Dulces de seda: 100% natural

Carlos es un chico que recién salio de la universidad, pelo castaño claro, moreno, alto y delgado, ojos café. Estaba en el promedio.



Todo estaba planeado, su viaje a una reserva con sus amigos y unas cabañas en el bosque que rentaron para celebrar su salida de la escuela. Salvo que a Carlos se le ocurre a explorar un poco mas y por ello se encuentra perdido.
Desesperado, vaga por el denso y verde bosque, internándose mas sin saber a ese cálido y húmedo hábitat. Lleva un par de días así y para colmo atravesó unos arbustos con espinas que pronto se dio cuenta que tenían veneno. Al menos eso pensó ya que comenzaba a tener fiebre, pies pesados y escalofríos con sudor.


Ya por angustia o resignación estaba caminando mas lento para luego detenerse y caer al suelo perdiendo la conciencia.
No sabe cuanto tiempo paso pero estaba despertando, algo mareado ve a su alrededor. No era el lugar en el que estaba antes. Parece la parte mas profunda del bosque, sus arboles altos y frondosos llenos de un verde vigoroso, el suelo tiene un suave tapete de pasto suave. El suave ruido del rio que corre le llama la atención. A pesar de que no conoce el lugar solo se respira un ambiente fresco y tranquilo.


Se da cuenta que en el suelo hay una pila de frutas y moras, con el hambre que tiene no lo piensa y come desesperadamente, tanto que no escucha llegar al habitante de ese lugar.


-la comida no se va a ir. Relajate.


Carlos se sorprende al escuchar el comentario y al darse vuelta se sorprende mas a lo que ve.
Una chica de figura atlética y voluptuosa. De 1.70 de altura. Su piel es de color verde claro, pelo largo que llega a sus piernas, ondulado y de color verde oscuro. Ojos vivaces almendrados de color avellana, labios carnosos que tiene un tono verde olivo. Su pelo apenas cubre sus pechos llenos y redondos, sus piernas torneadas y un trasero redondo, sus orejas ligeramente puntiagudas son adornadas por unas bayas rojas en forma de aretes. Su apariencia llega a recordar a una dríada de los cuentos.


-que...yo...eres??.


el chico dice nervioso mientras ella lanza una suave risa.


-estarías mas a gusto si te digo que soy vani y estas seguro??.
-eso creo.
-te he traído para que te recuperes, curándote del veneno.


Carlos se queda quieto por un instante, no le da tiempo de preguntar otra cosa porque vani camina a el con movimientos suaves de cadera. Conforme se acerca a el, ahora se percata de un aroma fresco y dulce, parecido a frutas pero de forma sutil.
Una vez cerca, ella toma el brazo de Carlos y lame la parte donde tenia los rasguños para neutralizar el veneno. lame de forma lenta en todas esas partes hasta llegar a su mejilla donde pasa su lengua por ultima vez y le da un beso para terminar.
El siente la calidez de los cuerpos tan juntos, ahora suda por nerviosismo, por otro tipo de calor. No lo soporta mas y le da un beso a vani mientras la acerca tomándola de la cintura.


Sus lenguas juegan mientras se besan, para el es una experiencia diferente ya que ahora disfruta esos labios con un sabor a menta, no lo puede creer del todo. Acariciar esa piel suave, recorrer su espalda, explorando hasta llegar a esos montes que están al frente.
Presiona los pechos, juega con los pezones y los jala, provocando que ella suelte un gemido suave. Continúan acariciándose mientras se besan mas y prueban sus cuellos chupándolos en ocasiones.
Carlos baja sus labios hasta llegar a sus prominentes pechos. Los lame chupando los pezones, jalándolos con sus labios. Para su sorpresa degusta un sabor a mango. Exitandolo mas, chupa y mordisquea los pechos, vani se muerde el labio inferior aguantando los gemidos pero no puede mas y grita de placer.


Con respiración agitada, el se quita su ropa mostrando ya su firme miembro, ella sonríe y lo acuesta para ponerse en posición de 69, así ella comienza a chupar y lamer el duro miembro, saboreandolo, tomándose su tiempo. Carlos se retuerce de placer y lame la suave vulva, literalmente es la mas dulce que ha probado ya que tiene un sabor a durazno.
Ambos se dan placer de forma oral, deteniéndose solo para gemir o para disfrutar ese momento. Vani se detiene de forma repentina y se voltea para estar cara a cara. Ambos ya saben lo que sigue, ella guiá el miembro que aun esta firme a la húmeda entrada hasta introducirlo todo en un movimiento.
Ambos gritan de placer y gimen mientras ella mueve sus caderas montandolo mientras apoya sus manos en el torso de Carlos para moverse mejor.


Moviéndose rítmicamente vani apresura el paso extasiada y a su vez el jadea sudoroso por el placer. No había tenido una relación tan peculiar que en lugar de sudar su pareja, destilara varias fragancias florales mientras se excita, desde rosas pasando por margaritas y tulipanes, aromas agradables en conjunto de gemidos de placer. Carlos da la ultima embestida llenando a vani de su cálido semen mientras que ella arquea su espalda mientras se contrae su interior pidiendo y exprimiendo hasta la ultima gota.


Carlos parece cansado en comparación de su pareja que se ve contenta mientras lo ve.
-ufff....tengo que pedirle permiso a tu padre para salir contigo.
-si quieres ahora mismo, el esta a nuestra derecha.


Sorprendido, voltea a ver un gran roble y trata de moverse entre asustado y avergonzado, mientras que ella suelta una risa sonora y lo calma.
-solo es una broma, pero puedes regresar de preferencia en primavera, es hora de dormir.
Le da un beso profundo y Carlos se va adormeciendo hasta quedar inconsciente de nuevo. Al despertar siente como el sol ilumina su rostro, parece que lo llaman entre sueños pero al recuperarse por completo se da cuenta que lo llaman sus amigos preocupados ya que lo estaban buscando hace días, se da cuenta que esta cerca de las cabañas.

Aun recuerda esa mezcla de fragancias, siente algo en su bolsa, son un par de bayas y mientras sonríe va a reunirse con sus amigos.