En un hostal en un pueblo cualquiera, en una tarde de invierno. Llueve suavemente sobre las calles desiertas. Un chileno, después de haber comprobado que no hay fútbol en la tele, que la música ambiental no funciona y de haber agotado el frigobar, hojea distraídamente la Biblia que hay sobre el velador. Parece ... animarse y descuelga el teléfono. - Recepción.?? ...Buenas tardes, señorita. ¿Tienen horarios de salidas de buses? - Pues no, lo siento. - No importa, gracias. Por cierto, ¡qué voz tan agradable tiene usted!!!!! Me pregunto a qué hora termina su turno??... Nuestro compatriota, echando mano de toda su labia convence a la telefonista para que se tome una copa en su habitación. La telefonista sube y naturalmente terminan en la cama. Mientras disfrutan del segundo cigarro después del acto, la telefonista, con ojos risueños dice: - ¡Cuando me iba a imaginar que iba a terminar el día en la cama contigo!.. Si apenas nos conocemos... - Pues yo lo sabía. Responde el chilenito. - ¡Que lo sabías! Y ¿Cómo?. - Muy sencillo: Porque está escrito en la Biblia. - En la Biblia... ¡Qué estas diciendo!... ¿En qué capítulo?... ¿En qué versículo? ... - No, no, aquí en la contratapa... con lápiz pasta: "A LA TELEFONISTA LE GUSTA EL PICO"
estaban los dos mariones en pelotas aburridos, y uno de dice al otro juguemos a a las espadas , yaaa le dijo el otro, dixo y exo empesaron asi klic klak o chokar la pixula, hasta ke uno de aburrio se puso en 4 y le dijo al otro -me aburrri matame!