[INFO] ¿Por qué son tan difíciles las Eliminatorias de la CONMEBOL?

Tema en 'Rincón Pelotero' iniciado por caoz, 4 Oct 2017.

  1. caoz

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    La manera más difícil de llegar al Mundial es a través del grupo de América del Sur", dice el capitán de Ecuador, Antonio Valencia. "Puedes jugar en Barranquilla, en el norte de Colombia junto al Mar Caribe, donde hacen 40 grados y es húmedo. La Paz, Bolivia, está a casi 4000 metros de altura. Se necesitan dos o tres días para prepararse para jugar un partido ahí, y luego dos o tres días para que se recupere el cuerpo. Es realmente difícil hasta para un ecuatoriano acostumbrado a jugar a casi 3000 metros en Quito".

    Durante el transcurso de la próxima semana, las selecciones nacionales de 10 países sudamericanos disputarán los últimos dos de sus 18 partidos de eliminatorias para dar por terminada una campaña que comenzó en octubre de 2015.

    ¿Por qué son tan difíciles las eliminatorias de la CONMEBOL? Bueno, en ella participan algunos de los mejores jugadores del mundo -Lionel Messi, Neymar, Radamel Falcao y Luis Suárez, entre otros- y seis de los primeros 16 equipos del ranking. Brasil (segundo), Argentina (cuarto), Chile (noveno), Colombia (10mo), Perú (12do) y Uruguay (16to). Y luego están las cuestiones logísticas relacionadas con los viajes y con jugar en altura, o con calor o humedad agobiantes.

    "En otras (regiones) se pueden ver equipos más débiles donde es bastante evidente cuál es el equipo que va a ganar, y en las que hay muchos goles y partidos desparejos", dice el ex capitán Diego Forlán. "En América del Sur no hay resultados de 6-0 y 7-0".

    El formato de clasificación de todos contra todos existe desde 1996 en América del Sur y la competencia es feroz. Incluso a esta altura, sólo Brasil tiene asegurado su boleto a Rusia el año que viene.

    Solamente otros tres equipos se sumarán a la seleção, y hay apenas siete puntos de diferencia entre el segundo, Uruguay, y el octavo, Ecuador. La Argentina de Messi se encuentra en quinto lugar, fuera de los puestos de clasificación automática, y Chile, ganador de las últimas dos Copas América, le sigue en la tabla.

    Mientras tanto, el equipo que termine en quinto lugar disputará un repechaje de ida y vuelta contra Nueva Zelanda en noviembre. Los All Whites se encuentran en el puesto número 113 del ranking de la FIFA, unos 45 lugares por debajo de la selección sudamericana de peor ranking, Venezuela, en 68º lugar.

    Es el único equipo de la CONMEBOL que nunca ha jugado un mundial, y con Bolivia --nro. 46 en el ranking de la FIFA, arriba de Australia, Corea del Sur, Grecia, Costa de Marfil y Ghana-- son los únicos dos países que no tienen posibilidades de clasificar de cara a las dos eliminatorias restantes.

    Hay rivalidades en todas partes, que trascienden el deporte y reflejan enemistades históricas de larga data entre los países. Siendo la competencia tan feroz, no es de extrañar que Sudamérica sea la región con más tarjetas amarillas (4,6 por partido) del mundo.

    Más allá de todo el dramatismo, ¿debería ser así? Valencia dice: "No creo que sea justo que sólo cuatro equipos clasifiquen automáticamente", mientras que el ex internacional venezolano y actual analista de ESPN Alejandro Moreno sostiene que no se compara favorablemente con el sistema en otras regiones. CONCACAF, la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, por ejemplo, tiene tres plazas automáticas.

    "No es lo mismo ir a jugar contra Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, Ecuador, Paraguay o Chile que jugar contra algunos equipos de la CONCACAF", dice Moreno. "Veo a algunos de esos equipos y pienso, 'no me parece justo, no parece estar bien'. Pero así son las cosas. Si te clasificas en América del Sur, entonces sabes que lo has hecho en el grupo más competitivo. Es muy difícil para todos, y cuando juegas en un país como Venezuela, como lo hice yo, no sólo tienes que dar el 100 por ciento todo el tiempo, sino que también debes tener la esperanza de que los otros equipos no tengan una buena noche para lograr los resultados que te den la oportunidad de luchar por una plaza en el mundial".

    Otros equipos en otras regiones también deben recorrer distancias importantes, deben lidiar con problemas logísticos y enfrentarse a equipos sólidos en condiciones difíciles, pero ninguno se enfrenta a estos desafíos tan a menudo como los que participan en las eliminatorias sudamericanas.

    LAS CONDICIONES DE JUEGO
    El miércoles por la mañana, la selección de Brasil se entrenó cerca de Río de Janeiro y luego voló cuatro horas a Santa Cruz de la Sierra, la segunda ciudad más importante de Bolivia, que se encuentra cerca de la frontera entre estos dos países y está a 416 metros sobre el nivel del mar. Pero Bolivia-Brasil, partido que se disputará al día siguiente, no se juega en Santa Cruz.

    "Van a dormir seis horas, y luego, seis horas antes del partido, tomarán un vuelo hacia la cordillera de Los Andes a La Paz", dice Sergio Rangel, periodista que sigue a Brasil para el respetado periódico Folha de Sao Paulo. "Es una locura. El partido empieza a las tres de la tarde cuando la gente todavía está trabajando, y luego el equipo vuelve a Brasil el mismo día después del partido. Cuanto más se queden, peor será el efecto de la altura para los jugadores. No es ideal, pero los médicos les dijeron que es lo mejor que pueden hacer".

    Los partidos de la CONMEBOL se juegan regularmente en La Paz, que se encuentra a 3600 metros sobre el nivel del mar, y en la capital de Ecuador, Quito.

    "Es difícil jugar en Quito a 2800 metros", dice Forlán. "La pelota se mueve más rápido porque el aire es más fino. No es como en La Paz, Bolivia, donde te quedas sin aire después de cada carrera, pero hay una diferencia que altera los tiempos y las reacciones, la coordinación. Así que es un fútbol diferente; más lento, más paciente".

    Pero en términos de ventajas de local, hay que tener en cuenta que Bolivia ganó cuatro de sus ocho partidos locales en las eliminatorias para el Mundial 2018, pero perdió ocho consecutivos de visitante, con dos goles convertidos y 22 cedidos. Chile perdió allí el mes pasado, y Argentina también en marzo.

    "Es difícil incluso cuando estás en el banco en La Paz", dice el defensor argentino Marcos Rojo. "Mi segundo [partido ahí] fue este año cuando jugué los 90 minutos y perdimos 2-0. Fue un resultado muy malo para nosotros y significa que tenemos que ganar nuestros últimos partidos para asegurarnos de ir a Rusia".

    En 2007, la FIFA prohibió los partidos internacionales a más de 2500 metros sobre el nivel del mar, pero la suspensión duró menos de un año. El 1º de abril de 2009, una selección argentina con jugadores de la talla de Messi, Carlos Tévez y Javier Mascherano --dirigidos por Diego Maradona-- cayó 6-1 en La Paz.

    Moreno explica que se les pidió a los jugadores venezolanos que utilizaran una cámara hiperbárica durante seis semanas antes de una visita, pero el fútbol de clubes complicó la preparación. "Barça no va a liberar a Messi durante seis semanas", bromea.

    "Y cuando llegas a Bolivia, lo primero que ves en el vestuario son tubos de oxígeno. No sólo se convierte en un desafío físico, sino también en una prueba mental. Cuando llegas haces un par de carreras y te queman los pulmones, y dices: 'Pensé que estaba preparado para esto'. También estás bajo presión porque el partido es inminente, así que debes confiar en tu cuerpo y dar todo lo que tienes para clasificar al mundial. Ganamos 1-0 (en 2009), pero Bolivia pegó en el palo tres veces".

    Sin embargo, la desventaja de un equipo es ventaja para otro, y eso se extiende en toda la región.

    "Sacamos provecho del calor venezolano", dijo Moreno. "Sabíamos que Uruguay o Argentina venían del frío, así que los presionamos por todos lados con la esperanza de que se quedaran sin combustible. Los equipos como Venezuela se aferran a esas cosas e intentan acortar la brecha de talento y aprovechar el hecho de que sus rivales no quieren estar ahí porque están incómodos".

    El defensor colombiano Santiago Arias, por su parte, opina lo siguiente: "El aire es más pesado en el norte, el sol más fuerte. Barranquilla es duro para el rival; no les gusta ir a jugar contra nosotros ahí".

    "Jugué en Barranquilla tres días después de jugar 90 minutos contra Brasil," dice Rojo, haciendo referencia a un partido en noviembre de 2015. "No fue la temperatura, sino la humedad. Era del 93 por ciento. Ganamos 1-0. A veces tener más jugadores de clase mundial que tu rival puede marcar la diferencia".

    EL VIAJE
    "He visto a un par de técnicos [europeos] quejarse por vuelos de cuatro horas a Rusia o Ucrania, pero cuatro horas no es nada para mí", dice Forlán con una carcajada. "Jugué partidos internacionales dos días después de dar la vuelta al mundo. Los primeros viajes transatlánticos de Manchester a Uruguay fueron un shock. Salía del invierno inglés y llegaba al calor del verano sudamericano. Pero eso era sólo para juntarme con mis compañeros. Luego viajábamos de Montevideo a países del norte de Sudamérica como Colombia o Venezuela. De Montevideo a Bogotá o Quito hay siete horas y siempre teníamos que cambiar en San Pablo o Panamá o en algún lugar.
    "Y tampoco viajábamos con lujo", agrega. "Los jugadores de Uruguay volaban en económica cuando empecé, aunque pronto comencé a pagar de mi propio bolsillo para viajar en ejecutiva o primera clase. Fue una gran diferencia y podía dormir un poco, sobre todo porque muchas veces tenía que tomar cuatro o cinco vuelos para jugar con Uruguay en América del Sur. Regresar a Europa también puede ser agotador. Puede que llegues tarde el jueves por la noche y tengas que entrenar el viernes para jugar el sábado. Y tal vez habías sufrido un golpe o estabas un poco triste porque no habías jugado bien o tu equipo había perdido".

    Estos últimos años, los clubes europeos ricos tienen vuelos charter para recuperar a sus estrellas lo más rápido posible. "Si Argentina tiene seis o siete jugadores en España, por ejemplo, entonces tiene sentido que vayan juntos en un vuelo privado, incluso si juegan para clubes rivales", comenta Forlán.

    "Muchos de los partidos no se juegan en las capitales", dice Moreno. "Los viajes en América del Sur no son como en el primer mundo. Pueden afectar a los jugadores si no están preparados para hacer la transición y jugar en estadios donde podría no haber agua caliente, podría incidir en su rendimiento".

    EL AMBIENTE
    En América del Sur el fútbol es ruidoso y apasionado, teñido con una pizca de anarquía que podría intimidar al rival. Los partidos se juegan en algunos de los estadios más emblemáticos del fútbol mundial. Brasil reparte sus partidos en estadios construidos para el Mundial 2014, aunque el famoso Maracaná de Río no se ha usado durante estas eliminatorias por una disputa con los dueños del estadio.

    Argentina también juega en distintos sitios, pero por lo general lo hace en El Monumental de River Plate, donde ganó la final del Mundial de 1987 en un mar de papel picado. Sin embargo, el partido clave del jueves contra Perú se disputará en la casa del archirrival de River.

    Claudio Tapia, presidente de la AFA e hincha de Boca Juniors, decidió que se juegue en La Bombonera ya que el estadio es famoso por la intimidación que provoca. El razonamiento de Tapia es sólido, pero la historia tiene una advertencia: En 1969, Argentina se enfrentó a Perú necesitando un triunfo para clasificar. El partido se jugó en La Bombonera por motivos similares, y la Argentina empató 2-2 y quedó fuera de México 1970.

    Uruguay juega todas sus eliminatorias locales en el gran Estadio Centenario de Montevideo, que en 1930 fue sede de la final del mundial. Se planea su reconstrucción para un mundial organizado en forma conjunta con Argentina en 2030, pero por ahora las gradas principales son arcaicas bancas de madera y las líneas de visión no son buenas. El viento puede aullar desde el Río de la Plata en pleno invierno, y sin embargo se convierte en un hervidero cuando Uruguay tiene un partido importante.

    "El Centenario es el lugar más difícil para jugar", dice Arias, de Colombia. "Es el público, pero además el conjunto uruguayo siempre es fuerte, muy fuerte".

    "Mi mejor recuerdo es cuando superamos al equipo argentino completo 1-0", dice Moreno, haciendo referencia a una eliminatoria en octubre de 2011. "Las calles estaban llenas de hinchas que rodeaban el autobús. Permitió que los fans soñaran con la posibilidad de clasificar al mundial. La alta emoción de nuestros fans nos favoreció y perjudicó a la Argentina".

    "Los hinchas arrojaron huevos a nuestro autobús camino al entrenamiento", dice Forlán sobre un viaje a Perú en 2013, cuando los anfitriones tenían la esperanza de clasificar a su primer mundial desde 1982. "También estaban fuera de nuestro hotel cantando a la noche. Lo anticipábamos. Ganamos 2-1. Realmente sientes que has logrado algo cuando ganas un partido como ese".

    Además, Forlán agrega que los ambientes que los equipos deben enfrentar en las eliminatorias pueden prepararlos para el mismo mundial, y citó el Mundial 2010 de Sudáfrica como ejemplo.

    "Jugamos un partido de cuartos de final contra Ghana en Soweto y 80.000 personas querían que perdiéramos. Pero como estábamos acostumbrados a esa adversidad, a esos partidos realmente difíciles, estábamos acostumbrados a esa 'mentalidad de nosotros contra el mundo' desde todos los partidos del grupo. Huevos, canciones, rivales. Me encanta el grupo Sudamericano. No hay un solo partido fácil".

    LAS RIVALIDADES
    Se dice en broma que para ganar el mundial, un país sudamericano debe evitar una clasificación fácil. Uno de los motivos por los cuales los futuros campeones muchas veces tienen problemas en la fase preliminar se debe a las rivalidades que se han formado entre los países que se enfrentan a menudo.
    "En 1985, la Argentina anotó 10 minutos antes de cumplirse el tiempo contra Perú para empatar y clasificarse al mundial", dice el periodista brasileño Alex Sabino, quien ha viajado extensamente por Argentina para escribir sobre fútbol. "El goleador fue Ricardo Gareca, hoy DT de Perú".

    Tras clasificar raspando, un conjunto argentino inspirado por Maradona se consagró campeón mundial en 1986. Algo similar ocurrió siete años más tarde, cuando, con los equipos divididos en dos grupos de cinco, Brasil arrancó su último partido (contra Uruguay en el Maracaná) fuera de las tres plazas de clasificación automática.

    Romario regresó del exilio y jugó el partido de su vida, convirtiendo los dos goles del triunfo de Brasil por 2-0. Anteriormente en el mismo ciclo, fue un gran shock cuando Bolivia superó a Brasil en La Paz. Los hinchas pedían el despido del entrenador Carlos Alberto Parreira, pero mantuvo su puesto y finalmente ganó la Copa del Mundo en los Estados Unidos.

    Brasil, como la nación más exitosa en la historia de la Copa del Mundo, es el equipo a superar para la mayoría de los rivales, independientemente si son un equipo de mayor o menor relevancia.

    “Cuando juegas para Argentina en un partido importante contra Brasil, es la mejor de las sensaciones que puede tener un jugador”, dice Rojo. “Es un juego que fácilmente podría ser la final del Mundial, sólo que es un enfrentamiento clasificatorio. Nunca voy a olvidar cuando enfrentamos a Brasil en Buenos Aires en las eliminatorias para Rusia (en 2015)”.

    “La rivalidad entre Brasil y Argentina se basa, en principio, en cuestiones geográficas porque era muy difícil poder enfrentar a Inglaterra o Francia en la década de 1920”, dice Rangel. “Es la gran rivalidad de Sudamérica entre dos estilos contrastantes. El de Brasil es el joga bonito, el fútbol bonito. El estilo de argentina es más físico.

    “Uruguay También es un gran rival de Brasil. No podemos olvidar lo que sucedió en 1950 (cuando Uruguay ganó la Copa del Mundo con un resultado 2-1 en Río). Estaba en un partido en Montevideo cuando Brasil ganó por 4-1 este año y se pudo ver la satisfacción entre los jugadores, en cuanto al aspecto histórico, También se debe a que Uruguay cuenta con grandes jugadores como Suárez y [Edinson] Cavani”.

    TODOS TIENEN SU CLÁSICO
    “Todos los vecinos de Colombia nos quieren superar, lo cual es lógico, pero ahora quieren superarnos con más ganas porque nos consideran uno de los mejores equipos”, dice Arias. “Tenemos jugadores que son conocidos alrededor del mundo: Radamel [Falcao], James [Rodríguez] y Juan [Cuadrado]. El fútbol colombiano está en un buen momento, lo que lo convierte en otro plantel fuerte en el grupo. Eso hace que las cosas sean más complicadas para nosotros, pero es algo que tenemos que superar y lo cierto es que nos ha ido muy bien”.

    Mas allá del fútbol, por el momento, las rivalidades tienen un agregado dependiendo de la situación particular de cada nación.

    “Muchos países en América del Sur y, en particular, Venezuela en este momento, están atravesando problemas políticos, sociales y financieros, además de inestabilidad económica”, comenta Moreno. “Esos inconvenientes tienen una manera de hacerse evidentes dentro del campo de juego que va mas allá del potencial de juego de los jugadores y es algo que las personas fuera de Sudamérica quizá no sean capaces de percibir. El partido en el que juegan las selecciones nacionales de estos países es un momento en el que todos los problemas quedan en el olvido y es algo a lo que la gente se aferra y dónde deposita sus deseos y esperanzas. El jugador es capaz de sentir esa emoción. Si eres capaz de regalarles ese momento de felicidad, es algo que nunca se olvidarán. Va mas allá de los tres puntos que puedas sumar”.

    LA CALIDAD
    “Hay 10 equipos muy fuertes, cada uno de esos países comenzará en el grupo pensando que tiene muchas chances de clasificar para el Mundial”, dice Arias. “Eso no sucede en otras partes del mundo en donde hay equipos mucho más flojos.
    Al menos la mitad de los equipos sudamericanos no irá a Rusia el próximo año, pero el hecho de no clasificar no significa que todo haya sido una pérdida de tiempo. Con el nivel del juego siendo tan elevado, el interés se mantiene vivo y es posible construir a partir de estas performances de cara al futuro.

    “La fortaleza del grupo de la CONMEBOL ha ayudado a que países como Venezuela achiquen la brecha”, dice Moreno. “Eso hace que el grupo sea aún más intrigante. Venezuela puede ir a la Argentina y quedarse con un empate por 1-1 como lo hizo recientemente. Tampoco es un resultado anormal. Todos los equipos han pasado a ser mucho más competitivos y todos los países han aprendido a maximizar sus talentos. Argentina o Brasil cuentan con mucho más talento que Venezuela, por lo que lo más importante es usar muy bien los recursos con los que uno cuenta”.

    Ecuador, por su parte, sólo había ganado cinco partidos de eliminatoria antes de 1996 pero, desde que entraron por primera vez en la Copa del Mundo en 2002, han clasificado dos veces más. Las naciones de América del Sur tienen un camino tan duro hacia la Copa del Mundo que tienen que estar bien preparados desde un principio. En el Mundial anterior, solamente Ecuador no logró pasar la fase de grupos.

    “Estamos en un país en el que hay tres millones de personas, pero hemos llegado a las semifinales de la Copa del Mundo de 2010”, dice Forlan. “Tres millones es la mitad de la población de Escocia. Uruguay está muy orgullo de sus logros con la selección nacional. ¿Pero qué es lo que nos ayuda a prepararnos aparte de los jugadores, el espíritu competitivo y el entrenador? El hecho de tener que enfrentar a algunos de los mejores equipos en la clasificación. Terminamos quintos en las eliminatorias de 2010 y tuvimos que superar a Costa Rica para llegar al Mundial”.

    Con la excepción de las clasificaciones para el Mundial de 2006, cuando Uruguay perdió ante Australia, los equipos sudamericanos han dominado las eliminatorias intercontinentales durante el último tiempo -- Uruguay eliminó a Costa Rica y Jordania en 2009 y 2013 respectivamente – y quien sea que termine quinto este año debería ser capaz de superar al equipo representante de Oceanía, Nueva Zelanda.

    “Antes, en Europa sólo jugaban los integrantes de los mejores equipos de América del Sur”, dice Forlan. “Ahora, todos los equipos tienen jugadores que participan del primer nivel en las ligas europeas. Han mejorado, los que están en España se han acostumbrado a enfrentar a Messi, por lo que no le tienen miedo. Se han acostumbrado a tener mejores instalaciones de práctica, a jugar en mejores canchas, a tener una mejor preparación por lo que cuando regresan a casa piden lo mismo. Eso ha elevado el nivel en general”.

    “Cuatro o cinco [para clasificar] es una cantidad suficiente de equipos”, dice Rangel. “El grupo de la CONMEBOL funciona porque es muy competitivo. Siete de diez países en la Copa del Mundo es un numero realmente importante”.

    Gracias a la fortaleza de su país -- Brasil es la única nación que ha participado de todas las Copas del Mundo -- Rangel podría verse más inclinado a opinar de esa manera, pero es una visión que comparten personas de otros países sudamericanos.

    “Cuando escuché que la FIFA quería ampliar el número de participantes para darles a países como Venezuela una oportunidad (48 equipos podrán clasificar para 2026, incluyendo seis de Sudamérica), quizá esté dentro de la minoría, porque no me agradó mucho la idea”, comenta Moreno. “Se supone que en el Mundial tiene que quedar la elite de la elite. Es un torneo exclusivo, por lo que expandirlo, a mi entender, debilitaría su importancia. Si el objetivo es seguir elevando el nivel y continuar nutriendo nuevos talentos, que así esa. Hemos recorrido un largo camino, ya no somos tres puntos fáciles, y estoy orgulloso de eso. Somos importantes, podemos conseguir buenos resultados, y la próxima generación tiene posibilidades de mejorar y llegar a la Copa del Mundo”.

    “Cuando Colombia llegó a la Copa del Mundo en 2014, era la primera vez desde 1998 y miles de fanáticos se acercaron para ver jugar a su equipo”, dice Arias. “Algunos hasta fueron manejando en sus autos; les llevó dos días cruzar todo el Amazonas. Fui sustituto para nuestro primer partido contra Grecia en Belo Horizonte. No podía dejar de mirar a los fanáticos colombianos, tal vez había unos 25,000. Me sentí muy orgulloso. Y después, en la cancha, la sensación fue grandiosa. Ganamos ese partido, fue un gran momento”.

    “Estuvimos cerca de ganar las eliminatorias de 2010, teníamos dos partidos restantes, pero perdimos en casa ante Paraguay”, dice Moreno. “Siempre tendremos que vivir con eso, y lo que lo hace más decepcionante es que empatamos con Brasil en el último partido. Uruguay saltó sobre nosotros y se quedó en la posición de las eliminatorias”.

    Ese equipo uruguayo, el quinto mejor en Sudamérica, terminó cuarto en el mundo. Aclaro esto si es que sigues preguntándote qué tan duras pueden ser la eliminatoria de la CONMEBOL.

    http://espndeportes.espn.com/futbol...an-dificiles-las-eliminatorias-de-la-conmebol
     
  2. drwire

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    La marca también es distinta, más feroz. Por eso las estrellas sudamericanas no brillan al nivel que lo hacen en sus clubes de Europa.
     
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  3. BLUESENDOH

    BLUESENDOH Usuario Avanzado nvl. 4 ★ ★
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    Esta muy weno el aporte !!

    Y aca el futbol se vive de otra manera, ademas la presion a nivel de seleccion es mayor.. Y todo esto sumado a factores geograficos, clima etc...

    Naaa las eliminatorias sudamericanas son una maravilla wn !!
     
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  4. El guaje

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    Muy bueno el tema, se agradece!!
    Es genial leer las apreciaciones directas de los jugadores, no tenía idea lo de Forlán y claro, la vida de los jugadores de Europa entre tanto viaje y cosas así...

    Aguante las Eliminatorias de América del Sur
     
  5. nicox2

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    Excelente Aporte! muy interesante leer lo que mas o menos sabemos
     
  6. Dolce Gabbana

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    El fútbol chileno a nivel selección siempre a sido politicamente correcto, carente de trampas como en el resto del fútbol fútbol sudameriano, mencionando al argentino. El futbol por estos lares se gana con pillerías, teatro, reclamos y mafias. No es un deporte para correctos. El chileno no sabe hacer trampa en fútbol, si lo hace se le nota demasiado.