Visitas a mundos paralelos desde un ascensor

El juego del ascensor (o del elevador, según cómo se denomine en tu país) es una famosa creepypasta. Se basa en una leyenda urbana originaria de Corea del Sur. Subiendo a un ascensor y moviéndose de un piso a otro conforme a cierta secuencia sería posible acceder a mundos paralelos, con versiones diferentes del mismo piso. Lo que puede pasarle a quien se atreve a hacer este juego es objeto de controversia. Algunos dicen que las realidades alternas constan de lugares inofensivos, otros que estas son versiones distorsionadas de nuestro mundo. Incluso se cuenta que muchas personas no sobrevivieron al juego y nada se supo de ellas desde que dijeron que iban a intentarlo. Al parecer,, este juego implica un gran peligro: el de quedarse atrapados en sitios hostiles poblados de entidades malignas. Sea cuál sea la teoría más popular, lo cierto es que esta leyenda ha inspirado innumerables historias? Nosotros vamos a disfrutarla aquí como video de terror, sin buscarle tres pies al gato.

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El juego del ascensor

¿Nunca escuchaste hablar del juego del ascensor? De origen coreano este juego es muy curioso y un tanto llamativo, incluso fácil de realizar pero no por eso deja de ser peligroso. La intención es que el elevador te lleve a otro mundo u otra dimensión.

Quienes dicen haberlo jugado con éxito reportan que las puertas del elevador se abren para mostrar pasillos infinitos, luces raras, una versión alternativa del mismo piso pero completamente oscuro y con sonidos extraños que se empiezan a escuchar desde lejos y se van acercando poco a poco. Por si te lo estás preguntando, no, no puedes grabar tu testimonio, puesto que las cámaras y los móviles no funcionan en mundos paralelos. Pero vayamos por orden...

Necesitas estar en un edificio de más de 10 pisos y debes hacerlo solo o sola. Obviamente, si decides jugar será bajo tu propia responsabilidad. Si alguien sube al ascensor durante los primeros cinco pasos tendrás que volver a empezar. Deberás seguir el siguiente orden: Toma el elevador desde el piso 1 y sube al piso 4. Desde ahí baja al piso 2. Cuando llegues sube al piso 6, luego desciende de nuevo al 2. Vuelve a subir, directamente al piso 10, para bajar enseguida al 5. Llegado a este punto debes volver al piso desde donde empezaste, eso es, el 1. Pero si en vez de bajar ahí, el ascensor te lleva por su propia cuenta de nuevo al piso 10 prepárate, porque eso significa que completaste bien el ritual. Cuando las puertas del décimo piso se abran, efectivamente te encontrarás en el mismo edificio sólo que estarás en una dimensión alterna. Puede haber varias versiones del mismo ambiente.

Algunas son inofensivas, otras están cargadas de un peligro latente. Si quieres retirarte en este punto, para volver a la realidad que todos compartimos debes hacerlo desde el mismo ascensor en el que llegaste, siguiendo la misma secuencia que te he ilustrado antes, pero al revés. No te aconsejo para nada ponerte a explorar el piso en la realidad paralela. Hay personas que se han aventurado a recorrer aquellos pasillos y han quedado traumadas de por vida.

En unos foros de la deep web se conoce el testimonio de un joven, que se hace llamar Billy. El tipo salió del ascensor y empezó a caminar por la décima planta. En un primer momento no notó diferencias en el lugar; era como estar en el piso de siempre, sólo que no se veía nadie. Pero de repente se dio cuenta de que el pasillo era muy largo, como si no fuese a terminar nunca. Además, conforme avanzaba, este se tornaba cada vez más oscuro y parecía estar en ruinas: paredes húmedas, cuyas manchas y grietas en la pintura dibujaban siluetas inquietantes, que recordaban sonrisas retorcidas de seres sin forma. En el suelo las baldosas estaban sueltas, y producían al pisarlas un quejido que retumbaba igual que un lamento depresivo. Las puertas en ambos lados del pasillo se veían tumbadas o quemadas. Más adelante ya ni siquiera había puertas; los umbrales se abrían sobre espacios inmensos, oscuros como boca de lobo. En ese momento Billy comenzó a escuchar un ruido extraño: en realidad era parecido a un cuchicheo sofocado. Por si eso fuera poco, se le insinuó la sensación de que le observaran.

Tenía que irse de ahí; y rápido. Hizo el camino de regreso. El ascensor no se encontraba donde tenía que estar. En verdad Billy ya no sabía si se había perdido entre las muchas puertas y habitaciones que llevaban de un pasillo a otros, aparentemente idénticos al primero. O si el piso 10 iba cambiando de aspecto a medida que él se movía. Por mucho que intentara volver al punto de partida, el corredor seguía presentándose como un lugar abandonado. Y esos susurros, esos gañidos difusos de los que no acababa de entender de dónde venían, seguían acechándole desde la oscuridad. ¿Dónde estaba aquel pasillo parecido a la realidad de origen, desde el que había empezado la exploración? Horas y horas se pasó Billy deambulando sin rumbo por el décimo piso. Jamás debería haberse atrevido a salir del maldito ascensor. Atrapado en ese lugar, lo mejor que le podía pasar sería morirse de hambre y de sed, a menos que esas entidades que no podía ver (pero sí escuchar) no terminaran con él. Ya sólo le quedaba rezar. Rezar... y en ese momento a Billy se le ocurrió pensar en un santo del que había oído hablar por su abuelo. San Antonio de Padua, el santo italiano originario de Portugal, y patrono de los objetos perdidos. Concentró sus pensamientos en esa figura protectora; rogó y suplicó entre lloriqueos. ¿Qué más podía hacer a esas alturas?

Y funcionó, por suerte o por milagro. Tras seguir dando vueltas por aquel laberinto de pasillos y puertas, el joven dio por fin con el tan ansiado ascensor. Billy repitió la secuencia de viajes con el elevador, pero en sentido inverso, hasta que pudo bajar en el piso 1 y volver a casa sano y salvo. Eso sí, la experiencia le marcaría para siempre.

Te vuelvo a repetir que tengas muchísimo cuidado si piensas hacer este juego. De hecho no deberías, por mucho que te reten tus amigos o te tiente la curiosidad. Ellos, los que sean que se encuentren en esos mundos paralelos, no tienen nada que perder. Quién tiene todas las de perder eres tú. Puede que te quedes atrapado en realidades hostiles; puede que pierdas tu salud mental, debido a lo traumático de la experiencia; o puede que te mate alguna entidad monstruosa, que por algo está confinada en otros mundos. En diferentes países del mundo (en Corea, que es donde se inventó este juego, pero también en México y Argentina) varias personas que dijeron que iban a intentarlo han desaparecido, y nadie ha podido encontrarlas. ¿Tú crees que vas a tener mejor suerte?

 

Jajajaja, me encantó cómo creaste la expectativa con tu narración.