3:30 am. La hora de la Actividad Paranormal

Tema en 'Historias de ultratumba y Experiencia paranormal.' iniciado por SgtMerdy, 3 Nov 2016.

  1. SgtMerdy

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    El horario comprendido entre las 3:00 y las 4:00 de la mañana (y especialmente las 3:30am) es considerado un momento de alta incidencia de fenómenos paranormales. No es casualidad que tantos videos de misterio o terror estén ambientados en esta franja horaria. ¿Recuerdas el gran éxito que obtuvo Paranormal Activity hace unos cuantos años? Ese no es más que un ejemplo de lo que te estoy hablando. Parece ser que a esas horas se establece una conexión entre el mundo de los vivos y el de los muertos, cosa que permite a muchas entidades sobrenaturales manifestarse en el plano físico. Comúnmente este horario se conoce como la Hora del Diablo o la Hora del Tiempo Muerto. La razón por la que estas actividades se producen con más frecuencia a eso de las 3:30 tiene mucho que ver con la muerte de Jesucristo, con el Demonio y con la eterna lucha entre el Bien y el Mal. En este video te voy a presentar un caso anecdótico, y vamos a ver cuál es el origen de estos extraños fenómenos.

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    3:30 am. La hora del Diablo


    ¿Te has levantado alguna vez a las 3 y media de la mañana, sin motivo aparente? ¿Quizás te ocurre eso de manera recurrente? Si ese es tu caso, hay algunas cosas que te interesa saber. En la franja horaria comprendida entre las 3 y las 4 de la madrugada se abren las puertas entre el mundo de los vivos y el de los muertos, por lo que se intensifica todo tipo de actividad paranormal. Este lapso de tiempo se conoce como la “Hora del Tiempo Muerto” o la “Hora del Diablo”. Sígueme en esta anécdota que me encomendaron contarte, y entenderás el porqué de estos extraños fenómenos.

    Era una noche de san Miguel de Allende por estas fechas de octubre. Recostado, a oscuras, pretendía dormir mientras oía el suave golpeteo de la lluvia en las hojas del árbol que estaba en el patio de mi casa. A punto de abandonarme en los brazos de Morfeo, escuché algo caer en medio del patio. Cosa extraña porque yo vivía solo, y debido a la lluvia dudo mucho que fuese un gato.
    “Tal vez sea un ladrón”, me dije. Enseguida me incorporé, tome la linterna y mi pistola para darme valor y salí. Busqué por cada rincón de la planta baja; me aseguré de que las puertas estuviesen cerradas, y de igual forma las ventanas y así era, estaban cerradas. Todo parecía en orden, solo quedaba mirar entre las ramas del árbol. Me acerqué, alumbré la copa: nada. Nada, aparte de esa bizarra sensación de que ahí había alguien más. Era raro saber que a pesar de vivir solo, podía sentir que alguien más estaba ahí. En fin, al no haber hallado nada raro en el patio decidí volver a mi habitación.

    Al ir subiendo por la escalera sentía que no debía seguir. Una extraña percepción, como si algo me quisiese advertir de que no debía intentar dormir. Sin embargo continúe avanzando, escalón a escalón, y pensé: "debo de estar tan cansado que mi mente me esta jugando bromas". Sonreí y llegué al último escalón. A punto de cerrar la reja de la entrada vi claramente como una silueta pequeña se ocultaba detrás del grueso tronco del árbol. Escuche su risa; una risa parecida a la de un niño pequeño. Es curioso, pero no me asuste; y es que jamás he sido miedoso. Es más: hasta podría afirmar que soy una persona escéptica respecto a lo que la lógica me impide aceptar.


    El caso es que al ver lo que en ese momento creí ser un niño abrí de nuevo la reja y esta vez salí sin paraguas ni armas, tan sólo con la linterna. Pensé que debería sacar al niño del aguacero. Alumbré nuevamente donde el árbol; busqué en los alrededores... y de nuevo no encontré a nadie. ¡Qué raro! Seguramente sí estaba cansado, muy cansado. Una vez más me dispuse a irme a dormir. Subí de nuevo las escaleras, más tranquilo, pues me convencí de que todo era mi subconsciente que necesitaba desconectar ya.


    De igual manera que la primera vez que regresaba a la planta alta, sentí la necesidad de detenerme; pero no, ya debía descansar. Así viera que el árbol se venía abajo, yo llegaría a mi recámara. Y así fue. Encendí la luz del pasillo que llevaba a mi cuarto, entré a mi habitación y cerré la puerta. Al hacerlo sentí un escalofrío como nunca me había pasado en mi vida, y sentí una presencia detrás mio; por primera vez sentí miedo. Giré tan rápido como pude pero no había nadie. Miré en el closet, bajo la cama pero no hallé nada ni a nadie. Suspiré y de nuevo me reí de mi mismo.
    Apagué la luz, me recosté, y arropándome con las sábanas me dispuse finalmente a dormir. Eché un vistazo al despertador el cual marcaba las 3:30 am.

    Cerré los ojos, y comencé a divagar con la mente en el proceso de buscar el tan anhelado sueño. Finalmente, estando ya medio dormido, sentí como si alguien se levantara de mi cama. Alguien que parecía estar durmiendo conmigo. A continuación el chirrido de la bisagra de la puerta me hizo abrir los ojos. Puerta que, sin explicación alguna, se había abierto. Ya estaba más molesto que otra cosa, pues justamente cuando estaba a punto de dormir tuve que levantarme a cerrar la puerta.

    Sin pensar en nada más volví a la cama, de nuevo me cubrí y entonces desperté...
    Todo había sido un sueño. Con el corazón que latía a lo loco y la frente empapada en sudor, experimenté una extraña exaltación. Todo había sido un sueño, pero algo no encajaba. ¿Por qué estaban mi linterna y mi pistola en el mueble de la entrada? ¿Por qué la luz del corredor de mi recámara estaba encendida? ¿Por qué se veía una marca en un lado de mi cama, como si alguien más se hubiese recostado ahí? Y lo más extraño: ¿Por qué mi reloj marcaba apenas las 3:29 de la mañana?

    Las tipologías y las dinámicas de estos fenómenos paranormales pueden variar enormemente de caso a caso. Pero ¿por qué se producen alrededor de las 3, 3 y media de la mañana? Si piensas que la explicación tiene que ver con el Demonio, vas por buen camino. Si repasas la historia bíblica, sabrás que Jesús murió a eso de las 3 de la tarde, siendo esa la hora opuesta a las 3 de la madrugada. Oposición temporal que refleja el eterno contraste entre el Bien y el Mal, y que además se ve fortalecida por la edad de 33 años que tenía Cristo cuando abandonó nuestro mundo, la cual se reproduce en las 3 y 30 de la mañana. A todo esto súmale que 3 es la mitad de 6, y si lo multiplicas te da como resultado el número de la Bestia bíblica. Por lo tanto, no sorprende que en este lapso de tiempo entidades sobrenaturales como fantasmas, duendes, poltergeist y demás se manifiesten en el mundo de los vivos. Y tampoco es azar que a estas horas de la noche se den tantos accidentes y mueran tantas personas ancianas o con enfermedades graves.
     
    #1 SgtMerdy, 3 Nov 2016
    Última edición por un moderador: 14 Nov 2016