Las hermanas 'POQUIANCHIS'

Tema en 'La Dimensión Desconocida "Portal Paranormal"' iniciado por -.DieK.-, 25 Oct 2014.

  1. -.DieK.-

    -.DieK.- Invitado

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    Uno de los casos policiacos que cimbraron a la sociedad mexicana en los años 60 fue el de las hermanas Delfina, María de Jesús y María Luisa González Valenzuela, mejor conocidas como “Las Poquianchis”, quienes mataron a 28 de sus “muchachas” en tierras guanajuatenses.


    Estas infernales mujeres fueron las autoras materiales e intelectuales de al menos 28 homicidios contra mujeres y jovencitas a las que primero prostituían y posteriormente asesinaban, ya sea porque no les servían o a causa de los severos castigos a las que las sometían.


    El caso lo dio a conocer Alarma! de forma exclusiva en la década de los años 60, cuando un par de mujeres, quienes presentaban evidentes huellas de maltrato y desnutrición, acudieron a la comandancia de la Policía Judicial, en la ciudad de León, Guanajuato, donde las víctimas relataron que fueron obligadas por sus patronas a ejercer la prostitución en una casa de citas.


    Luego de girarse una orden de aprehensión, los agentes de la Procuraduría del Estado se dirigieron al prostíbulo ubicado en San Francisco del Rincón, donde lograron capturar a Delfina y María de Jesús, en tanto que María Luisa, quien logró burlar a las


    autoridades, finalmente se entregó en la ciudad de México ante el temor de ser linchada luego de conocerse el macabro caso.


    Al realizarse las investigaciones, se supo que las hermanas González Valenzuela regenteaban varias casas de citas en Lagos de Moreno, Jalisco; León y San Francisco del Rincón, en Guanajuato. En esos lugares, los policías rescataron a numerosas mujeres que eran obligadas a prostituirse.

    CUENTO DE HORROR

    La historia que las mujeres contaron a los judiciales les herizó los cabellos a los agentes policiacos, pues ellas narraron cómo algunas de sus compañeras fueron golpeadas y torturadas por sus matronas e incluso varias fueron asesinadas y enterradas dentro del mismo predio dónde eran explotadas.


    Las víctimas relataron a las autoridades que nunca las dejaban salir de las casas de citas, y que cuando resultaban embarazadas les practicaban abortos y en caso de nacer los niños, éstos eran asesinados por las lenonas.


    Según el relato de las rescatadas, “Las Poquianchis” también asesinaban a aquellas prostitutas que “ya no les servían” a quienes sepultaban vivas en un panteón clandestino ubicado en el poblado de Los Ángeles, en San Francisco del Rincón. Este “trabajo” era realizado por el capitán del Ejército, Hermenegildo Zúñiga Maldonado, conocido como “El Capitán Águila Negra”, quien fue amante de Delfina y protector de las lenonas

    NEGRA HISTORIA

    Las Poquianchis eran originarias de El Salto de Juanancatlán, Jalisco, donde se iniciaron en la prostitución y fundaron su primera casa de citas.


    En esa época, a las hermanas González Valenzuela les fue puesto el mote de “Las Poquianchis” dada la forma voluminosa de sus caderas. Incluso uno de sus primeros prostíbulos fue bautizado como El Poquianchis, mismo que fue clausurado en el año de 1940 dada a las irregularidades que desde entonces empezaba a presentar al maltratar


    a sus “empleadas”.


    El negocio de la carne empezó a ser una mina de oro para las hermanas González Valenzuela, por lo que decidieron abrir otras casas de citas en San Francisco del Rincón. Uno de ellos fue el Guadalajara de Noche, el cual posteriormente se supo que también fue empleado como cementerio clandestino.


    Las Poquianchis abrieron otro Guadalajara de Noche en Lagos de Moreno, el cual fue clausurado en 1963 a raíz de una balacera entre policías estatales contra federales dentro del cabaret, donde falleció Ramón Torres, apodado “El Tepo” y quien era hijo de Delfina.
    CORRUPCIÓN

    Según el relato de las hermanas González Valenzuela, las técnicas que usaban para instalar un prostíbulo primero consistía en hacer amistad con las autoridades para estar protegidas. En muchas ocasiones se hicieron amantes y proporcionaron dinero a funcionarios locales para asegurar que su negocio no fuera cerrado.


    Ya instaladas en sus cabarets, “Las Poquianchis” contrataban personas que recorrieran la República para buscar adolescentes de entre 13 y 15 años de edad, para que por medio del engaño y la extorsión las condujeran a sus negocios, donde una vez que entraban eran mantenidas en cautiverio para prostituirlas.


    Las jovencitas reclutadas eran encerradas, dejadas sin comer y golpeadas, para que accedieran a venderse. Algunas de las víctimas narraron que llegaron a las casas de citas desde niñas y pasaron meses o hasta un año encerradas en cuartos para ser “convencidas” de rentar su cuerpo a los clientes del cabaret.


    Una vez “convencidas”, las jovencitas eran aleccionadas en las artes amatorias, primero les enseñaban cómo vestirse y maquillarse, así como las técnicas para ejercer el oficio más antiguo, pero siempre eran objeto de amenazas, pues no podían platicar con los clientes o entre ellas y así evitar cualquier intento de fuga.

    AMENAZADAS

    Cuando alguna de las jóvenes era descubierta desobedeciendo las órdenes, era mandada a golpear a palos por sus compañeras. Las hermanas González Valenzuela les decían a las mujeres que ellas eran poderosas y podrían mandar matarlas a ellas o sus familias si lograban escapar.


    Cuando algunas de los meretrices enfermaba o ya estaba muy vieja para poder ejercer la prostitución, las dejaban a hacer los trabajos domésticos más duros, dormían a la intemperie y las dejaban sin comer. En caso de que no murieran de inanición o enfermedad, las golpeaban brutalmente o las apedreaban.


    Una vez muertas, “Las Poquianchis” enterraban a las mujeres en el patio de cualquiera de sus propiedades para no llamar la atención. Para estas macabras acciones invitaban a las demás prostitutas para así involucrarlas en los ilícitos y mantenerlas de alguna forma comprometidas al hacerlas sentir cómplices de los crímenes.


    Después de tres o cuatro meses de haber enterrado un cadáver, el cuerpo era exhumado y quemado con gasolina para borrar cualquier rastro.

    PENA MÁXIMA

    Luego de varios meses que duró el proceso que consistió en careos e interrogatorios, finalmente Delfina, María de Jesús y María Luisa González Valenzuela, fueron acusadas de lenocinio, secuestro y homicidio calificado y recibieron la pena máxima de 40 años de prisión, sin embargo dos de ellas murieron tras las rejas antes de


    poder obtener su libertad.


    Delfina, conocida como La Poquianchis Mayor, falleció a los 56 años en la cárcel de Irapuato, el 17 de octubre de 1968; María Luisa, apodada “Eva La Piernuda”, perdió la vida en su celda de la cárcel municipal de Irapuato en noviembre de 1984 luego de ser consumida por un cáncer hepático y María de Jesús fue la única que falleció en libertad.


    Con la muerte de estas tres mujeres que hicieron historia, se cerró un ciclo dentro en las páginas del periodismo policiaco en México.


    El caso de “Las Poquianchis” fue tan famoso que incluso fue el argumento de obras de teatro, películas y libros de algunos connotados literatos que adaptaron la historia en un macabro cuento. Sin embargo, la verdadera historia, siempre será más cruda y sangrienta que cualquier texto o película que pudo o podrá hacerse.









     
  2. Felino 77

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    que crueles.. deberian haberles abierto las celdas y que se encargaran de ellas..
     
  3. LRenard

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    que terrible la historia
     
  4. DeathCriss

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    INCREÍBLE la maldad en algunas personas que para obtener algo no muestran piedad o remordimiento en los medios usados para ello