Mentiras frecuentes alrededor del sexo

Sácate esas ideas falsas
Estamos tan acostumbradas a determinadas ideas sobre el sexo que damos por sentado que son ciertas. Y, sin embargo, existen datos que revelan que muchas de esas ideas son falsas.

Es más, existen evidencias que afirman que casi todo lo que creemos saber sobre el sexo es falso. Por eso, te desmentimos aquellas cosas que se han asegurado sobre la sexualidad pero que en últimas, terminan siendo falsas.




Mentira #1
Los hombres tienen un instinto sexual más potente que el de las mujeres

Esto lo piensa el 87% de la población masculina y femenina. Sin embargo, es falso. El número de mujeres que se queja del bajo impulso sexual de su hombre es cada vez más nutrido. No es nada nuevo. Lo nuevo es que las mujeres, ahora, hablan.

La inmensa mayoría de las mujeres tienen deseos sexuales espontáneos y la mitad de ellas a diario. Y dos de cada cinco se excita frente a un estímulo sexual efectivo con mayor intensidad y rapidez que el promedio de los hombres. Nada de esto confirma que las mujeres sean el sexo débil respecto a los deseos sexuales.

Mentira #2
Las mujeres son más lentas en su respuesta sexual

Otra falsedad descubierta en los años setenta. Las mujeres, como los hombres, tardan los mismos pocos segundos en mostrar signos de excitación sexual (humidificación genital) frente a un estímulo erótico. Y cuando toman la iniciativa no necesitan "preparación", ya van preparadas (húmedas, excitadas y dispuestas). Sólo las normas sociales restrictivas inhiben a algunas mujeres a la hora de tomar la iniciativa. Pero no es por falta de ganas.

Mentira #3
A las mujeres les cuesta más obtener el orgasmo

Cuando una mujer se masturba, consigue el orgasmo en menos de cuatro minutos, como le sucede a los hombres. Y si en el coito se colocan de modo que su clítoris pueda rozar la sínfisis del pubis de ellos (con la mujer encima, o sentados, cara a cara), alcanzan el orgasmo igualmente rápido.

Mentira #4
Los hombres comienzan a masturbarse antes porque tienen un pene que manipular

Falso. Las mujeres también tienen algo que manipular, el clítoris. Y lo hacen desde muy pequeñas. De hecho, hay más mujeres que hombres que comienzan a masturbarse de forma espontánea (los hombres necesitan que alguien les inicie aunque sea verbalmente) y a edades más tempranas que ellos. A ellas les resulta más sencillo el descubrimiento de esta actividad sexual que a los hombres.



Mentira #5
La masturbación desaparece cuando se comienza a tener relaciones sexuales

La masturbación y la cópula coexisten mientras haya salud; no son experiencias excluyentes sino complementarias. Satisfacen necesidades diferentes, por eso se dan conjuntamente tanto en hombres como en mujeres. Con una pequeña diferencia. Los hombres disminuyen su frecuencia autoerótica cuando comienzan a tener relaciones sexuales y las mujeres mantienen la misma o la aumentan.

Mentira #6
Un pene en erección refleja un hombre excitado lo mismo que un pezón en erección

Existen numerosas situaciones donde un pene puede entrar en erección sin que su dueño esté pensando siquiera en el sexo. Un cambio brusco en la velocidad de la sangre, por ejemplo, puede provocar una erección.

Lo contrario también es cierto. Un hombre puede sentirse medianamente excitado sin que su pene adquiera un volumen mayor del que tiene en reposo. Y esa excitación sólo puede advertirse porque su glande se moja, como sucede con la vagina.

Mentira #7
No hay mujer frígida sino hombre inexperto

Frase errónea porque hace depender el orgasmo femenino de la actividad del hombre. Como si la mujer no fuera capaz de obtenerlos por sí misma. Le da al hombre una responsabilidad y un poder sobre el orgasmo femenino que no le corresponde. La frase sirve para reír en las reuniones de amigas, pero es de un machismo insufrible.

Mentira #8
El tamaño del pene no importa

Pues a ellos les importa. Y a las mujeres..., también. Más aún. Ellas hablan del tamaño del pene en sus conversaciones más que los propios hombres. ¿Por qué importa? Porque estéticamente gusta más ver uno grande que pequeño y porque en el coito a las mujeres les gusta sentirse “llenas” ahí abajo, y eso sólo lo consiguen los penes grandes (gruesos, que no largos).