sus víctimas estuviesen muertas verificando su respiración o cortándoles las muñecas para ver si la sangre aún bombeaba, los criminólogos nunca han dudado en decir que Pedro Alonso era un asesino organizado[6]. De este modo, incluso renunció a las más apetecibles víctimas: “A menudo seguí a familias de turistas con el deseo de llevarme a sus hermosas hijas rubias. Pero nunca tuve la oportunidad. Sus padres vigilaban demasiado”
    [​IMG] Pedro dijo que “caminaba por las plazas buscando a una niña con cierta apariencia en la cara, una apariencia de inocencia y belleza”. Él elegía a las niñas porque éstas simbolizaban la inocencia que había perdido de niño al ser violado y que, de forma retorcida, quería vengar haciéndole lo mismo a otros seres inocentes como las niñas de arriba, que fueron algunas de las cientos que violó y mató…

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    Con respecto a su tendencia pedófila Pedro (arriba) dijo con cierto cinismo: “Es como comer pollo. ¿Por qué comer pollo de edad cuando se puede tener el pollo joven?”


    Una característica importante de Pedro Alonso era su gusto por la inocencia. Dijo así que “caminaba por las plazas buscando a una niña con cierta apariencia en la cara, una apariencia de inocencia y belleza” y admitió que, debido a su inocencia, las muchachas de Ecuador le gustaban particularmente: “A mí me caen bien las muchachas de Ecuador, son más dóciles, más confiadas e inocentes, no son como las muchachas colombianas que sospechan de los extraños”.

    Si nos preguntamos entonces por qué Pedro mataba niñas, tenemos que, según han observado los expertos, éstas eran un símbolo de la inocencia que él mismo perdió en la infancia, inocencia que fantaseaba con arrebatar (en parte para “vengarse”[7]). Cabe no obstante dejar claro que, asociada a esta búsqueda por destruir la inocencia, está la principal finalidad del asesino, finalidad que no es la venganza sino, y a partir de una fijación del deseo sexual en la figura de la niña[8] como consecuencia de traumas sexuales del pasado, es la persecución del placer, por lo cual los criminólogos han catalogado a López como un asesino hedonista. Con respecto a su tendencia pedófila Pedro dijo: “Es como comer pollo. ¿Por qué comer pollo de edad cuando se puede tener el pollo joven?”. También, y he aquí que se evidencia el aspecto más siniestro de este asesino, unido al deseo pederasta estaba una actitud de atracción y veneración por la muerte: “Quería tocar el placer más profundo y la excitación sexual más profunda, antes de que su vida se marchitara”.
    [​IMG] Pedro se llevaba a la niña a un lugar apartado, allí la obligaba a tener sexo con él (arriba una ilustración de eso) y la mantenía completamente viva hasta el amanecer, momento en el que la volvía a violar mientras la estrangulaba mirándola a los ojos para ver cómo la vida se extinguía en la mirada de la víctima: “Quería tocar el placer más profundo y la excitación sexual más profunda, antes de que su vida se marchitara”, dijo Pedro.

    Sería sin embargo aventurado el catalogarlo de necrófilo en el sentido convencional[9], ya que nunca tuvo sexo con cadáveres. Claro resulta pese a lo anterior el que sí existía una cierta pulsión erótica hacia la muerte en tanto que era justo en los momentos previos a la muerte de la víctima cuando el asesino buscaba el máximo orgasmo.

    Pero iba más allá. Así, su placer en este aspecto estaba principalmente en el hecho de causar y contemplar la extinción de la vida. Puede entonces y sin la menor duda, adjudicársele al Monstruo de Los Andes la posesión del “carácter necrófilo” de que habló el famoso psicoanalista Erich Fromm: ‹‹La necrofilia en sentido caracterológico puede describirse como la atracción apasionada por todo lo muerto, corrompido, pútrido y enfermizo; es la pasión de transformar lo viviente en algo no vivo, de destruir por destruir, y el interés exclusivo por todo lo puramente mecánico. Es la pasión de destrozar las estructuras vivas››

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    “Había un momento divino cuando ponía mis manos alrededor del cuello de las niñas y observaba cómo se iba apagando la luz de sus ojos. Solo aquellos que matan saben a qué me refiero” (Pedro Alonso López)

    Vemos así esa “pasión de transformar lo viviente en algo no vivo” en lo subrayado dentro de las siguientes declaraciones de Pedro Alonso López: “A la primera señal del amanecer me excitaba. Obligaba a la niña a tener sexo conmigo y ponía mis manos alrededor de su garganta. Cuando el sol salía la estrangulaba. […] Solo era bueno si podía ver sus ojos. Nunca maté a nadie de noche. Habría sido un desperdicio en la oscuridad, tenía que verlas a la luz del día […]. Había un momento divino cuando ponía mis manos alrededor del cuello de las niñas y observaba cómo se iba apagando la luz de sus ojos. Solo aquellos que matan saben a qué me refiero”. Ligada a su carácter de psicópata está la forma en que Pedro Alonso despersonalizaba y hasta cierto punto cosificaba a sus víctimas. Esto se ve en cómo hablaba y jugaba con los cadáveres de las niñas, niñas que para él no eran personas individualizadas con un hombre y una historia propia. Eran simplemente “sus muñequitas” (así les llamaba cínicamente), sobre las cuales cierta vez expresó: “A mis amiguitas les gustaba tener compañía.

    Solía poner tres o cuatro niñas en un hoyo y hablarles (…) Era como hacer una fiesta, pero después de un rato, como ellas no se podían mover me aburría e iba a buscar nuevas niñas.”
    De aquellas fosas comunes que Pedro Alonso hacía para sus “muñequitas”, se ha dicho que eran sus “lugares históricos” y que, en ese sentido, expresaban el “trofeo simbólico” que para López representaba el conocimiento de dónde se hallaban sus víctimas y la percepción (potenciada por la acumulación de cadáveres) de lo enorme (y por tanto importante) que era su obra criminal, y es que a diferencia de otros asesinos, él no guardaba objetos de las víctimas ni anotaba sus nombres o tan siquiera el número que les correspondería en la lista de asesinatos.
    [​IMG] Pedro jugaba y hablaba con los cadáveres: “A mis amiguitas les gustaba tener compañía. Solía poner tres o cuatro niñas en un hoyo y hablarles (…) Era como hacer una fiesta, pero después de un rato, como ellas no se podían mover me aburría e iba a buscar nuevas niñas”. Él decía que eran sus “muñequitas”. Arriba vemos restos de sus “muñequitas” encontrados por los investigadores…

    Las evaluaciones psicológicas que se le efectuaron tras su captura, revelaron que López era un “sociópata” que sufría por un “trastorno de personalidad antisocial”, que era alguien que “no tiene conciencia” ni “empatía” y que mostraba una considerable habilidad para manipular y engañar a otros mediante su discurso, mediante las palabras.
     
    #1 akazeronez, 2 Jul 2014
    Última edición: 2 Jul 2014
  2. Daaani

    Daaani Usuario Nuevo nvl. 1
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    Detesto a los asesinos y violadores, siempre que leo acerca de alguno me da una sensación de impotencia tremenda, porque no sé si algún día pagarán sus crímenes o saldrán libres de polvo y paja en la vida o las vidas que vayan a tener.
     
  3. chanoide

    chanoide Usuario Casual nvl. 2
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    holy shit....
    buena historia viejo
    el ql demente....
    Se agradece
     
  4. akazeronez

    akazeronez Usuario Leyenda nvl.7 ★ ★ ★ ★ ★
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    tantos locos de mierda
     
  5. The_cenobite

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    bace rato que no leia algo tan azquerozo' y repudiable ... en general no se de tantos casos de cereal' killers aqui en latinoamerica , no se a tanto como el Usrael , no se por que sera eso ...mencion aparte es que conozvo muchos casos de niños que nacieron en condiciones charchas' y han sabido salir adelante , la pobreza no es excusa para cometer aberraciones ..pero si el haber sido sometido a vejamenes...triste historia , que se repite mas de lo que pensamos ...y en donde menos uno cree

    gracias por la info
     
  6. akazeronez

    akazeronez Usuario Leyenda nvl.7 ★ ★ ★ ★ ★
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    lastima en este caso gran parte del etorno formo a esta persona, pero bien como dice cenobite muchos niños nacen encondiciones a si pero salen a delante a punta de esfuerzo
     
  7. loco_volaito

    loco_volaito Usuario Maestro nvl. 6 ★ ★ ★ ★
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    wn cagao del mate, aunque haya sido violado no es la forma de vengarse de la misma forma, cayó y no pidió ayuda y termino convirtiendose en otro violador hdp mas
     
  8. gonloy

    gonloy Usuario Habitual nvl.3 ★
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    que cabronazo el hdp! como a tal punto puede llegar la maldad del ser humano...y mas aun a veces impune...buen tema!
     
  9. eldestajador69

    eldestajador69 Usuario Casual nvl. 2
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  10. fxlipx

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    todo un artista el hombre xDD
     
  11. Fido.O

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    la mente humana!
    Terrible y heavy ...
     
  12. Felino 77

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    terrible..

    creo que el pasado o las experiencias propias no pueden justificar el accionar de una persona, deberia ser al revés.. me hicieron "X" cosa, no me gustaria que alguien mas la sufra..

    eso de que "cuando chico me pegaban, por eso le pego a mi mujer o mis hijos" .. no.!!