[6] CUENTO DE CONCURSO: La expedición maldita

LA EXPEDICIÓN MALDITA


Por - zquare​

La nave mercante por fin abandonaba la zona ártica y en silencio regresábamos de la expedición que costó algunas vidas.

Dos meses antes habíamos zarpado del Puerto Fabrés con una tripulación conformada por cazadores y marineros, todos contratados por el magnate Theodor Wilmons, quien en su afán de ampliar su colección de animales exóticos, había decidido encomendarnos la misión de capturar con vida un ejemplar de lobo ártico. La paga era espectacular, por eso no pudimos rechazar la oferta y abordamos el Canto de Sirena, dispuestos a soportar el frío y la rudeza de la zona más gélida del mundo.

A finales del primer mes llegamos sin novedad a las tierras árticas.

El viejo Jhon y su hijo Alejandro, a quien apodábamos “el come focas”, habían explorado anteriormente la zona, así que no tuvimos inconvenientes en encontrar los caminos hacia los bosques de nieve y las montañas rocosas, zonas donde habitaba nuestra presa.

Acampamos en el valle blanco, rodeado de colinas de hielo y dunas de nieve. El frío era espantoso, así que nos reuníamos en la gran fogata a calentar nuestros cuerpos y el alimento. Amenizábamos la charla con vino caliente, escuchamos grandes proezas de los cazadores y marineros que rozaban los límites de la fantasía, pero que al menos servía para romper el silencio de aquellos días interminables.

Cuando divisamos la primera manada le seguimos el rastro de cerca. El ambiente era extraño, a veces éramos nosotros quienes nos sentíamos acechados y con miedo a ser cazados. Nuestros sueños eran interrumpidos por los aullidos y más de alguna vez nos pareció ver el brillo de unos ojos observando desde la oscuridad. Para algunos era difícil dormir sabiendo que afuera una manada de lobos nos podría estar rodeando. Aunque teníamos nuestras armas a mano y bien cargadas, temíamos por si no reaccionábamos a tiempo ante un ataque.

Fue entonces cuando tuvimos en la mira a los animales cuando todo pasó. El plan era dividir la manada mediante disparos al aire, un grupo avanzó silenciosamente para posicionarse frente a ellos, percutó unos tiros y otro grupo en la retaguardia hicieron lo mismo, a los animales no les quedó otra alternativa que correr por la estrecha colina que los dividía hacia el este, allí un tercer grupo esperábamos con las redes esperando atrapar un ejemplar joven, esas fueron las especificaciones del magnate. Cuando los animales pasaron a toda carrera hicimos nuestro trabajo, capturamos a una cría que venía rezagada y la metimos en la jaula. El plan fue un éxito.

Ese día celebramos nuestra victoria, danzamos y nos emborrachamos alrededor de la gran fogata que parecía danzar con nosotros con sus ondulantes lenguas de fuego, al amanecer estaríamos lejos de aquel paraje blanco y monótono, rumbo a nuestro cálido hogar y con los bolsillos llenos de dinero.

Adentrada la noche unos gritos y el ruido de las balas nos despertaron, ellos estaban de vuelta para recuperar al cachorro, Alejandro el come focas se hallaba en el piso, inerte, con la cara desgarrada por los mordiscos de los animales, otro cuerpo era devorado a los pies de la fogata que aun serpenteaba, habían lobos por todos lados, nuestro miedo se hacía real, estábamos rodeados.

Alancé a cargar mi arma antes que una bestia me atacara, no dudé en presionar el gatillo y correr por mi vida, aún así otro lobo alcanzó a morder mi hombro mientras huía, el dolor fue insoportable y sentí como me derrumbaba, pensé en mi final. Escuché el mazazo que le propinó el Capitán Dickens a mi atacante, quien rodó por el piso entre aullidos, al instante tomó mi arma y le disparó tres veces. Me ayudó a levantarme y a llevarme con los otros quienes se replegaron unos metros más atrás.

Una sombra enorme pasó frente a nosotros y luego sentimos el grito desgarrador del viejo John que pareció partir en dos aquella noche. Nos abrimos pasó con antorchas y balas, cuando llegamos junto a él era muy tarde, la bestia había desgarrado sus entrañas. Nunca nos imaginamos tal fuerza en aquellos animales salvajes, así que retrocedimos, protegimos nuestro motín y resistimos aquella interminable noche.

Cinco murieron, el resto surcamos el mar Ártico de regreso a nuestra tierra. Pasamos gran parte del día en nuestros camarotes intentando dormir y olvidar la tragedia. Pero afuera se escuchan truenos y la nave cruje por el zarandeo de olas que cada vez parecen crecer. Los marineros más viejos presagian tormenta, el capitán Dickens nos dice que mantengamos la calma y no salgamos de nuestros camarotes, pero es imposible estar tranquilo en un momento así.

Para los nervios me han dado algo muy fuerte para beber, lo mismo que usan para desinfectar mi herida que arde como si me estuviera quemando. Siento que el ron hace efecto y entro en un estado que no sé si estoy despierto o soñando.

Siento aullidos dentro de mi cuerpo, mi sangre hierve, el corazón se acelera y quiere salir por la boca. Veo a los malditos lobos persiguiéndome y abalanzándose contra mí, pero estos no me hacen daño, sino que entran en mi cuerpo, aúllan, siento el sabor de la sangre en mi boca antes de abandonar mi conciencia.

Cuando vuelvo en sí, veo que estoy en la cubierta del Canto de Sirena, el cielo está gris y llueve torrencialmente, el barco escala una enorme montaña de agua… y es extraño pero no siento miedo alguno. Regreso a mi camarote preguntándome cómo es posible que no recuerde haber salido de allí, siento que algo ha ocurrido. Me doy cuenta que no vi a ningún marinero en la cubierta, entonces me dirijo al camarote del capitán. Abro la puerta y veo la espantosa escena; Dickens yace en un charco de sangre y le falta la mitad del cuello. Abandono el lugar y desesperado busco ayuda, pero lo único que encuentro son cuerpos despedazados y ensangrentados. Temo lo peor.

Escucho un aullido que proviene de las bodegas, se me viene a la mente la imagen de los lobos devorando el rostro de Alejandro y corro hacia aquel lugar intentando encontrar una respuesta. Voy bajando las escaleras y soy replegado a balazos, diviso algunos cazadores que me insultan y gritan, creen que yo estoy matando a los demás para quedarme con la paga de la presa capturada, trato de negarlo pero no me escuchan, han vuelto a cargar sus armas, me disparan y tengo que huir.
Otra vez estoy huyendo y siento el miedo, escucho unos pasos afuera, me escondo en una pequeña bodega. Me doy cuenta que mis ropas están ensangrentadas y tengo una herida de bala en el pecho, mi cuerpo hierve, la fiebre se apodera de mi y caigo en un sueño inevitable.

Sueño que estoy transformado en una bestia, soy un lobo ártico. Parte de mi pelaje blanco y gris se tiñe de rojo sangre, mis fauces se hunden en el cuello de Martins, uno de los malditos que me disparó cuando fui a la bodega, siento su sangre que baja por mi garganta y con rudeza arranco trozos de su piel. Los otros han advertido el grito, lanzan maldiciones pero temen salir de su guarida, la tormenta aún no acaba y ruge como un animal herido, el barco parece hundirse en un abismo de agua. El Canto de Sirena lucha para resistir los estoques del mar. El sueño parece tan real.

Escucho el fuerte oleaje, los truenos, el crujido de la madera, el agua golpeando la cubierta de la nave, el viento rasgando las velas, huelo la sangre, me impregno del olor a miedo y a peligro. Despierto, me exalto al darme cuenta que aún no regreso a mi cuerpo, me pregunto cuándo acabará esta maldita pesadilla, y no alcanzo a reaccionar cuando veo una red que cae sobre mí, ¡me han atrapado!, lanzo mordiscos y no puedo zafarme, mi instinto salvaje lucha por la liberación pero no logro el éxito, un hombre esta frente a mí y apunta su rifle, huelo la muerte que se aproxima, cierro los ojos y un dolor intenso acompaña la bala.

Me arrojaron al mar, siento como mi cuerpo retorna a su forma humana… pero es tarde, no tengo fuerza, no siento mi espalda, mis manos están enlazadas a la red, no puedo zafarme, cierro los ojos mientras el agua inunda mis pulmones, mi alma lanza un último aullido mientras me hundo en la oscuridad. ​

 

Coincido con Avers Sasami, el protagonista cree que es un sueño pero no lo es, porque se convierte en lobo y ataca a los del barco ya que no esta conciente de su estado, y al final cuando esta moribundo vuelve a su estado humano y es arrojado al mar.

 

Eso de la originalidad es una opinión personal y ya es OTRA COSA, pero en lo otro estas completamente equivocada, no creo que el escrito de para una doble interpretación. Saludos