Dedicado a esa doctora :$

Era un interferiado, un día muy malo para atender gente en box. La mayoría de los usuarios agendados no llegaban, preferían tomarse el "fin de semana largo" antes que acudir a su hora en el consultorio.

Con esa idea en mente me senté en mi box a esperar mis casos.
Llegaron los tres primeros y la mañana se acortó bastante, era casi lo típico, evaluar si ameritaban o no una derivación a un especialista. Depresiones, trastornos del comportamiento, trastornos del ánimo, ansiedad, crisis de angustia, nada nuevo que no hubiese visto, pero el cuarto usuario no llegó.
Pude pasar al limpio todas las atenciones y aún me quedaban unos 5 minutos antes que llegase el siguiente usuario, recordé que tenía que coordinar una atención con la Dra de salud mental, así que fui a su box, golpeé la puerta pero no recibí respuesta, así que abrí lentamente mientras decía "permiso"

Lo que vi me dejó marcado, estaba ella sentada masturbándose. Llevaba una falda corta que dejaba ver sus estilizadas piernas, su contextura delgada y cotona abierta, dejando ver un top negro, mostraba los claros indicios de la excitación. Debe haber llevado varios minutos tocándose para estar así. Ella medía casi 1.70, delgada de tez clara, pero con el bronceado se veía más hermosa, cara de niña buena con unos ojos marrones que incitaban a quererla. Su cara era fina y bien proporcionada a su cuerpo. No tenía mucha teta ni poto, pero era de esas flacas ricas para pololearlas.

Cuando me vio se bajó la falda y se tiró hacia atrás en la silla.
Yo sólo atiné a pedirle perdón y retirarme rápidamente.
Mientras me iba pensaba que nunca me hubiese imaginado eso de aquella doctora, tan linda que parecía, pero ese lado caliente la volvía atractiva.
Entré a mi box, cerré la puerta y pensé cómo xuxa iba a coordinar la hora ahora, no sería capaz de verla de nuevo.

¿Me haría el hueón? ¿Le diría que lo siento y luego pasaría a hablar el tema del trabajo?

Actualicé mi computador y mi usuario aún no llegaba, así que me regalé un poco hasta que golpearon la puerta, cuando invité a pasar a la persona, era la doctora quien se asomaba y ponía llave a la puerta.
Traía una cara seria, entendí que hablaría del asunto y zanjaríamos el tema ahí mismo. Nada de andar hablando por las espaldas.

Tomó una de las sillas y se acercó a mí.

-Sé que me viste tocándome y te quería pedir disculpas por lo que pasó, quiero que no se lo digas a nadie por favor... - comenzó a decirme mientras frotaba sus manos en claro afán para canalizar su ansiedad.

-Está bien, será nuestro secreto- Le dije mientras no podía sacarme de la mente el pensar cómo sería su vagina.

-Gracias- me dijo- pero aún hay otra cosa, quedas en una situación de poder frente a mí, sabes algo que me condiciona mucho y no quiero estar con esa angustia de saber que, en alguna ocasión, puedas usar lo que viste para tu beneficio...-

NO entendía a lo que quería ir, era como si ahora me estuviese advirtiendo de que ella podría hacer algo similar.

-...es por eso- y se acercó a mí y puso su mano en mi pierna- que ambos tenemos que tener nuestros secretos...-
Acto seguido me tocó el pene.
Estaba caliente, tanto ella como yo por lo que había pasado. Me comenzó a frotar mi pene sobre mi ropa, me miraba lascivamente con esa cara de ángel que tiene. Nunca la imaginé de esa forma así que tomé su mano y la puse en mi boca.
Era la misma mano con la que se estaba masturbando, pude oler y sentir aún su concha, el sabor, el aroma. Mientras besaba y chupaba sus dedos, metí mi mano derecha en su top y llegué a su pezón. Estaba duro. Lo toqué y apreté suavemente para comprender cuál era su umbral de dolor.

Su cara se puso roja y su lengua mojaba sus labios, así que dejé su mano y la besé. Fue como aquellos besos de adolescencias, cargados de calentura y pasión, buscando el contacto de las lenguas y mordiendo los labios.
Mientras nos besábamos volvió a tocar mi pene, bajó mi cierre e intentó sacármelo del pantalón. Le ayudé con eso y quedó afuera. Comenzó a tocarlo lentamente, le dio varios languetazos hasta que se lo metió a la boca. Pasaba su lengua por mi glande, por el frenillo y los alrededores de la cabeza, movía rápidamente la lengua por el tronco y besaba el resto de baba que iba dejando.
Lo chupaba muy rico y si uno miraba su cara de niña, más dura se me ponía. SEguía chupando de forma intensa, se la sacaba de la boca y se pegaba en la lengua con mi pene, fue en ese momento cuando me dijo algo que me descolocó.

"dame tu leche"

Lo dijo de tal forma, que mis hormonas se revolucionaron, me calenté tanto que me dolía la verga de tan dura que se me había puesto. Tomé la iniciativa y la levanté mientras le subía la falda y la apoyaba contra la camilla del box.
Allí noté su colales negro, estaba mojado, lo corrí hacia un lado y comencé a pasar mi verga por su vagina. La subía y la baja por sus labios, sentía la humedad de éstos y como ella se preparaba para recibir mi miembro. Lo pasé varias veces, también le pegué con el glande en su culito rosadito, apretadito y bien formado. Antes de metérsela, pasé mis dedos por su vagina para encontrar su clítoris, cuando lo encontré, lo acaricié y lo apreté, ella estaba tan caliente que se corrió al instante. Tambaleó con sus piernas mientras respiraba agitada sobre la camilla, sin darle tiempo para recuperarse, se la metí de improvisto.
Primero costó que la cabeza entrara, luego sentía la fricción de sus paredes con mi verga, concha mojada ayudaba a que no doliera. Era apretadita o yo la tenía muy guresa, daba igual, lo importante es que el acople era perfecto.
Cuando se la metí hasta el fondo, pude sentir su interior, como algo topaba con la punta de mi pene, allí sentí como un cosquilleo le recorrió el cuerpo. Se agitó como con un espasmo y me dijo - con más cuidado-

La fui sacando lentamente mientras seguía acariciando su clítoris, me encantaba ver como sus labios se adaptaban a mi pene, como si no quisieran dejarlo salir. Luego se lo volvía a meter teniendo cuidado de no llegar tan al fondo.
Dejé de tocarle la vagina y le subí más la falda, acomodé bien el colales y la tomé fuerte de las caderas.
Le comencé a dar embestidas mientras la atraía hacia mi con mis manos, ella lanzaba un callado "ah ah ah" cada vez que se la metía. Luego la intensidad fue subiendo como también sus gemidos. No pude evitar mojarme mis dedos con saliva y acariciar su culito. Al comienzo lo apretó más, pero luego fue cediendo frente a las caricias, se la seguía metiendo hasta que aceptó la punta de mi dedo.
Tenía el culo ardiendo, su vagina era estrecha y genial, pero su culo... su culo hubiese sido una maravilla haberlo follado. Con parte de mi dedo dentro de su ano y mis penetraciones en constantes aumentos, no faltaría mucho para que me corriese, así que dejé lo que estaba haciendo, la giré, la monté sobre la camilla y le abrí las piernas.

Comencé a darle sexo oral, a chupar esa vagina depilada completamente, sólo tenía un pequeño mohicano que la hacía lucir más sexy. Me centré netamente en su clítoris, lo busqué con mi lengua, lo envolví con mis labios y lo succioné mientras lo tocaba con la punta de mi lengua. Chupé y chupé hasta que se corrió nuevamente, un espeso líquido salió de su vagina, blanquecino. Lo lamí y luego la besé, jugamos con el sabor de su vagina con nuestras lenguas, le metí dos dedos en su vagina mientras la besaba, ahora la penetraba con la mano.
Mientras le metía los dedos, comencé a besarle el cuello, hasta bajar a su pecho. No tenía muchas tetas, pero eran ideales para chupar mientras la masturbaba.
Antes de sentir que se corriera nuevamente, saqué mis dedos, se los puse en la boca para que los chupara. Los chupó muy excitada y le pedí que me la chupara nuevamente.

Se bajó de la camilla, se puso de rodillas y me la chupó con esa maestría que tenía.
No sé si era porque ya estaba muy caliente, pero no duré más de 3 minutos cuando sentí que me iba a correr. Tomé mi verga y comencé a masturbarme sobre su lengua, aguanté lo que más pude y le tiré mi chorro en su boca.
Ella la abrió y gustosa se tragó mi leche, aún cuando todavía me corría, se la metió en la boca y allí me la chupaba con cada espasmo de la eyaculación.
Cuando me dejó la verga seca, se limpió la cara, se arregló su ropa y me dio un beso "topón".

-Ahora somos cómplices- Me dijo mientras se reía y acomodaba su cabello, luego se marchó del box.

Al interior el olor a sexo estaba impregnado, me lavé las manos y la cara, pero el aroma a su vagina aún estaba. El paciente ya había llegado y lo hice pasar con temor a que se diera cuenta de lo que había pasado allí.

Me habló, pero no recuero bien lo que dijo, pues mi mente aún estaba ligada a lo que había pasado minutos antes.

Atte
Klm