Viajas como el sonido puro de un acorde acústico, Vienes de la mano de una suave voz perdida entre los colores de este atardecer, en el que no estas a mi lado. No es nada, me digo, cuando mis días sólo se hacen días con tu sol, y mis noches con tu luna. Podremos ser amigos, me pregunto, pero mi corazón salvaje cabalga a buscarte, si es que estuvieses, entre los árboles que una vez me enseñaste. Quiero tomar mi bolso, lleno de ganas de verte, y salir a recorrer caminos que no hayan descubierto tus ojos, y seguir tu pasos imaginarios. Mis canciones toman la forma de tu rostro, y como antorcha apagada me envían a recónditos sitios, donde la luz es una leyenda. La despedida es inminente, como el olvido al tiempo, como la muerte a la vida.