Rendicion de arequipa, fin de la guerra

Una vez ocupada la cuesta de Huasacachi el coronel don José Velasquez marchó en el acto sobre Puquina, la última línea defensiva antes de llegar a la ciudad de Arequipa. Se trataba de alcanzar la citada fortaleza , antes que lo hicieran los fugitivos defensores expulsados de las posiciones de Huasacachi. Para conseguir este objetivo las tropas chilenas que se encontraban sin dormir desde la noche anterior, fueron puestas a prueba en cuanto a resistencia y audacia, porque iniciaron una marcha forzada desde Moromoro y Omate a Puquina por gélidas cumbres sobre los 3.500 metros de altura, sin detenerse a dormir, ni comer durante todo el día 23 y la noche del 24 de octubre y solo habían breves descansos para sacar un trozo de charqui de la mochila el que se servían sentados con el fusil al brazo, para reanudar la caminata casi de inmediato, en un esfuerzo sobrehumano tan grande que tal vez no tenga parangón.
Entre tanto la guarnición de Arequipa fue llevada por el general Canevaro , jefe de esa plaza al portezuelo de Chacahuayo tomando muy buenas posiciones para resistir a los chilenos. Mas cuando estos llegaron en la madrugada del 23 totalmente agotados y fueron vistos por los defensores peruanos de Chacahuayo, su reacción fue la misma que tuvieron en Huasacachi, emprendieron la retirada, y dejando libre el paso hacia Arequipa.
Al saberse en esa ciudad el día 24 de octubre la caída de Huasacachi, el general Montero levantó el ánimo a la población, diciéndoles que en Puquina se sepultaría el ejercito chileno y por eso llevó a sus fuerzas a Chacahuayo junto a Puquina y cuando cayó esta en la madrugada del 25 de octubre., tuvo el ánimo suficiente para decirle al municipio, que se lucharía casa por casa, ofreciéndose él para morir primero. Claro que sus palabras no eran sinceras , ni decía la verdad. Porque luego agregó. ¡Sobre esta ciudad avanza el ejercito chileno compuesto por 16.000 soldados magníficamente armados, haciendo prácticamente imposible hacerle resistencia o detenerle! continuo diciéndoles. ¿ Están dispuestos a luchar junto a mi defendiendo Arequipa?. Desde ese momento el pueblo se levantó y recorrió las calles dispuesto a morir junto a Montero. Pero este jamás pensó luchar y por eso aumentó el numero de los soldados chilenos de 4.000 que era el numero real a 16.000 efectivos, con el animo de atemorizar a la población. Luego se corrió la noticia de que un tren estaba con las maquinas encendidas y en ella se fugaría Montero. Acto seguido el populacho incendio la estación.
Cada minuto la situación se tornaba mas difícil y empeoró mucho mas cuando llegó el ejercito fugado de Puquina, que se plegó a los desordenes. La única salida que le quedaba a los altos jefes peruanos, era la llegada de la noche y juntos Canevaro, Montero y la oficialidad de esta plaza huyeron a Bolivia por la ruta de Puno, donde no se detuvieron por temor a ser linchados por el pueblo, llegaron a la ribera del lago Titicaca y tomaron un barco con dirección al Altiplano en donde encontró a su fiel amigo, el presidente boliviano Campero, que marchaba desde La Paz con dos batallones a socorrer Arequipa. Al encontrarse y sin decir una palabra se estrecharon en un abrazo lleno del mas profundo desconsuelo por la derrota sufrida, simbolizando así el fin de la Alianza secreta entre Perú y Bolivia.
La ocupación de Arequipa casi no se hizo sentir en la población que pudo cumplir sus diarias labores en la mas completa libertad desde que las tropas chilenas entraron en ella el 29 de octubre de 1883. Luego se tendió la línea defensiva que iba de Mollendo, Arequipa a Puno dominando la llave del comercio de Bolivia, obligándola a entrar en conversaciones de paz, largas y complicadas que en muchas ocasiones hizo pensar en la posibilidad de invadir el Altiplano, Hasta que se logró un Pacto de Tregua el 4 de abril de 1884 en la ciudad de Valparaiso. y que en su parte medular decía:

1. La tregua será indefinida.
2. El territorio entre el río Loa y el paralelo 23 seguirá sometido a las leyes chilenas.
3. Se restablecían las relaciones entre Chile y Bolivia y se otorgan franquicias especiales para el comercio por Arica y Antofagasta.
4. Bolivia devolvería las propiedades confiscadas a los chilenos.
5. Se prosiguieran las gestiones para lograr una paz justa y definitiva.

El pacto vino a dar sus frutos en 1904 cuando se logró un acuerdo definitivo.
Solo faltaba que el coronel don Andrés Caceres, el rebelde montonero peruano se rindiera o reconociera el Tratado de Ancón para dar por terminado el conflicto definitivamente. Esto se concretó el 19 de junio de 1884 cuando Caceres le escribió a Almirante Patricio Lynch manifestándole su reconocimiento al tratado y su anhelo de ver libre de invasores a su amada patria y el deseo de reconstruir el Perú sobre sólidas bases que afiancen su engrandecimiento y garanticen su porvenir.
Firmada y ratificada la paz las fuerzas chilenas se retiraron de la sierra de Arequipa y Lima. Retornando a la patria los regimientos al comenzar el mes de julio de 1884 siendo don Patricio Lynch el último soldado chileno que se embarcó en el Callao y el último que descendió en Valparaíso en medio del jubilo de la ciudadanía, que feliz saludaba a los hijos de Chile que volvían al hogar.