La moneda AnarcoCapitalista eliminara al Estado para siempre?

Tema en 'Debates' iniciado por @RealLibertario, 7 Ene 2017.

  1. AxLogan

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    Desde el Mises Institute para NorteIgnorancia:

    El mito de la moneda bitcoin

    Muchos economistas y comentaristas financieros creen que en un mercado regulado de la economía de Internet pueden crearse nuevas formas de monedas que eviten la supervisión del banco central y el gobierno. La última novedad es la aparición de un nuevo medio electrónico de intercambio, Bitcoin (BTC). Bitcoin fue lanzada el 3 de enero de 2009 por su inventor, un programador llamado Satoshi Nakamoto.

    La idea básica detrás de bitcoin es crear, por medio de un algoritmo matemático, un bien digital que sea escaso y fungible.

    Nakamoto ideó un sistema de software que permitía a la gente obtener bitcoins como recompensa por resolver complejos problemas matemáticos. Las monedas resultantes se usan luego para el comercio en línea. Nakamoto también dispuso que el número de bitcoins no pueda exceder nunca de 21 millones.

    Algunos expertos sostienen que bitcoin desplazará al dinero fiduciario existente y dará paso a una nueva era de banca libre, que finalmente eliminará la amenaza de inflación.

    Por desgracia, es un sueño imposible. El dinero electrónico no reemplazará al papel moneda fiduciario. La creencia de que puede, deriva de no entender la naturaleza y función del dinero y cómo aparece en el mercado.

    Para ver dónde se equivoca esta visión, veamos primero cómo se genera el dinero. El dinero deriva de las condiciones de trueque que permite formas más complejas de comercio y cálculo económico. La característica que distingue al dinero es que es el medio general de intercambio, desarrollado por la empresa privada a partir del producto más vendible. Sobre esto, Mises escribió:

    Habría una tendencia inevitable para los menos vendibles de las series de bienes utilizados como medios de intercambio a ser rechazados uno tras otro hasta que finalmente quedara un solo producto, que fuera utilizado universalmente como medio de intercambio; en una palabra, dinero. (La teoría del dinero y del crédito)

    En resumen, el dinero es la cosa por la que se cambian todos los demás bienes y servicios. Además, el dinero debe aparecer como un producto. Un objeto no puede utilizarse como dinero salvo que ya posea un valor de intercambio basado en algún otro uso. El objeto de tener un precio pre-existente por él para ser aceptado como dinero.

    ¿Por qué? La demanda de un bien deriva de su beneficio percibido. Por ejemplo, la gente demanda alimentos por la nutrición que ofrecen. Con respecto al dinero, la gente lo demanda no para uso directo en consumo, sino para intercambiarlo por otros bienes y servicios. El dinero no es útil por sí mismo, sino porque tiene un valor de intercambio, es intercambiable en términos de otros bienes y servicios.

    El beneficio que ofrece el dinero es su poder adquisitivo, es decir, su precio en términos de bienes y servicios. Por consiguiente, para que algo sea aceptado como dinero, debe tener un poder adquisitivo pre-existente: un precio. El precio solo podría haber aparecido si tuvo un valor de intercambio establecido en el trueque.

    Una vez que algo se convierte en aceptado como medio de intercambio, continuará siendo aceptado aunque desaparezca su utilidad no monetaria. La razón para esta aceptación es que la gente posee ahora información previa acerca de su poder adquisitivo. Esto a su vez les permite formular la demanda de dinero.

    En resumen, la clave para la aceptación es el conocimiento del poder adquisitivo previo. Es este hecho el que hizo posible a los gobiernos abolir la convertibilidad del papel moneda en oro, abriendo así el camino a la introducción del patrón papel. Repito que aquí lo crucial es que un objeto debe tener un poder adquisitivo establecido para que sea aceptado como medio general de intercambio, es decir, dinero.

    En el sistema monetario actual, el centro de la oferta monetaria ya no es el oro, sino monedas y billetes emitidos por gobiernos y bancos centrales. Consiguientemente, monedas y billetes constituyen el dinero estándar que conocemos como efectivo y que se usa en transacciones. A pesar de esto, es el enlace histórico con el oro el que hace al papel moneda aceptable en el intercambio.

    Observad que un bitcoin no es una cosa: es una unidad de una divisa virtual inmaterial. Un bitcoin no tiene forma material, así que desde esta perspectiva la idea de que podría reemplazar de alguna manera al dinero fiduciario no es defendible.

    Bitcoin solo puede funcionar mientras las personas sepan que pueden convertirlo en dinero fiduciario, es decir, en efectivo a la vista (ver, por ejemplo, Lawrence H. White “The Technology Revolution And Monetary Evolution”, 14ª conferencia monetaria anual del Instituto Cato, 23 de mayo de 1996).

    Sin un marco de referencia o una vara de medir, no es posible la introducción de nuevas formas de realizar transacciones. Sobre esto, Rothbard escribió:

    Igual que en la naturaleza hay una gran variedad de habilidades y recursos, hay una variedad en la mercabilidad de los bienes. Algunos bienes son más ampliamente demandados que otros, algunos son más divisibles en unidades menores sin pérdida de valor, algunos son más duraderos en el tiempo, algunos más transportables a larga distancia. Todas estas ventajas suponen una mayor mercabilidad. Está claro que en toda sociedad. Los bienes más vendibles serán seleccionados gradualmente como medios de intercambio. Al ser seleccionados cada vez más como medios, su demanda aumenta debido a su uso y por tanto se harán aún más vendibles. El resultado es una espiral que se refuerza: más mercabilidad genera un uso más amplio como medio que genera más mercabilidad, etc. Al final, uno o dos productos se utilizan como medios generales (en casi todos los intercambios) y a ellos se les llama dinero. (Murray N. Rothbard, What Has Government Done to Our Money?)

    Fue a través de un prolongado proceso de selección como la gente estableció el oro como producto más vendible. Por tanto el oro se ha convertido en el marco de referencia para diversas formas de pago. El oro formó la base para el valor del dinero fiduciario actual.

    Aparte, bitcoin no es una nueva forma de dinero que reemplace a formas previas, sino más bien una nueva manera de emplear el dinero existente en transacciones. Como bitcoin no es dinero real sino simplemente una forma distinta de emplear dinero fiduciario existente, evidentemente no puede reemplazarlo.

    El hecho de que el precio de los bitcoins se haya disparado últimamente implica que la gente asigna un alto valor a los servicios que ofrece empleando el dinero existente. No es distinto del caso de un país que impone restricciones a llevarse fuera el dinero, en el que la gente aceptará pagar un alto precio por medios diversos para asegurarse su dinero.

    Resumen y conclusión
    Frente a la moda reciente, creemos que bitcoin no es dinero sino más bien una nueva forma de emplear dinero existente en transacciones. El hecho de que el precio de los bitcoins se haya disparado últimamente implica que la gente asigna un alto valor a los servicios que ofrece y nada más.
     
  2. @RealLibertario

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    ves como mientes mentirosillo :1313: huerta no se ha burlado del bitcoin, solo son comentarios d alumnos. En cuanto a la teoria d mises, cumple todos los puntos desde un punto d vista por ej el del valor, su valor es no ser manipulado por gobernantes ni por nadie, ademas q su robo es extremadamente dificil, su anonimato cuando se usa bien, desde ese punto d vista es mucho mas valioso q el oro, da lo mismo q no se puedan hacer joyas con bitcoin, es irrelevante, porq cumple su funcion d dinero plenamente, al no ser manipulado por politicos, es mas estable q otras divisas ya q no se puede emitir en demasia o quitarlo autoritariamente, es inmune a la inflacion y eso lo hace mas estable en el largo plazo, y eso lo hace mas confiable, hay muchos graficos q demuestran la estabilidad del bitcoin creciendo a travez d los años, toda moneda y el oro es manipulable o expropiable por gobernantes y eso los vuelve mucho mas inestable e impredecibles q el bitcoin o cualquier otra criptomoneda. Todos los puntos contestados
     
  3. @RealLibertario

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    esta nota es del 2013 y ya la habia leido, se comete un error al no reconocer el valor del bitcoin como moneda pura, aunq no se puedan hacer joyas con el, su inviolavilidad la hace extremadamente valiosa y por eso cumple plenamente su funcion d dinero, por eso es la moneda del futuro
     
  4. AxLogan

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    1- O sea que aceptas que sólo tiene valor como medio de intercambio y no tiene valor en tanto mercancía, esto es, no tiene valor en sí mismo?
    2- viste los cambios en el valor del btc? Es volátil, no sirve como deposito de valor, no sirve tanto como otra moneda más estable, y por el mismo motivo falla como unidad de cuenta.
    3- No sólo alumnos, en ese grupo participan activamente Rallo y Bagus, por ejemplo. Bagus de hecho hace clases en el máster de Huerta.
    4- No hay ninguna persona que te diga que el btc cumpla con el teorema de regresión de Mises, sin cumplir eso, es dificil ver como Mises y sus discípulos (como Rothbard) apoyarían el bitcoin por sobre el oro
    5- Las posturas que tú estás copiando de algunos austriacos y la que aparece en el articulo que pegaste, es la de que el bitcoin es mejor que el dinero fiat, no que el bitcoin sea mejor que el oro. Es más, te desafío a que cites a un austriaco diciendo que el bitcoin es mejor que el oro.
     
  5. @RealLibertario

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    1. es que si tiene valor en si mismo por no ser dependiente d politicos, aunque no se puedan hacer joyas con ella, hay defensores de la escuela austriaca q interpretan a mises de esa forma, lee lo q copie y pege

    2, es menos volatil que el petroleo y twitter por ej, lee el link
    http://www.coindesk.com/bitcoin-where-wall-street-and-silicon-valley-meet/
    pregunta donde preferirias q estuviera tu dinero dependiendo de politicosy sus guerras, impuestos, crisis, corralitos, expropiaciones, etc, o no dependiendo d ellos, responda. Eso hace el bitcoin mas estable y confiable y valioso en si mismo

    3.pero no se rien del bitcoin
    4.y5 lea lo d abajo



    El teorema regresivo de Mises intenta explicar cómo una moneda adquiere valor, basándose en dos ideas. El dinero es un proceso evolutivo de mercado, como sostuvo Carl Menger y las monedas debían probar que poseían unas utilidades no monetarias valoradas por el mercado (tales como la ornamental e industrial), antes de ser reconocidas como moneda.

    ¿Puede aplicarse el teorema regresivo del dinero de Mises a Bitcoin?

    Se trata de una de las escasas explicaciones aportadas desde la teoría económica al origen del valor de las monedas. Con la aparición de las monedas criptográficas, este teorema se ha integrado en el intenso debate intelectual generado que pretende sustentar la base teórica de estas monedas. ¿Se puede aplicar este teorema al Bitcoin? ¿Cuál es su utilidad no monetaria? ¿Qué respalda el valor del Bitcoin y del resto de monedas criptográficas o criptomonedas?

    Las monedas criptográficas son un fenómeno poco comprendido, porque es un fenómeno complicado. Reúne un innovador concepto de técnicas criptográficas, el intercambio seguro no replicable de datos digitales y la ingeniería de software entre pares. Además, se trata de una moneda voluntaria en los inicios de su proceso de monetización, que está experimentando fluctuaciones en el precio bastante significativas. Por ello, hay un interés en explorar qué motiva a los distintos actores a demandar esta moneda y en entender qué sustenta su valor.

    El teorema regresivo de Mises se utiliza tanto por defensores como detractores de las monedas criptográficas

    Algunos detractores se acogen a este teorema para confirmar que, como Bitcoin solo se usa como moneda de intercambio, como solo tiene una utilidad estrictamente monetaria, su valor intrínseco necesariamente tenderá a ser inexistente. Aducen que es un sistema que está construido sobre bases endebles, se asemeja a un castillo de naipes cuya fragilidad está amenazada por miles de hackers con incentivos para quebrar su sistema de seguridad, y por Gobiernos que tarde o temprano tendrán la tentación de controlar un sistema monetario libre que socava las mismas bases de su poder.

    Algunos defensores confirman la validez de este teorema regresivo, aduciendo que el Bitcoin es ‘mucho más que una moneda’. Además de su utilidad propiamente monetaria como forma de intercambio, tiene muchos otros usos no monetarios. Así, puede ser un activo de riesgo con el que se pueden conseguir rentabilidades muy altas. Puede ser un activo a largo plazo, cuyo valor viene dado por el alto volumen de capital riesgo (y de ingenieros) que está aterrizando en este ecosistema, con nuevas aplicaciones y oportunidades de negocio. O bien, invertir en Bitcoins puede tener una carga ideológica de peso, de rechazo al ‘dinero monopolístico impuesto desde arriba’.

    Otros defensores consideran que su fuente de valor fundamental no monetaria está en integrar un sistema de pagos a la moneda. La cadena de bloques constituiría así una red de pagos innovadora, que permite comerciar sin tener que confiar en intermediarios, y que le aporta un valor añadido a la moneda. Su naturaleza criptográfica, descentralizada y pseudo-anónima se pudo poner a prueba durante diez meses con éxito antes de que se le otorgara un valor por primera vez en la página web New Liberty Standard (de 1 USD = 1309,03 BTC).

    Los numerosos beneficios para los usuarios (que se ahorran el pago de comisiones a los intermediarios financieros) y para los comerciantes (que se evitan las incómodas devoluciones de los cargos de las tarjetas), y el paulatino efecto contagio en su utilización, permite olvidar a muchos usuarios sus suspicacias e incomodidades en su funcionamiento según otros defensores.

    Algunos defensores de las monedas criptográficas son, sin embargo, muy críticos con el teorema regresivo. El hecho de que el Bitcoin haya adquirido un valor significativo plantea dudas sobre la relevancia del teorema, pues no llega a explicar bien por qué un dinero tiene valor. Su argumento es que el valor de cualquier bien viene determinado fundamentalmente por su utilidad. Igual que valoramos un alimento por su utilidad nutritiva, estimamos que una moneda tiene valor si tiene una utilidad monetaria alta (al ser fácilmente transportable, divisible, difícil de falsificar, escasa…). Si el Bitcoin ha conseguido un valor muy alto es porque tiene unas buenas propiedades monetarias, y por ende, una excelente utilidad monetaria.

    Cualquiera que sea el origen del valor del Bitcoin, esta moneda digital voluntaria y libre se va creando su propia senda, moldeada por los errores y los aciertos de sus actores. La apuesta firme por el Bitcoin de centros de innovación tecnológica como el de Silicon Valley, puede dar una idea de la magnitud de los cambios que podrían estar por llegar al sistema financiero actual.

    por Carlos Castro Prieto
     
  6. AxLogan

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    1- eso que me dices, por si no lo sabes, es una característica valiosa como medio de INTERCAMBIO. Parece que no sabes distinguir una cosa de otra.
    Te lo voy a poner facilito: si se prohibiera usar el bitcoin (o llegase una moneda que la dejara en desuso) el bitcoin no tendría valor. El oro dejó de ser usado como medio de intercambio, pero sigue teniendo valor, porque tiene valor en sí mismo, al contrario del bitcoin, entiendes?

    2- Estás comparando dinero con inversiones, el que debe ser unidad de cuenta y deposito de valor es el dinero, no las mercancías. En serio te tengo que explicar la diferencia entre una y otra? Así que tu comparación con el petroleo y twitter vale callampa.

    3- Te estoy diciendo que sí, entiende de una puta vez. En todo caso el mail de Huerta de Soto está en su página, envíale un mail y pregúntale.

    4- no lo respondiste

    5- Sigues sin poder citarme a ningún austriaco que diga que el bitcoin es mejor que el oro como medio de intercambio.

    Sobre el artículo: es malo que te cagas, no sabe cual es el teorema de Mises, no sabe ni siquiera que es dinero, no sabe cuales son las propiedades que debe tener un dinero, y de todas formas es un texto sin postura, solo describe las opiniones a favor y en contra del bitcoin.
     
  7. @RealLibertario

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    1 entiendo la diferencia, pero es irrelevante, te lo he dicho varias veces, da lo mismo q no se puedan hacer joyas con bitcoin por ej
    2 ese ej es para explicar q es mas rentable por su estabilidad invertir en bitcoin q en petroleo, etc. O no comprendes como se invierte
    3 no enviaste link alguno, le escribire al mail, como quieres qt crea sin pruebas.
    4

    no es relevante q la escuela austriaca apoye o no al bitcoin, pero aqui unas palabras de admiracion de uno d los mas grandes economistas d la escuela austriaca "Ningún evento tecnológico o físico externo podría causar la inflación de Bitcoin, y como nadie está a cargo de Bitcoin, no hay nadie tentado a inflar 'desde dentro'".
    http://www.econlib.org/library/Columns/y2013/Murphybitcoin.html

    y es q no entiendes q el oro t lo pueden quitar, pero el bitcoin no
     
  8. @RealLibertario

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    escuela austriaca a favor del bitcoin http://www.miseshispano.org/2014/06/bitcoin-la-moneda-en-la-era-digital-–-nuevo-lanzamiento-del-imb/

    [​IMG]Hace poco menos de un año decidí estudiar a fondo el fenómeno Bitcoin y sus implicaciones en la sociedad. El escepticismo y la desconfianza inicial luego dieron espacio a la fascinación y a la admiración. En su momento, en una serie de artículos acerca del Bitcoin, llegué a la conclusión de que “el proyecto Bitcoin era revolucionario, sin precedentes y tenía el potencial de cambiar el mundo de una forma jamás vista”. Pasados todos esos meses, puedo afirmar sin duda alguna que esa conclusión se ha reforzada aún más.

    Ese período de estudio e investigación acerca del Bitcoin – que me forzó a comprender mejor no solamente la recién nacida moneda digital, o criptomodena, pero también el propio concepto de dinero – terminó culminando en una obra completa, el primer libro en lengua Portuguesa acerca del fenómeno y el más reciente lanzamiento del Instituto Mises Brasil. En Bitcoin – la moneda en la era digital, busqué introducir y explicar el funcionamiento de la nueva moneda, además de hablar un poco de la historia de esa innovación y el contexto de su nacimiento.

    Pero creo que la contribución más original y más importante es la parte densa del libro en la cual aplico la herramienta teórica de la Escuela Austríaca de economía para analizar el Bitcoin. Por fin, dedico la última parte de la obra a la idea de libertad monetaria y de cómo el Bitcoin se encuadra en ese ideal.

    La verdad es que el Bitcoin es la mayor innovación tecnológica desde el internet, es revolucionario, es sin precedentes y, reitero, realmente posee el potencial de cambiar al mundo de una forma jamás vista. Para la moneda, él es el futro. Para el avance de la libertad individual, es una esperanza y una agradecida novedad.

    Acceda aquí a la biblioteca del IMB para descargar el libro gratuitamente. O, si usted prefiere, el libro también puede ser adquirido en las principales librerías del país¹.

    Publicamos abajo el bonito prefacio escrito por Jeffrey Tucker.

    Buena lectura,

    Fernando Ulrich

    ————————————————————–

    Bitcoin, la nueva moneda internacional
    Por Jeffrey Tucker

    Por muchos siglos, la moneda de cada país poseía nombres distintos – dólar, marco, libra, franco – para esencialmente la misma cosa: una commodity, generalmente oro o plata.

    Cada moneda nacional era solamente un nombre para un determinado peso de oro. El dólar, por ejemplo, fue definido como siendo 1/20 de una onza de oro, la libra esterlina como un poco menos de ¼ (exactamente 0,2435) de una onza de oro, y por ahí sigue.

    Tales metales – oro y plata – habían sido voluntariamente elegidos por el mercado como resultado de sus propiedades únicas que eran particularmente adecuadas para la función monetaria: durabilidad, divisibilidad, facilidad de reconocimiento, portabilidad, escasez (dificultad de ser producido en exceso) y una razón valor/peso que no es ni muy alta ni muy baja.

    Ese universalismo de la moneda servía muy bien al mundo porque promovía el libre-comercio, auxiliaba a los comerciantes con el cálculo económico, e imponía un sólido y confiable freno al poder de los gobiernos. Ella limitaba el impulso nacionalista.

    Dos formas de nacionalismo arruinaron el sistema monetario antiguo. Los propios países descubrieron que la mejor forma para aumentar su proprio poder era por la depreciación del dinero, lo que terminaba mostrándose menos doloroso y más opaco que el método tradicional de hacer pagar impuestos a la población. Para escapar inmunes de ese proceso, los gobiernos promovieron zonas cambiarias, proteccionismo y control de capitales, eliminando así un elemento del universalismo predonminante del mundo antiguo.

    Entonces, a principios del siglo XX, los gobiernos nacionalizaron la propia moneda, eliminándola del sector de las fuerzas competitivas de mercado. Los bancos centrales fueron, en ese sentido, una forma de socialismo, pero de una variedad especial. Los gobiernos serían los árbitros finales del destino del dinero, pero la gestión diaria de la oferta monetaria quedaría a cargo de un cartelizado sistema bancario de reservas fraccionarias, que ahora se apoyaba en una garantía de protección contra la quiebra – garantizada por los Bancos Centrales y por los gobiernos, y a costa de la población.

    Este nuevo modelo de crear moneda fue inmediatamente puesto en práctica durante la Primera Guerra Mundial. La primera guerra mundial de la historia forzó a toda la población a ser parte de su esfuerzo pues fue financiada por un endeudamiento estatal respaldado en este nuevo y mágico poder de los gobiernos de utilizar el sistema bancario para crear recetas a través de la simple creación de dinero.

    Emergió una oposición intelectual a esas políticas nefastas durante el periodo de entreguerra. Los economistas austriacos lideraron la batalla a favor de la reforma. Si nada era hecho para desnacionalizar y privatizar el dinero, alertaban ellos, el resultado sería una serie infinita de ciclos económicos, guerra, inflaciones catastróficas y la continua ascensión del estado leviatán. Sus previsiones fueron terrorificamente acertadas, pero no son motivo de satisfacción, ya que fueron impotentes para impedir lo inevitable.

    Durante el siglo XX, la mayor parte de los bienes y servicios mejoró en calidad, pero la calidad de la moneda – ahora removida de las fuerzas de mercado – solo empeoró. Bajo el control del estado, el dinero se volvió un catalizador del despotismo.

    Durante todas esas décadas, lidiar con ese problema fue algo que intrigaría a los economistas. La moneda tenía que ser reformada. Pero el gobierno y los carteles bancarios no tenían ningún interés en ese proyecto. Ellos se favorecían de ese sistema infausto.

    Muchas conferencias fueron realizadas y centenares de libros fueron publicados incitando a la restauración del antiguo universalismo del patrón oro. Los gobiernos, sin embargo, lo ignoraron. El impase se volvió particularmente intenso después de que los últimos vestigios del patrón oro fueran eliminados en la década de 1970. Mentes brillantes tenían las estanterías llenas de planes de reforma, pero todo lo que tales planes lograron fue acumular polvo.

    Esa fue la situación hasta 2008, cuando entonces Satoshi Nakamoto tuvo la increíble iniciativa de reinventar la moneda en la forma de código de computadora. El resultado fue el Bitcoin, introducido al mundo en el formato menos prometedor posible. Nakamoto lanzó un white paper en un foro abierto: “Aquí está una nueva moneda y un sistema de pagos. Utilícenlos si quieren.”

    Para que seamos justos, ya habían habido intentos anteriores de proyectar ese sistema, pero todos fracasaron por una de las siguientes razones:

    1) Eran normalmente propiedad de alguna empresa comercial y, por lo tanto, ya nacían con los vicios de la centralización; o

    2) No superaban el llamado problema del “doble gasto”. [1]

    El Bitcoin, por su parte, era absolutamente irreproducible y estaba construido de tal forma que su registro histórico de transacciones posibilitaba que cada unidad monetaria fuera conciliada y verificada en el transcurrir de la evolución de la moneda. Además, y lo que era esencial, la moneda residía en una red de código-fuente abierto, no siendo propiedad de nadie en particular, quitando de esta forma el problema de un punto único de fallo.

    Habían otros elementos también: la criptografía, una red distribuida y un desarrollo continuo posibilitado por medio de desarrolladores retribuidos por los servicios de verificación de transacciones que ellos prestarían.

    Difícilmente se pasa un día sin que yo – así como muchos otros – me quede encantado con la formidable genialidad de ese sistema; tan meticuloso, tan aparentemente completo, tan puro. Muchas personas, hasta los propios economistas de la Escuela Austriaca, estaban convencidos de la imposibilidad de reinventar el dinero en bases privadas (F. A. Hayek fue la gran excepción, sugiriendo la idea alrededor de 1974). Sin embargo, se volvió un hecho innegable que el Bitcoin existía y obtenía un valor de mercado. Dos años después de haber sido lanzado al mundo, el Bitcoin alcanzó la paridad con el dólar americano – algo imaginado como posible por muy pocos.

    Hoy, reverenciamos lo ocurrido. Tenemos delante de nosotros una moneda internacional emergente, creada enteramente por las fuerzas de mercado. El sistema está a punto de ser reformado no porque los Bancos Centrales lo deseen, ni por causa de una conferencia internacional, ni tan poco porque un grupo de académicos se haya reunido y formulado un plan. Este está siendo reformado desde afuera hacia adentro y desde abajo hacia arriba, fundamentado en los principios del espíritu empresarial y de los intercambios de mercado.

    Es realmente increíble lo mucho que todo este proceso cuyo desarrollo hoy atestiguamos, se conforma al modelo delineado por la teoría del origen del dinero de Carl Menger. Existe solamente una diferencia, que sorprendió al mundo: la base del valor del Bitcoin se fundamente no en su uso previo de trueque, conforme Menger describiría, sino en su uso actual como sistema de pago. ¡Cuán privilegiados somos nosotros de testimoniar ese acontecimiento en nuestro tiempo!

    ¿Y cuál es el potencial? El Bitcoin tiene todas las mejores características del mejor dinero, siendo escaso, divisible y portable. Sin embargo, él va más allá: por ser al mismo tiempo un buen “sin peso y sin espacio”, representa exactamente el ideal monetario – es incorpóreo. Eso hace posible la transferencia de propiedad con relación a la geografía a un costo virtualmente nulo y sin depender de un tercer intermediario, de esta forma contornando todo el sistema bancario, lo cual fue completamente subvertido por la intervención gubernamental.

    Así, el Bitcoin no solamente propicia la perspectiva de restablecer la solidez y el universalismo del patrón oro del mundo antiguo, como también tiene el poder de mejorarlo por el hecho de existir fuera del control directo del gobierno. Esto es, reitero, digno de admiración.

    Muchos han alertado que el gobierno no van a tolerar que el sistema monetario sea reformado por un par de cyberpunks y su “dinero mágico de internet”. Seguramente ocurrirán intervenciones. Ocurrirán reglamentaciones. Ocurrirán tributaciones. Ocurrirán también intentos de control. Pero miremos la historia reciente. Gobiernos intentaron terminar con la piratería. Intentaron también suspender la distribución online de fármacos. Intentaron terminar con el uso, la fabricación y la distribución online de drogas. Intentaron gestionar y controlar el desarrollo de software por medio de patentes y de leyes antimonopolio. Si intentan impedir o incluso controlar una criptomoneda, no lograran tener éxito. Van a ser otra vez derrotados por las fuerzas de mercado.

    Y aquí está la ironía. La forma más directa con la cual los gobiernos pueden controlar el Bitcoin es interviniendo en la conversión entre la moneda digital y las monedas nacionalizadas. Cuanto más intervengan, más incentivarán a los individuos a adoptar el Bitcoin y a permanecer en su ecosistema. Todos esos intentos podrían terminar alimentando el mercado. Pero existen otras razones, además de esa consideración, que hacen de una criptomoneda algo irreversible: tasas de transacción prácticamente nulas, seguridad, protección contra el fraude, gran velocidad, altos niveles de privacidad y muchas otras cosas. Bitcoin es sencillamente una tecnología superior.

    Cien años atrás, el desarrollo y gerenciamiento de la moneda fueron retirados de las fuerzas competitivas del mercado y entregadas a las manos de los políticos y los burócratas. Las consecuencias fueron la guerra, la inestabilidad económica, la pérdida de poder de compra, el hurto insidioso de los ahorros de los ciudadanos, la explotación masiva y la explosión del poder y el tamaño de los estados alrededor de todo el mundo. La criptomoneda no solamente proporciona la perspectiva de revertir esas tendencias, sino que también promete desempeñar un papel crucial en la construcción de un nuevo mundo de libertad.

    ¿Qué podemos aprender con la reciente historia de Bitcoin? Seámos honestos: prácticamente nadie pensó que ello sería posible. Los mercados demostraron lo contrario. La lección nos enseña a ser humildes, a pensar fuera de la norma y a estar dispuestos a ser sorprendidos, aprobando los resultados de la acción humana. Y, principalmente, a siempre esperar que el mercado nos vaya a entregar mucho más de lo que jamás imaginamos posible.3

    Es por todos esos motivos que el libro que ahora tiene en sus manos es tan importante. Publicado por el prestigioso Instituto Ludwig von Mises de Brasil, esta obra de Fernando Ulrich explica el funcionamiento y el potencial del Bitcoin en relación al futuro de la moneda, de la política nacional y de la propia libertad humana.

    Haga clic aquí para comprar el libro o haga clic aquí para leerlo gratuitamente.

    [1] Hasta la invención del Bitcoin, en 2008, transacciones online siempre necesitaban un tercer intermediario de confianza. Por ejemplo, si María quisiera enviar $100 a Juan por medio de la internet, ella tendría que depender de los servicios de terceros como PayPal o Mastercard. Intermediarios como PayPal poseen registro de los balances en las cuenta de los clientes. Cuando María envía $100 a Juan, PayPal adeuda el monto en su cuenta, transfiriendo el crédito a la de Juan. Sin estos intermediarios, un dinero digital podría ser gastado dos veces.

    Imagine que no hayan intermediarios con registros históricos, y que el dinero digital sea solamente un archivo de computador, de la misma forma que los documentos digitales son archivos de computador. María podría enviar a Juan $100 solamente adjuntando el archivo de dinero en un mensaje. No obstante, del mismo modo que ocurre con un email, enviar un archivo como adjunto no lo elimina del computador originario del mensaje electrónico. María retendría una copia del archivo después de haberlo enviado ajunto al mensaje. De esa forma, ella podría fácilmente enviar los mismos $100 a Marcos. En ciencia de computación, eso es conocido como el problema del “gasto doble”, y, hasta el advenimiento del Bitcoin, esa cuestión solo podría ser solucionada por medio de una tercera parte de confianza que emplease un registro histórico de transacciones.

    Fernando Ulrich es maestro en Economía de la Escuela Austriaca, con experiencia internacional en la industria de los ascensores y en los mercados financieros e inmobiliarios brasileños. Es consejero del Instituto Mises Brasil, estudioso de teoría monetaria, entusiasta de monedas digitales, y mantiene un blog en el portal InfoMoney llamado “Moneda en la era digital”. También es autor del libro “Bitcoin – la moneda en la era digital”.

    Traducido del portugués por Felipe Rangel.
     
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    1- No es irrelevante toda vez que afirmas que el bitcoin tiene valor en sí mismo, esto es valor aparte de como medio de intercambio, el cual no tiene. Lo acabas de confirmar, así que gracias por el punto: Bitcoin no tiene valor en sí mismo, sólo como medio de intercambio.

    2- Estamos hablando de dinero y tú me sales con inversiones de alta rentabilidad, o sea dificulta la contabilidad económica. Otro punto que me concedes: El bitcoin no es buen como unidad de cuenta ni como deposito de valor :lol:

    3- Nunca te dije que había link, parece que no entiendes lo que lees.

    4- El punto 4 no es sobre la EA, es sobre el teorema de regresión de Mises. Según tu sí cumplía la regresión, pero no es así, y no has podido citar a nadie que opine igual que tú, ni tampoco has podido explicarlo tú. Otro punto concedido: El bitcoin no cumple con el teorema de regresión de Mises.
     
  10. @RealLibertario

    @RealLibertario Usuario Casual nvl. 2
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    tu te estas centrando ortodoxamente en mises como si fuera la biblia y te olvidas del objetivo principal que es la libertad, ya lo han dicho varios seguidores de la escuela austriaca diciendo que desde un punto de vista si sigue la regresion de mises, ahi te pegue el texto creo que no lo leiste, escrito por Jeffrey Tucker un destacadisimo de la escuela austriaca,leelo.

    Jeffrey Albert Tucker es el editor ejecutivo de Libros de Laissez Faire. Es el vicepresidente editorial pasado del Instituto de Ludwig von Mises y el redactor pasado para el sitio web del instituto, Mises.org. Tucker también es un erudito accesorio con el Centro de Mackinac de Políticas públicas y un profesor universitario Acton.


    Como un escritor, Tucker ha contribuido esfuerzos de estudiante y ensayos graciosos a LewRockwell.com, Mises.org y en otra parte. Los ejemplos de los ensayos últimos incluyen su defensa de la bebida de mañana, su consejo sobre "Cómo Vestirse Como un Hombre", su ataque contra la crema de afeitar y su admiración del corte de pelo del servicio rápido. Es un crítico del Banco Grameen que, junto con su fundador Muhammad Yunus, se concedió el Premio Nobel de Paz en 2006.

    Tucker era el redactor de Mises.org de 1997 a finales de 2011 cuando fue contratado por Addison Wiggin como el editor ejecutivo de Libros de Laissez Faire.

    Por Jeffrey Tucker
    Ninguno de nuestros contemporáneos estaba ahí en la época en que el dinero existía al margen de la gestión pública. En efecto, todos los gobiernos del mundo han convertido al dinero en un bien socializado por la fuerza. ¿Y cuál ha sido el resultado? Se ha vuelto una herramienta de la política; su calidad ha disminuido; ha perdido cada vez más poder de compra. En la práctica, el dinero estatal es el principal medio de financiamiento para la expansión del poder a expensas de la libertad.

    El surgimiento de la criptomoneda rompe por completo con ese paradigma. Satoshi Nakamoto nunca pidió permiso a nadie para lanzar su modelo de moneda ideal basada en código. No presentó el paper ante la Oficina Nacional de Investigación Económica, ni se reunió con economistas de la Reserva Federal, ni testificó ante el Comité Bancario del Senado, ni buscó la aprobación del presidente de la Fed. Se dirigió directamente al público.

    Satoshi pasó por alto toda la estructura del poder coactivo y liberó a Bitcoin como una red distribuida. Invitó al mundo a participar. En otras palabras, él no propuso la implementación de un nuevo sistema – una reforma monetaria impuesta desde arriba. Durante los últimos cien años hemos visto surgir montones – miles y miles – de esos sistemas. Ninguno ha llegado a nada. Puedes decir lo que quieras acerca de regulaciones, reformas políticas, auditorías, tipos de cambio, etc., pero esta es la cruda realidad: el gobierno es dueño del dinero, y lo utilizará para servir a sus propios fines.

    Es por eso que era necesario un enfoque totalmente distinto: el mercado libre. El mercado libre no es un sistema, no es una política dictada por alguien, no es algo que se implementa desde Washington; no existe en ninguna legislación, ley, proyecto de ley, reglamento o libro. Es lo que obtienes cuando la gente actúa de manera independiente, sin una dirección centralizada, con lo que es suyo, en el marco de asociaciones creadas libremente y en interés de sus miembros. Es la belleza que solo puede brotar en ausencia de control.
    ¿Eso suena como anarquía? Esto golpeó a Karl Marx de esa manera. Lo que él no entendía era la visión central de la revolución liberal del siglo XVIII: la sociedad puede manejarse y crear su propio orden hermoso sin ningún control central. Bitcoin es un ejemplo paradigmático, pero sólo uno de un millón que está emergiendo en todo el mundo.

    ¿Quién o qué crónica de estos desarrollos revolucionarios y conspirar para impulsarlos más lejos como un medio para lograr una mayor libertad en nuestras propias vidas, y por lo tanto en la sociedad en su conjunto? Libertad Nuestro propósito es invitar a todos a un compromiso cercano con los maravillosos trastornos que están sucediendo ahora mismo.

    Bitcoin, la nueva moneda internacional

    Por muchos siglos, la moneda de cada país poseía nombres distintos – dólar, marco, libra, franco – para esencialmente la misma cosa: una commodity, generalmente oro o plata.

    Cada moneda nacional era solamente un nombre para un determinado peso de oro. El dólar, por ejemplo, fue definido como siendo 1/20 de una onza de oro, la libra esterlina como un poco menos de ¼ (exactamente 0,2435) de una onza de oro, y por ahí sigue.

    Tales metales – oro y plata – habían sido voluntariamente elegidos por el mercado como resultado de sus propiedades únicas que eran particularmente adecuadas para la función monetaria: durabilidad, divisibilidad, facilidad de reconocimiento, portabilidad, escasez (dificultad de ser producido en exceso) y una razón valor/peso que no es ni muy alta ni muy baja.

    Ese universalismo de la moneda servía muy bien al mundo porque promovía el libre-comercio, auxiliaba a los comerciantes con el cálculo económico, e imponía un sólido y confiable freno al poder de los gobiernos. Ella limitaba el impulso nacionalista.

    Dos formas de nacionalismo arruinaron el sistema monetario antiguo. Los propios países descubrieron que la mejor forma para aumentar su proprio poder era por la depreciación del dinero, lo que terminaba mostrándose menos doloroso y más opaco que el método tradicional de hacer pagar impuestos a la población. Para escapar inmunes de ese proceso, los gobiernos promovieron zonas cambiarias, proteccionismo y control de capitales, eliminando así un elemento del universalismo predonminante del mundo antiguo.

    Entonces, a principios del siglo XX, los gobiernos nacionalizaron la propia moneda, eliminándola del sector de las fuerzas competitivas de mercado. Los bancos centrales fueron, en ese sentido, una forma de socialismo, pero de una variedad especial. Los gobiernos serían los árbitros finales del destino del dinero, pero la gestión diaria de la oferta monetaria quedaría a cargo de un cartelizado sistema bancario de reservas fraccionarias, que ahora se apoyaba en una garantía de protección contra la quiebra – garantizada por los Bancos Centrales y por los gobiernos, y a costa de la población.

    Este nuevo modelo de crear moneda fue inmediatamente puesto en práctica durante la Primera Guerra Mundial. La primera guerra mundial de la historia forzó a toda la población a ser parte de su esfuerzo pues fue financiada por un endeudamiento estatal respaldado en este nuevo y mágico poder de los gobiernos de utilizar el sistema bancario para crear recetas a través de la simple creación de dinero.

    Emergió una oposición intelectual a esas políticas nefastas durante el periodo de entreguerra. Los economistas austriacos lideraron la batalla a favor de la reforma. Si nada era hecho para desnacionalizar y privatizar el dinero, alertaban ellos, el resultado sería una serie infinita de ciclos económicos, guerra, inflaciones catastróficas y la continua ascensión del estado leviatán. Sus previsiones fueron terrorificamente acertadas, pero no son motivo de satisfacción, ya que fueron impotentes para impedir lo inevitable.

    Durante el siglo XX, la mayor parte de los bienes y servicios mejoró en calidad, pero la calidad de la moneda – ahora removida de las fuerzas de mercado – solo empeoró. Bajo el control del estado, el dinero se volvió un catalizador del despotismo.

    Durante todas esas décadas, lidiar con ese problema fue algo que intrigaría a los economistas. La moneda tenía que ser reformada. Pero el gobierno y los carteles bancarios no tenían ningún interés en ese proyecto. Ellos se favorecían de ese sistema infausto.

    Muchas conferencias fueron realizadas y centenares de libros fueron publicados incitando a la restauración del antiguo universalismo del patrón oro. Los gobiernos, sin embargo, lo ignoraron. El impase se volvió particularmente intenso después de que los últimos vestigios del patrón oro fueran eliminados en la década de 1970. Mentes brillantes tenían las estanterías llenas de planes de reforma, pero todo lo que tales planes lograron fue acumular polvo.

    Esa fue la situación hasta 2008, cuando entonces Satoshi Nakamoto tuvo la increíble iniciativa de reinventar la moneda en la forma de código de computadora. El resultado fue el Bitcoin, introducido al mundo en el formato menos prometedor posible. Nakamoto lanzó un white paper en un foro abierto: “Aquí está una nueva moneda y un sistema de pagos. Utilícenlos si quieren.”

    Para que seamos justos, ya habían habido intentos anteriores de proyectar ese sistema, pero todos fracasaron por una de las siguientes razones:

    1) Eran normalmente propiedad de alguna empresa comercial y, por lo tanto, ya nacían con los vicios de la centralización; o

    2) No superaban el llamado problema del “doble gasto”. [1]

    El Bitcoin, por su parte, era absolutamente irreproducible y estaba construido de tal forma que su registro histórico de transacciones posibilitaba que cada unidad monetaria fuera conciliada y verificada en el transcurrir de la evolución de la moneda. Además, y lo que era esencial, la moneda residía en una red de código-fuente abierto, no siendo propiedad de nadie en particular, quitando de esta forma el problema de un punto único de fallo.

    Habían otros elementos también: la criptografía, una red distribuida y un desarrollo continuo posibilitado por medio de desarrolladores retribuidos por los servicios de verificación de transacciones que ellos prestarían.

    Difícilmente se pasa un día sin que yo – así como muchos otros – me quede encantado con la formidable genialidad de ese sistema; tan meticuloso, tan aparentemente completo, tan puro. Muchas personas, hasta los propios economistas de la Escuela Austriaca, estaban convencidos de la imposibilidad de reinventar el dinero en bases privadas (F. A. Hayek fue la gran excepción, sugiriendo la idea alrededor de 1974). Sin embargo, se volvió un hecho innegable que el Bitcoin existía y obtenía un valor de mercado. Dos años después de haber sido lanzado al mundo, el Bitcoin alcanzó la paridad con el dólar americano – algo imaginado como posible por muy pocos.

    Hoy, reverenciamos lo ocurrido. Tenemos delante de nosotros una moneda internacional emergente, creada enteramente por las fuerzas de mercado. El sistema está a punto de ser reformado no porque los Bancos Centrales lo deseen, ni por causa de una conferencia internacional, ni tan poco porque un grupo de académicos se haya reunido y formulado un plan. Este está siendo reformado desde afuera hacia adentro y desde abajo hacia arriba, fundamentado en los principios del espíritu empresarial y de los intercambios de mercado.

    Es realmente increíble lo mucho que todo este proceso cuyo desarrollo hoy atestiguamos, se conforma al modelo delineado por la teoría del origen del dinero de Carl Menger. Existe solamente una diferencia, que sorprendió al mundo: la base del valor del Bitcoin se fundamente no en su uso previo de trueque, conforme Menger describiría, sino en su uso actual como sistema de pago. ¡Cuán privilegiados somos nosotros de testimoniar ese acontecimiento en nuestro tiempo!

    ¿Y cuál es el potencial? El Bitcoin tiene todas las mejores características del mejor dinero, siendo escaso, divisible y portable. Sin embargo, él va más allá: por ser al mismo tiempo un buen “sin peso y sin espacio”, representa exactamente el ideal monetario – es incorpóreo. Eso hace posible la transferencia de propiedad con relación a la geografía a un costo virtualmente nulo y sin depender de un tercer intermediario, de esta forma contornando todo el sistema bancario, lo cual fue completamente subvertido por la intervención gubernamental.

    Así, el Bitcoin no solamente propicia la perspectiva de restablecer la solidez y el universalismo del patrón oro del mundo antiguo, como también tiene el poder de mejorarlo por el hecho de existir fuera del control directo del gobierno. Esto es, reitero, digno de admiración.

    Muchos han alertado que el gobierno no van a tolerar que el sistema monetario sea reformado por un par de cyberpunks y su “dinero mágico de internet”. Seguramente ocurrirán intervenciones. Ocurrirán reglamentaciones. Ocurrirán tributaciones. Ocurrirán también intentos de control. Pero miremos la historia reciente. Gobiernos intentaron terminar con la piratería. Intentaron también suspender la distribución online de fármacos. Intentaron terminar con el uso, la fabricación y la distribución online de drogas. Intentaron gestionar y controlar el desarrollo de software por medio de patentes y de leyes antimonopolio. Si intentan impedir o incluso controlar una criptomoneda, no lograran tener éxito. Van a ser otra vez derrotados por las fuerzas de mercado.

    Y aquí está la ironía. La forma más directa con la cual los gobiernos pueden controlar el Bitcoin es interviniendo en la conversión entre la moneda digital y las monedas nacionalizadas. Cuanto más intervengan, más incentivarán a los individuos a adoptar el Bitcoin y a permanecer en su ecosistema. Todos esos intentos podrían terminar alimentando el mercado. Pero existen otras razones, además de esa consideración, que hacen de una criptomoneda algo irreversible: tasas de transacción prácticamente nulas, seguridad, protección contra el fraude, gran velocidad, altos niveles de privacidad y muchas otras cosas. Bitcoin es sencillamente una tecnología superior.

    Cien años atrás, el desarrollo y gerenciamiento de la moneda fueron retirados de las fuerzas competitivas del mercado y entregadas a las manos de los políticos y los burócratas. Las consecuencias fueron la guerra, la inestabilidad económica, la pérdida de poder de compra, el hurto insidioso de los ahorros de los ciudadanos, la explotación masiva y la explosión del poder y el tamaño de los estados alrededor de todo el mundo. La criptomoneda no solamente proporciona la perspectiva de revertir esas tendencias, sino que también promete desempeñar un papel crucial en la construcción de un nuevo mundo de libertad.

    ¿Qué podemos aprender con la reciente historia de Bitcoin? Seámos honestos: prácticamente nadie pensó que ello sería posible. Los mercados demostraron lo contrario. La lección nos enseña a ser humildes, a pensar fuera de la norma y a estar dispuestos a ser sorprendidos, aprobando los resultados de la acción humana. Y, principalmente, a siempre esperar que el mercado nos vaya a entregar mucho más de lo que jamás imaginamos posible.3

    Es por todos esos motivos que el libro que ahora tiene en sus manos es tan importante. Publicado por el prestigioso Instituto Ludwig von Mises de Brasil, esta obra de Fernando Ulrich explica el funcionamiento y el potencial del Bitcoin en relación al futuro de la moneda, de la política nacional y de la propia libertad humana.

    Haga clic aquí para comprar el libro o haga clic aquí para leerlo gratuitamente.

    [1] Hasta la invención del Bitcoin, en 2008, transacciones online siempre necesitaban un tercer intermediario de confianza. Por ejemplo, si María quisiera enviar $100 a Juan por medio de la internet, ella tendría que depender de los servicios de terceros como PayPal o Mastercard. Intermediarios como PayPal poseen registro de los balances en las cuenta de los clientes. Cuando María envía $100 a Juan, PayPal adeuda el monto en su cuenta, transfiriendo el crédito a la de Juan. Sin estos intermediarios, un dinero digital podría ser gastado dos veces.

    Imagine que no hayan intermediarios con registros históricos, y que el dinero digital sea solamente un archivo de computador, de la misma forma que los documentos digitales son archivos de computador. María podría enviar a Juan $100 solamente adjuntando el archivo de dinero en un mensaje. No obstante, del mismo modo que ocurre con un email, enviar un archivo como adjunto no lo elimina del computador originario del mensaje electrónico. María retendría una copia del archivo después de haberlo enviado ajunto al mensaje. De esa forma, ella podría fácilmente enviar los mismos $100 a Marcos. En ciencia de computación, eso es conocido como el problema del “gasto doble”, y, hasta el advenimiento del Bitcoin, esa cuestión solo podría ser solucionada por medio de una tercera parte de confianza que emplease un registro histórico de transacciones.

    Fernando Ulrich es maestro en Economía de la Escuela Austriaca, con experiencia internacional en la industria de los ascensores y en los mercados financieros e inmobiliarios brasileños. Es consejero del Instituto Mises Brasil, estudioso de teoría monetaria, entusiasta de monedas digitales, y mantiene un blog en el portal InfoMoney llamado “Moneda en la era digital”. También es autor del libro “Bitcoin – la moneda en la era digital”.
     
    #46 @RealLibertario, 4 Feb 2017
    Última edición: 4 Feb 2017
  11. AxLogan

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    1- me concedes el punto
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    3- me concedes el punto
    4-No tomo a Mises como un Dios, estábamos debatiendo de si el btc cumple con el teorema de regresión de Mises, no si lo que dice Mises es correcto o no. De hecho hay una forma para "saltarse" el teorema de regresión y salvar el Bitcoin, si me lo pides por favor te lo explico :lol:
    De hecho sí leí los artículos que pegaste, y en ninguna parte dice que sí cumple con el teorema de Mises. Si tú crees que sí explica como cumple, copia y pega en qué parte exacta lo dice.
     
  12. @RealLibertario

    @RealLibertario Usuario Casual nvl. 2
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    es que no es necesario que cumpla plenamente con la teoria de mises, eso es lo q yo estoy debatiendo, yo lo q digo en el tema principal es el btc dara libertad a la humanidad, no si cumple la teoria de mises completamente