Hacia atrás

Tema en 'Rincon Literatura' iniciado por Rizplit, 2 Oct 2017.

  1. Rizplit

    Rizplit Usuario Nuevo nvl. 1
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    Hace siete días Raúl y Laura tuvieron su última relación sexual. Culearon por última vez, como se dice. Culearon, más bien, Raúl se culeó a Laura. Violentamente y con tristeza, luego de su última pelea, que a estas alturas ya no importa. Raúl tomó de los brazos a Laura, casi dañándola, la volteó, le bajó sus pantalones y la penetró completamente. Laura, con su cara recostada sobre sus sábanas, sus ojos cerrados y una resignación impasible, sólo se inmutó cuando, por equivocación, Raúl la penetró analmente. Gritó. Raúl asustado, completamente excitado pero asustado, siguió. Así estuvieron dos o cinco minutos. Raúl eyaculó dentro de Laura. Ella fue al baño y mientras se limpiaba, Raúl se acomodaba sus jeans semi-ajustados y se limpiaba el poco sudor de la frente. Laura salió del baño como si nada, miró directamente a Raúl, sus ojos denotaban una seguridad nunca antes vista. Terminamos, le dijo, quiero que te vayas y que no vuelvas.

    Raúl amaba a Laura y Laura amaba a Raúl. O eso decían sus amigos. En realidad, lo decía todo aquel que los observaba: ellos se aman. Laura, dos meses antes de comenzar con Raúl, había terminado una antigua relación, sumamente tortuosa y de poca importancia con Alejandro. Por su parte, Raúl no había terminado con Javiera, una joven morena y delgada -con la cual Raúl había perdido la virginidad-, cuando comenzó su pololeo con Laura. Raúl y Javiera se conocían hace muchos años, ella era muy polola, como dicen las abuelas; él estaba aún en la edad del pavo. Javiera a sus dieciséis años ya había estado con varios compañeros, había culeado mucho. Raúl no, nunca, de hecho. Raúl y Javiera siempre estudiaban juntos, o más bien, conversaban sobre las aventuras sexuales de Javiera. A ella le gustaba hacer sexo oral. Me gusta chuparlo, ¿te la puedo chupar?, le preguntó un día a Raúl, con tono inocente y coqueto. Aquel día, Javiera se la chupó a Raúl, hasta que eyaculó. Luego lo volvió a masturbar y culearon. Raúl le comentó que había sido su primera vez, a Javiera le pareció tierno y desde ese día comenzaron una relación.

    Cuando Raúl conoció a Laura, llevaba cinco años con Javiera. Era una relación aparentemente estable. ¿Cuándo se casan? Era la pregunta medio en broma que siempre les hacían sus amigos. Y de vez en cuando, el padre de Javiera les hacía la misma pregunta, pero en serio. Los primeros dos o tres años de relación fue intensa, o eso es lo que se dice cuando la relación es muy veloz, sea lo que eso quiera decir. Cuando hablaban de su relación decían justamente eso: Sí, nuestra relación fue muy intensa los primeros años. Queriendo decir con sus miradas cómplices que habían culeado mucho y en muchos lugares distintos. También, culpándose uno al otro por haber bajado el ritmo. Aunque esto no lo decían, sólo lo pensaban. Javiera y Raúl tenían muchas cosas en común, pero sobre todo su relación se basaba en el sexo. Cuando Raúl conoció a Laura, con Javiera no habían culeado hace indeterminablemente cuatro meses. Quizás porque Javiera había vuelto a hablar con José, un tipo diez años mayor que ella, que la había iniciado sexualmente, a eso de sus trece años. O quizás por Raúl que prefería masturbarse, ver tv, leer o hacer cualquier otra cosa que ir a casa de Javiera y encontrarse con esa fastidiosa pregunta del padre. O quizás, simplemente ambos se cansaron de ese sexo tediosamente salvaje. El asunto es que hace cuatro meses aproximadamente, no culeaban.

    2
    Laura y Alejandro se conocieron gracias a Pamela, una amiga de Laura. Alejandro que no es relevante, estaba completamente enamorado de Pamela. Y Laura sentía mucha atracción por Alejandro. Pamela sabía todo esto, y aunque a ella no le gustaba Alejandro, se metió con él. Pamela es de esas mujeres que actúan por caprichos. El mismo día que se acostaron, Alejandro quiso ir más allá y Pamela lo paró en seco. No me gustas Hueón, me metí contigo porque le gustas a Laura, le dijo. Alejandro, al día siguiente fue donde Laura. Y así comenzaron una relación.

    Alejandro y Laura duraron inexactamente uno o dos años. Iban, volvían, lloraban, sobre todo Laura y gritaban, sobre todo Alejandro. Pamela era causa recurrente en todas estas peleas. Laura nunca supo por qué su amiga le calentaba la sopa a su pololo. Así se lo expresaba Laura a sus amigas: La pamela le calienta la sopa a mi pololo, no entiendo por qué, si es mi amiga.

    Finalmente, la relación terminó. Laura encontró a Alejandro culeando en una plaza, no con Pamela, con otra. Quizás eso fue lo peor, que no fuera Pamela, sino otra.

    Laura no tardó mucho en olvidar a Alejandro. Nunca fue relevante, ni para ella, ni para esta historia.

    La última vez que lo recordó fue cuando observó a plena luz del día a una pareja teniendo sexo en la playa. Algún día tendré que culear al aire libre, comentó para sí, con un humor negro que le causó mucha gracia.

    Más de tres meses después, Laura conoce a Raúl.

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    Raúl había salido con Javiera. Hacía bastante que no salían. Fueron a un parque o a la playa. Ya casi ni hablaban. Raúl mostraba unas ganas tremendas de irse; Javiera por su parte, cada tanto, recibía mensajitos de José. Mensajes insinuantes que Raúl miraba de reojo y dejaba pasar.

    Laura ese día caminaba muy cerca del parque o la playa, con una amiga. Hasta que la amiga tuvo que irse, recibió una llamada urgente, se fue corriendo y casi llorando. Laura se enteró, ese día, pero más tarde, que el padre de su amiga había muerto. Lo habían atropellado.

    Javiera le dijo a Raúl que se iba a su casa, que tenía algo que hacer, algo con su familia. Le mintió, iba a juntarse con José, quién demostraba mucho interés, no como Raúl. Bueno, que te vaya bien, hablamos, esas fueron las últimas palabras que Raúl espetó a Javiera. Ésta no dijo nada, lo besó como por obligación y se marchó.

    Laura y Raúl, ambos solos en el parque o en la playa. Ella caminando y él esperando nada. Ese mismo día se conocieron. Ambos coincidieron en el paradero que los llevaría a sus casas, aunque vivían en direcciones completamente distintas. Raúl no pudo aguantar la belleza de Laura. La miraba como si ella no pudiera mirarlo a él. Pero Laura sí lo miraba, de reojo, estaba cada vez más incómoda. De esto se percató Raúl y le habló. Le pidió disculpas por incomodarla o algo así, además de agregar que le parecía muy linda. Le preguntó cosas típicas y no tanto. A Raúl le gustó desde el primer momento. A Laura sólo le gustó cuando Raúl se ofreció acompañarla a su casa. Cuando llegaron decidieron sentarse en alguna parte de la vereda. Por primera vez desde hacía unas horas sus miradas coincidían. Raúl sonrió tierna y nerviosamente, Laura inexpresiva lo miró, se acercó y se besaron.

    Desde aquel día, Laura y Raúl comenzaron una relación. Aunque no pololearon hasta tres meses después, culearon la segunda o tercera semana. Le dijo a Raúl que quería hacerlo al aire libre, Raúl con una sonrisa secreta le comentó que accedía, pero que no fuera en la playa porque la arena le molestaba demasiado y había tenido una mala experiencia. Mientras Raúl comentaba eso, a Laura se la pasaba por la cabeza aquella pareja que a plena luz del día tenía sexo en la playa, por un momento pensó que había sido él. Y sí, él había sido, con Javiera. Pero ella nunca lo supo con certeza.

    A la segunda o tercera semana culearon, primero en el pasto en una plaza, luego en una banca, de la misma plaza. Dos meses y una o dos semanas después, Raúl se decidió y le pidió pololeo a Laura. Ella acepto y volvieron a culear, como para cerrar una especie de pacto. Raúl hacía unos tres meses que no hablaba una sola palabra con Javiera, le parecía sumamente raro que ni ella ni él tuvieran el interés de hablar con su pareja. Ya que formalmente aún lo eran, desde hace cinco años. Días más tarde, mientras Raúl conversaba con Laura, recibe una llamada. Era Javiera. Raúl se alejó de Laura para hablar. Y escuchó: Disculpa por no haberte hablado en tanto tiempo, aunque tú tampoco lo hiciste, asumí que ya no estábamos juntos. Me metí con José, culeamos. Raúl, lo nuestro ya no daba para más, terminamos, te quiero, adiós. Raúl no supo cómo tomarse aquel llamado, era lo que esperaba y lo que nunca se atrevió a hacer. Volvió donde estaba Laura, la besó y le dijo: Te amo.

    4
    Laura, cuando tenía unos diez o doce años había sido violada por un tío muy lejano. O eso era lo que ella le contaba a Raúl. A veces decía que no era violación, que fueron unas simples insinuaciones. Otras veces ella sentía cómo siendo una niñita, era violada. Podía describir incluso el lugar de aquel acto. La primera vez que le comentó esto a Raúl, él se puso a llorar. No podía creerlo. No podía creer, además, que su familia no hubiera hecho nada. Esto último fue parte recurrente en sus peleas. Laura le había dicho a su familia quién era y qué había hecho. Le creyeron a medias. Raúl le creyó todo.

    Días más tarde Raúl y Laura se vieron por última vez.

    **No terminado**