En esta ocasión traemos una historia de terror ambientada en un hospital. A veces los difuntos parecen negarse a abandonar esta Tierra, y se manifiestan en forma de actividad paranormal. Manifestaciones auditivas, apariciones de fantasmas y demás fenómenos resultan especialmente terroríficos, pero también dan mucho material para realizar vídeos de terror o creepypastas. <span style="mso-ansi-language:ES" lang="ES"> Llamada desde el Más Allá. Durante muchos años trabajé en un hospital de una gran ciudad, que no procede ahora mencionar aquí. Quería aprovechar este momento, para contaros la que fue la experiencia más traumante que tuve a lo largo de toda mi carrera. Una vez tuvimos un paciente que siempre estaba apretando el botón de llamada. Ya sabéis, de los que para todo están pidiendo ayuda. Esto de por sí no es nada inusual, si pensáis que a los hospitales suelen llegar personas sufridas, cuando no próximas a la muerte. ¡Demonios!, para muchas personas los hospitales son la antesala del Más Allá. El caso es que este señor no paraba de tocar la alarma para cualquier cosa. Las enfermeras tenían que organizar turnos en los botones de llamada de forma que estas fueran atendidas de inmediato. Aquel día yo trabajaba de las 7 de la tarde hasta las 3 de la madrugada. Ese hombre murió alrededor de las 8. He visto morir a decenas de pacientes. Pero jamás olvidaré la cara de ese hombre. La expresión de su rostro transparentaba rencor; era como si dijera: ¿Cómo pudieron dejarme morir?. Como si fuera nuestra culpa. En fin... la familia vino y se fueron sobre las 9 y media. Todo volvió a la normalidad... aparentemente. Horas más tarde (sería la una de la madrugada) comenzó a encenderse una de las luces de llamada. Sí; ya os imagináis cuál era ¿verdad?: la de la habitación del paciente que acababa de fallecer. Yo estaba allí de guardia en ese momento, y lo vi con mis ojos. Cada cinco minutos esa lucecita al lado de la puerta se encendía y empezaba a parpadear. Al principio dimos por sentado que se trataba de un fallo técnico, pues el cuarto se había quedado vacío: el cuerpo había sido trasladado a la morgue, y no había nadie ahí que pudiera estar activando la alarma. Pero qué tan equivocados estábamos, lo descubrimos al cabo de un rato, cuando empezó a retumbar ese sonido. Era una especie de gemido ahogado, que recorría el pasillo. Parecía como si una persona estuviera agonizando, y se negara a morir. La voz procedía de la habitación donde se había muerto el paciente. A todos los que estábamos ahí presentes se nos heló la sangre. Pero, como yo era el médico, y ese brazo del hospital hasta las 3 de la madrugada estaba a mi cargo, mi deber profesional me forzó a armarme de valor. Aguanté el tipo como pude; procuré mantener mi sangre fría, y me acerqué a la puerta de esa nefasta habitación. La lucecita de llamada seguía parpadeando. Abrí la puerta de un tirón. El cuarto estaba oscuro y las camas vacías, como era de esperar. Sin embargo, me llamó sobremanera la atención que el aire en la habitación estuviera mucho más frío que en el pasillo. De hecho, en ese ambiente aleteaba una atmósfera de muerte. Yo la verdad no acababa de entender lo que estaba pasando; estaba más confundido y asustado que nunca. En eso apareció en la puerta una de las enfermeras: la más mayor de esa sección, y también era una mujer muy espiritual. Fue la única que se atrevió a acercarse a la habitación. Ni corta ni perezosa, entró con paso firme y mirando hacia la cama dijo en voz alta: Sr. Fernández, usted ya ha muerto. No puede quedarse aquí molestándonos más. ¡Váyase! En el nombre de Jesús, yo le exorcizo de este plano de existencia. Vaya a la luz y sea feliz. Ahora bien, yo no soy una persona religiosa, ni mucho menos. Pero lo creais o no, a partir de ese momento, esa pesadumbre palpable en el aire se disolvió. La luz de la alarma dejó de encenderse y ya no se oyeron esos gemidos. Esta historia estuvo inspirada a partir de una creepypasta que pueden leer aquí http://b.portalnet.cl/rw.php?url=http://marcianosmx.com/historias-de-terror-hospitales/
