Mi primer Anal (segundo relato)

Hola, soy Pamela, tengo 28 años y soy de Santiago de Chile. Soy morena, alta (1,73) y debido a mi profesión (bailarina y modelo) cuido mucho mi físico. Tengo pechos grandes (98), buena cintura (63) y un cuidado trasero (100). Cabello color chocolate, labios ni tan gruesos ni tan delgados y ojos marrones.

Este relato va dedicado a cuarenton_1 que me lo pidió.

Perdí mi virginidad a los 17 años y de inmediato note lo exquisito del sexo, con mi pololo en ese entonces probamos varias cosas y fui aprendiendo rápido, pero esa relación llego a su fin y no por eso iba a dejar de disfrutar. Tenía ya 23 años y estaba totalmente soltera, de vez en cuando salía con amigas y amigos, pero había un chico que me llamaba particularmente la atención, él tenía un año más que yo y estudiaba en la San Sebastián (ubicada en bella). Nos juntábamos de vez en cuando a hablar y había un solo problema: él estaba comprometido.

Ambos sabíamos que nos atraíamos mutuamente, pero tampoco soy de las que suele meterse en medio de relaciones. Terminamos siendo buenos amigos, aunque eso le traía muchos problemas con su polola. Un día me llamo y me dijo que si podía juntarme con él a conversar, no lo escuche muy bien así que accedí de inmediato, nos juntamos en bella a comer sushi y tomar algo y él me contó que había terminado con su polola definitivamente.

Paso la hora y tratamos de cambiar el tema para así poder distraernos un poco, aunque de vez en cuando él se pegaba un bajón de ánimo. Luego de un rato nos fuimos a bailar a una salsoteca y estuvimos ahí hasta las 3 de la mañana, yo le ofrecí ir a dejarlo, ya que él había tomado y prefería asegurarme de que llegara bien. Nos subimos a mi auto y antes de partir el me agradecía haberlo acompañado y de eso no me di cuenta cuando de pronto me estaba besando. No lo puedo negar, yo también quería eso. Los besos fueron subiendo de tono y no tardamos mucho en calentarnos, entonces yo le puse un “stop”. Él se sintió avergonzado y me pidió disculpas, yo encendí el auto y maneje, no hablamos en todo el camino, llegué a parque Bustamante y me detuve, él me miro y me dijo “¿por qué nos detenemos?”, yo le conteste “porque vamos a dormir aquí”, estábamos frente a un motel.

Entramos y quedaba solo una habitación con jacuzzi, entramos a la habitación y comenzamos a besarnos, se tiró a la cama y yo me subí sobre él, podía sentir toda su erección y yo estaba muy húmeda, comenzó a jugar con mis pechos primero de manera muy tímida, pero luego con confianza y algo de brutalidad controlada que me encantó, él estaba vuelto loco y casi no lo reconocía, me miraba con deseo y me hacía sentir como un juguete sexual y decidí entregarme a eso, de alguna forma esa sensación me calentaba más.

Pronto sentí su mano tocando mi trasero, pero no sobre la ropa y al principio pensé en pararlo, iba muy rápido, pero no me dejó, antes que pudiera reaccionar sus dedos estaba jugando en mi colita y aunque me asustó, lo disfruté. Nos desnudamos y vi su rico pene jugosito esperando por mí, me acosté y comencé a chuparlo, quería hacerlo lento pero nuevamente se adelanto y antes de poder hacer algo, me lo metió entero en mi boca. Era otro hombre, no el que conocía, pero me gustaba, me calentaba lo bruto que era, me hacía sentir pervertida y lo estaba gozando.Disfrutaba su rica verga en mi boca.

Mientras se lo chupaba el jugaba con mi culito y de vez en cuando metía la puntita de dedo en mi cola, a lo que yo reaccionaba quitándosela. Me tenía muy caliente, de pronto me tomó y dándome un beso me puso en 4 patas, se puso atrás mío y metió su pene lentamente en mi vagina húmeda, poco a poco, pero sin detenerse ni dudar.

Me embestía como nadie lo había hecho, me dolía y me sentía usada, pero me encantaba. De vez en cuando me sacaba el pene y hacia que se lo chupara tomándome del pelo y tratándome de “perra”, yo cada vez estaba más caliente. En una de esas me volvió a poner en 4 y pensé me lo iba a seguir metiendo, pero en vez de eso sentí su lengua en mi cola. Que sensación más deliciosa, gemí como loca y él lo disfrutaba y no paraba de repetir “que hermoso culo tienes perra”, era un animal y yo estaba ahí dispuesta a recibir lo que quisiera darme. Se levantó nuevamente, puso su pene en mi culo y sin siquiera preguntar comenzó a empujar, sentía como mi cola se abría para que su pene entrara y aunque me dolía no lo quería detener, me estaba culiando y yo lo estaba disfrutando como una verdadera perra. De a poco aumentó el ritmo de las embestidas y sentí su mano en mi clítoris, le dije que iba a acabar y aumento más el ritmo, llegué a un orgasmo espectacular y muy largo, por su parte el saco su pene y me hizo dar vuelta, estallo y lanzo toda su leche en mis tetas y mi estómago. No lo podía creer, había tenido mi primer anal y me había encantado. Él me miraba y se reía, al parecer había olvidado a su ex de la mejor manera…

Espero les haya gustado mi relato, pronto habrá más sorpresas. Besitos a todos. Cualquier duda o consulta déjenla en los comentarios.

 

Si, lo he hecho varias veces mas y cada vez le tomo mas el gustito Hay q saber hacerlo eso si