Relato: Spoiler Durante los últimos tres meses, Bibiana había recibido dinero de su novio José para su boda. José estaba en Chicago, trabajando en una construcción con sus tíos que habían estado en los Estados Unidos por cerca de diez años. Hoy, le enviaría la última parte del dinero que necesitaba para su vestido de novia. Ella estaba muy emocionada por muchas razones. Por supuesto, por comprar el vestido al que le había echado el ojo desde que José le propuso matrimonio, pero también por la oportunidad de ir a Tijuana, un viaje de tres horas desde su pequeño pueblo. Bibiana llamó a su primo Mario que vivía en Tijuana. Él Trabajaba en el negocio de su padre, una tintorería y siempre se la pasaba bien con Bibiana cuando visitaba Tijuana. Siempre los mejores restaurantes y discos, nada era demasiado bueno para su primita de provincia. Incluso le ayudó a encontrar el vestido a través de sus contactos en el negocio de tintorería. También insistió en comprarle un magnifico velo. El viaje en autobús a Tijuana llevó más tiempo de lo habitual. Bibiana estaba lista para bajarse del autobús y relajarse en el condominio con vista al centro de la ciudad de Mario. Se preguntaba si la llevaría a comer mariscos, su platillo favorito. Cuando el autobús se acercó a la estación, vio a Mario. Se veía guapo de traje. Se preguntó como se vería José con su traje de boda. Su familia era pobre y no gastaba su dinero en cosas materiales. Sin embargo a ella no le importaba. Estaba enamorada de él y el dinero no le importaba. Además, sonrió, mientras se bajaba del autobús, siempre había tenido a Mario para las cosas buenas de la vida. "¡Bibiana, preciosa!", Gritó. Ella se sonrojó cuando se bajó del autobús. Bibiana era la más joven y más hermosa de todas sus hermanas. Los hombres de su pueblo decían que ella y sus hermanas eran las criaturas más hermosas de todas las que habitaban en el pueblo. Incluso en una gran ciudad como Tijuana , ella se sentía como toda una diosa. Mario insistía en comprarle ropa sexy para cuando saliera con él. "Oye, tengo una imagen cuidar", bromeó. Bibiana pensaba que él era todo un playboy. "Esta noche vamos a El Pescador", dijo. "Y después de eso un poco de baile, ¿eh?" Claro, primo ", dijo. "Pero primero, déjame descansar un poco." "Por supuesto que si Bibi", dijo. "Te tengo un nuevo atuendo para que te lo pruebes." Los ojos Bibiana se iluminaron. Amaba estrenar. Mario era tan bueno con ella y su familia. Debido a que tenían la misma edad eran muy cercanos, pero aún así enviaba joyas a sus hermanas mayores, vestidos a su madre, licores y cigarros a su padre. Incluso José había recibido un par de tenis caros y una chamarra de cuero la Navidad pasada. La generosidad de Mario no tenía límites. En la cena, Mario levantó un vaso para el brindis. "Por Bibiana, la mujer más bella del mundo. Y por José, allá en Chicago, el cabrón más afortunado del mundo. Salud!" Bebieron y Bibiana habló: "Un brindis por Mario, el mejor primo que se puede pedir. Y en nombre de mi querido José, te pido que seas su padrino en la boda. " Mario se conmovió y aceptó amablemente. Tomó la mano de Bibiana y la besó suavemente. "Por ti, querida prima, haría cualquier cosa. Cualquier cosa." Esa noche, bebieron más de lo habitual en la celebración, por el nuevo vestido, el velo, y la oferta de ser el padrino de la boda. Llegaron a su departamento del brazo. Abrieron la puerta, se dirigieron directo al sofá y se dejaron caer en el, chocaron uno contra el otro, y rieron histéricamente. "Bibi, tengo que confesarte algo." Sí, primo ". "Eres tan hermosa." Bibiana se echó a reír. "¡Si yo tuviera un dólar por cada vez que me han dicho eso! Eso no es una confesión." "No, Bibi, no lo es. Eso es sólo parte de lo que quiero decirte. Bibi, estoy enamorado de ti. Siempre lo he estado. Desde que éramos pequeños y nadabas desnuda en mi piscina. Tú fuiste la primera chica me besó. Siempre te he querido. Por favor, Bibi, quiero darte un beso. Quiero hacerte el amor. " Bibiana se sorprendió con esa confesión. "Mario no puede ser. Estoy enamorada de José." Mario se inclinó y trató de besarla. Ella se apartó y él cayó de bruces sobre el sofá. Ella se deslizó por la orilla. Mario levantó la vista, en parte, avergonzado, en parte, triste. "Oh, Bibi, ¿qué he hecho?", Gritó. "Lo siento, Bibi. Por favor, por favor, perdóname". Él estaba llorando y el corazón de Bibiana se compadecía de su primo. Entendía sus sentimientos. Sabía que su poder femenino para hechizar a los hombres iba más allá de lo normal. Ella no podía creer que su primo se hubiera enamorado de ella, pero había sucedido. Se dio cuenta que su primo la necesitaba y que tenía que consolarlo. Después de todo, él había hecho tanto por ella y por su familia. Sin duda, podía perdonar este momento de borrachera. "¡Mario. Mario!" Mario dejó de sollozar y se volvió a Bibiana. "Mario, ¿te acuerdas de cuando éramos niños y jugábamos a que tú eras un fotógrafo y yo era una modelo?" Mario asintió con la cabeza. "Puedo modelar para ti, mira, solía posar así para ti." Ella empezó a hacer unas lindas poses para él, pero él seguía inconsolable. Vio su rostro lleno de dolor y remordimiento. Sabía que tenía que hacer algo más. Todavía estaba un poco borracha por lo que decidió provocarlo con su amplio escote. Eso llamó su atención. Lentamente se quitó la blusa. Entonces ella tomó su mano y lo besó. "¿Te sientes mejor ahora?" Le preguntó. Mario se encogió de hombros, con los ojos fijos en sus puntiagudos pechos. Bibiana se quitó la falda y lo abrazó, le susurró "te daré lo que quieres si me prometes que no habrá más. No puede haber más. ¿Comprendes? Sólo esta vez. Sólo por esta noche." "Ok, te lo prometo." Bibiana vio a Mario desnudarse. Ambos estaban desnudos. Hacia apenas quince años ambos estaban desnudos en su piscina, su pequeño pene y su escroto arrugado la habían hecho reír. Ahora estaba bien dotado, más que José, que parecía pequeño en comparación con su primo. Mario se arrodilló frente a Bibiana y agarró su redondo culo . Hundió la cara en el nido recordado de su oscuro pubis. Hambriento lamió los gruesos labios de su vulva y el clítoris. Mientras él se deleitaba con su raja, le metió un dedo en el ano. José, incluso en su momento más apasionado, nunca había sido tan agresivo. Ella estaba empezando a venirse y sabía que tenía que recompensar a su primo por su excelente servicio. Ella le devolvió el favor, se puso de rodillas y comenzó a chuparle la verga. Bibiana era una buena chica, lo que significaba que no perdió su virginidad hasta que salió de la preparatoria. Pero eso no significaba que no supiera tratar una verga. Ella se la mamó como una profesional, la lamío de arriba a abajo, le chupó la cabeza hasta que probó el líquido preeyaculatorio. Bibiana supo que Mario había tenido suficiente cuando la agarró del pelo y la levantó. Ella obedeció. Ella estaba lista para coger. Ella abrió las piernas y él la penetró por atrás. Poco a poco su gruesa serpiente penetró en su estrecha cueva. Ella gimió cuando su longitud total estuvo dentro de ella. Él hizo los brazos de Bibi hacia atrás y se la empezó a coger. Bibiana estaba en la mitad de su segundo orgasmo cuando su teléfono sonó. Mario se detuvo un segundo y le dijo que contestara. Bibiana protestó, pero él insistió. "Pero, José," gritó ella. "Contesta", exigió. Cuando Bibiana empezó a hablar, Mario comenzó a penetrarla lentamente. "Sí, querido. Estoy aquí en Tijuana. Sí, con Mario. Tengo el vestido. ¡Oh, Dios ... es hermoso. " Ella apretó los dientes cuando Mario empujó más profundo y apretó sus caderas contra las nalgas de Bibi. "Sí, le pedí que fuera el padrino". Mario se inclinó hacia Bibiana y con una serie de intensas arremetidas comenzó a venirse dentro de ella. "Sí, él no podría estar más emocionado!", Explicó. "Apenas puede contenerse". Con eso, se despidió y colgó el teléfono. Mario se la sacó y ella sintió gotas y gotas de leche caliente corriendo por sus suaves muslos.
