MUERE CARABINERO QUE FUE PARTE DE LOS SANGRIENTOS CRÍMENES DE LONQUEN EN 1973 | Murió por Covid-19

Discussion in 'Noticias de Chile y el Mundo' started by pegasofenix, Jun 20, 2020.

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  1. pegasofenix

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    DOCUMENTAL


    Un
    o de los carabineros que participó en los emblemáticos y sangrientos crímenes de los 15 campesinos de Lonquén en 1973 murió preso y por Coronavirus

    [​IMG]


    En el Hospital Dipreca de Carabineros de Chile, falleció el SOM (R) de la institución, Félix Sagredo, de 87 años. Sagredo se encontraba encarcelado cumpliendo condena por delitos de lesa humanidad en Colina 1, lugar donde llevaba 9
    meses hospitalizado por diversas patologías de bases y contagiado hace algunos días de Covid.

    “Se contagió en el Hospital no en el penal”, aclara el abogado a cargo de diversas defensas de condenados y procesados por delitos contra los DDHH, Raúl Meza a Cambio21.
    “Nunca recibió indulto presidencial, tampoco beneficios para terminar su condena en domicilio”, reclama Meza, haciendo referencia a las promesas que en campaña les hiciera a los familiares de militares vinculados a delitos de lesa humanidad, el presidente Sebastián Piñera.

    La “traición de Piñera” según abogado

    El abogado defensor de casos de lesa humanidad, señaló a Cambio21 que “Lamentamos profundamente la muerte de un nuevo interno que se encontraba cumpliendo condenado en el penal de Colina 1 por haber servido a su patria, vayan para él y su familia nuestros más altos reconocimientos y memoria”.
    De acuerdo al profesional, “Cada muerte de algún interno adulto mayor con enfermedad crónica o terminal que cumple condena en Punta Peuco y Colina 1, nos recuerda la traición
    y deslealtad de Sebastián Piñera en el cumplimiento de las promesas que hizo a la familia
    militar durante su campaña presidencial, entre otras la concesión de indultos presidenciales,
    sin embargo ha rechazado dicho beneficio a más 16 internos fallecidos durante su mandato,
    negándoseles el derecho a morir con dignidad junto a sus seres queridos”, reclama.
    Y advierte a Piñera: “Ya vendrán los tiempos de esta familia militar a la que traicionaste,
    que te demandará cada una de tus promesas incumplidas en favor de aquellos que
    condenaste a morir en la cárcel”, concluye.

    Cumplía condena a 15 años

    Sagredo, fue condenado por la ministra en visita para causas por violaciones a los derechos
    humanos de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Marianela Cifuentes, quien dictó la
    orden de ingreso a Colina 1, orden que incluyó además a otros 5 carabineros en retiro, todos
    condenados por homicidio calificado de 15 víctimas en el denominado “Caso Lonquén”.
    La Corte Suprema confirmó la condena a 15 años de presido en contra de Sagredo y de los
    otros partícipes, los también carabineros, David Coliqueo Fuentealba, Justo Ignacio Romo
    Peralta, Jacinto Torres González y Juan José Villegas Navarro, entre otros, quienes
    compartieron la misma pena de presidio mayor en su grado medio como autores de los
    delitos de homicidio calificado.



    El Caso Lonquén

    El caso Lonquén fue la primera brutalidad descubierta durante la dictadura. Fue devastador
    para el país en su conjunto saber que de verdad habían ocurrido los salvajes crímenes que
    denunciaban los familiares de las víctimas, hecho que los militares negaban y los jueces se
    resistían a investigar.
    Como se recordará, el 7 octubre de 1973, 15 campesinos (entre ellos menores de edad),
    fueron detenidos por Carabineros en la localidad de Isla de Maipo, a quienes encerraron en
    un cuartel, interrogaron y sometieron a torturas, de acuerdo al expediente.
    Al día siguiente, los detenidos fueron llevados hasta unos antiguos hornos de una fábrica de
    ladrillos abandonada, cerca de la localidad de Lonquén, donde carabineros los asesinaron a
    tiros, metieron los cadáveres en los hornos y sellaron con cemento. Los antecedentes
    posteriores, demostraron que, algunas de las víctimas, fueron enterradas vivas.



    La Condena que marca precedente

    En la investigación por los secuestros y homicidios calificados de 15 vecinos la localidad
    de Isla de Maipo, detenidos en octubre de 1973, y cuyos cuerpos fueron inhumados
    ilegalmente -y encontrados en 1979- en Lonquén, viene a marcar un hito muy preciado en
    el mundo de los DD.HH y sobre todo en las familias de las víctimas.
    Siete efectivos de Carabineros hoy en retiro, resultaron ser los responsables de los delitos
    de secuestro calificado y homicidio calificado de Rodolfo Maureira Muñoz, Sergio
    Maureira Muñoz, Segundo Maureira Muñoz, José Manuel Maureira Muñoz, Sergio
    Maureira Lillo, Carlos Hernández Flores, Nelson Hernández Flores, Óscar Hernández
    Flores, Enrique Astudillo Álvarez, Omar Astudillo Rojas, Ramón Astudillo Rojas, Miguel
    Brant Benavente, Iván Ordóñez Lama, José Manuel Herrera Villegas y Manuel Navarro
    Salinas.

    Según los antecedentes recopilados en la investigación, en octubre de 1973, los entonces
    efectivos de la tenencia de Carabineros de Isla de Maipo: Pablo Ñancupil Raquileo,
    Marcelo Iván Castro Mendoza, Juan José Villegas Navarro, Félix Sagredo Aravena
    (fallecido), David Coliqueo Peralta, Justo Romo Peralta y Jacinto Torres González tuvieron
    participación en los delitos.

    Inhumados ilegalmente

    Según la condena;el día 7 de octubre de 1973, cuatro jóvenes que se encontraban en la
    plaza de Isla de Maipo fueron detenidos por Carabineros de la Tenencia de Isla de Maipo y
    trasladados a la misma, sin que se tuviera noticias de sus paraderos, hasta que por medio de
    una denuncia que conoció la Iglesia Católica a fines de 1978, se estableció que sus restos
    habían sido inhumados en los hornos de Lonquén, lográndose posteriormente la
    identificación de sólo tres de ellos.

    Ese mismo día 7, en horas de la noche;efectivos de Carabineros de la tenencia antes
    indicada, quienes se movilizaban en una camioneta de propiedad del dueño de la viña
    Nahuayan, detuvieron en sus respectivos domicilios a once personas pertenecientes a tres
    familias del sector, siendo éstos posteriormente trasladados a dicha tenencia, sin que sus
    familiares pudieran tener noticias de ellos, hasta que a raíz de la denuncia anónima que
    conoció la Iglesia Católica a fines de 1978, estableció que habían sido inhumados en los
    hornos de Lonquén, identificándose con posterioridad los restos de éstas once víctimas.

    De esa manera la sentencia del caso, da cuenta de los secuestros y posteriores ejecuciones e
    inhumaciones ilegales, de estos compatriotas. Asesinados sin juicio, sin cargos en su contra
    e incluso sin ni siquiera ser algunos de ellos militantes de izquierda. Es más, hasta menores
    de edad fueron víctimas del odio homicida de quienes se sentían detentando el poder
    absoluto.

    Lacerante verdad

    La existencia de los restos en aquella mina abandonada en Lonquén, había llegado a la
    Vicaría de la Solidaridad por la denuncia de un campesino del sector que los había
    descubierto por azar. Primero se buscó en silencio comprobar la información, luego la
    cautela se mantuvo, para evitar que los agentes de los órganos represivos intentaran ocultar
    el hecho. Se ordenó que una comisión de profesionales se dirigiera al lugar y en el máximo
    sigilo, verificara el hecho.
    La comisión fue integrada por Enrique Alvear, quien era obispo auxiliar de Santiago; el
    Vicario Cristián Precht, que dirigía la Vicaría, el abogado Javier Luis Egaña, quien además era
    Secretario Ejecutivo de la Vicaría; el abogado jefe de la Vicaría, Alejandro González; el
    abogado, ex ministro y embajador Máximo Pacheco Gómez; y los entonces director de la
    revista Qué Pasa, Jaime Martínez y subdirector de la revista Hoy, Abraham Santibáñez,
    quienes tuvieron la dolorosa misión de confirmar que eran restos humanos.

    Los hornos estaban ubicados al interior de una cooperativa agrícola, El Triunfador, a no
    más de 14 kilómetros de la ciudad de Talagante. Se trataba de dos antiguas chimeneas de
    cerca de nueve metros de altura, que antes habían sido utilizadas para la preparación de cal.
    La soledad del lugar había sido testigo silencioso del martirio de esas 15 personas.

    Desgarradoras escenas

    “Trozos de cráneos amarillentos, con huellas de cuero cabelludo; pelos sueltos, negros;
    ropas desgarradas en las que se reconoce un bluejeans, un chaleco de hombre;… Así
    describía el ex subdirector de la revista Hoy, Abraham Santibáñez lo que había podido
    presenciar el 30 de noviembre de 1978 mientras se recuperaban restos de los ejecutados
    desde el interior de los hornos en que los habían sepultado… algunos fueron lanzados allí
    vivos.
    Según distintos testimonios, el abogado González removió parte de los escombros y se
    introdujo por la bóveda. Intentó despejar el camino partiendo de la base del horno hacia la
    parte superior, a nivel de la tierra, de pronto un tórax humano le cayó encima. Al observar
    con detenimiento, pudo constatar que la chimenea del horno estaba tapada por una mezcla
    de fierros y materiales que ocultaban una combinación de huesos, ropa, cal y piedras.

    El abogado Máximo Pacheco trataría de describir en una entrevista lo observado:
    “Comenzamos a abrir el horno por abajo y de repente sale una calavera. Y después, un
    hueso, otro hueso y otro hueso. Yo creí que me desmayaba. Nunca en mi vida había visto
    una cosa semejante.”
    “Había una rejilla metálica, como la de un somier, que había quedado atravesada sobre
    nuestras cabezas y sobre ella se veían calaveras amarillentas, con restos de cabellos, retazos
    de ropa, huesos largos”, relataría más tarde Abraham Santibáñez. La descripción de lo allí
    encontrado, supera toda imaginación y no permite su reproducción, por lo dantesca.

    La denuncia

    Se había logrado la primera tarea, verificar que fueran efectivamente restos humanos y que
    esa noticia no se filtrara, pues ya tenían la experiencia de la Cuesta de Chada el año 1974,
    que, al filtrarse el descubrimiento de cerca de 20 cadáveres, la DINA procedió a retirarlos
    del lugar antes que llegara la Vicaría. Venía la segunda tarea, no menos complicada, hacer
    la denuncia.
    El 1 de diciembre de 1978, altos dirigentes de la Vicaría de la Solidaridad, enfilaron hacia
    la Corte Suprema. Los acompañaban el abogado Máximo Pacheco y al obispo Alvear,
    quienes habían sido testigos de los hallazgos. Ya en la Corte Suprema fueron recibidos por
    el presidente en aquella época, Israel Bórquez, el mismo que tiempo antes había declarado
    estar “curco” con las denuncias sobre detenidos desaparecidos.
    Máximo Pacheco relataría más tarde: “Nos dijo: “¿Ustedes creen que si en el jardín de su
    casa ustedes hacen un hoyo y sale un hueso es suficiente para venir a molestar a la Corte
    Suprema?”. Yo le dije: “Señor, no es ese el caso. Y esta denuncia no es a usted, sino a la
    Corte, y yo quisiera que usted la presentara”. A pesar de la molestia de Bórquez, la
    denuncia llegó al Pleno de la Suprema, la que ordenó a la Jueza de Talagante iniciar la
    investigación.

    Dolor y desesperanza

    Ya conocido el hecho, los familiares de los miles de personas que permanecían
    desaparecidos en el país, quienes abrigaban alguna esperanza de que sus seres queridos aún
    estuvieran vivos, sufrieron un fuerte golpe. Este hecho que estremeció a Chile entero, fue el
    primer acercamiento a la verdad. Los habían asesinado.

    Al interior de la Vicaría se vivían momentos de angustia. Cada uno de los familiares de
    detenidos desaparecidos que llegó al lugar –y fueron muchos-, pensaban que podían ser sus
    seres queridos. La misma ansiedad experimentaron los cientos que llegaron hasta Lonquén
    mismo para verificar si se trataba de sus familiares.
    “El caso Lonquén era la primera brutalidad que se descubría, la primera situación
    efectivamente desastrosa que vivieron los familiares de detenidos desaparecidos. Por un
    lado, se daba la posibilidad de encontrarlos en aquellos hornos, pero por otro lado fue
    devastador para nosotros”, señaló a Cambio21 la exdirigenta de la Agrupación de
    Detenidos Desaparecidos Gabriela Zúñiga.

    La evidencia de que los habían ejecutado y la manera en que lo habían hecho, golpeó no
    solo a los familiares de aquellos que habían encontrado. También martirizó a las familias de
    quienes aún no aparecían. “Los efectos para la dictadura resultaban en términos de impacto
    público menores, pues no existían ni Cambio21 ni otros medios independientes, por lo que
    no tuvo la difusión que merecía el caso”, acotó la exdirigenta de la Agrupación.

    El dramático reconocimiento

    Se ignoraba en principio de quienes se trataba, pero su número (15), la cercanía a Isla de
    Maipo y una boleta encontrada en uno de los bolsillos de un pantalón, dieron los primeros
    indicios. Se trataba de los detenidos desaparecidos de Isla de Maipo.
    Recién a principios de 1979 fueron informados los familiares, tras contrastar con las
    precarias fichas existentes sobre desaparecidos. Debieron acudir a la Morgue de Isla de
    Maipo de ese tiempo para intentar identificar los restos de sus parientes. Dadas las
    condiciones de los cadáveres, solo podían hacerlo mediante el reconocimiento de la ropa
    que usaban el día de su desaparición.

    Los cuerpos estaban destrozados, había evidencias de heridas de bala, sin embargo, en
    muchos casos no tenían consecuencia de muerte, por lo que se pudo determinar
    judicialmente que estaban vivos la mayoría al momento de lanzarlos amarrados con
    alambres al interior del horno y taparlos con cal y escombros. Casi todos murieron por
    golpes o asfixia.

    Amnistía y Retiro de Televisores

    La denuncia judicial del caso Lonquén, puso en alerta a la dictadura. Si se seguían
    descubriendo los lugares donde estaban enterrados los ejecutados políticos y aquellos cuya
    detención se negaba, pero que habían sido asesinados, se transformaría en un serio
    problema internacional para Pinochet, quien hasta esa fecha aseguraba, con gran apoyo de
    la prensa que le era incondicional, que los detenidos desaparecidos, no existían. Menos los
    abusos o torturas.
    Por otro lado, de descubrirse los cuerpos, terminarían descubriéndose los autores de los
    crímenes y eso provocaría serios problemas en los cuerpos armados y los organismos de
    seguridad. Las dictaduras se sustentan en la seguridad de impunidad para los que hacen el
    trabajo sucio de eliminar a los contrarios. Si son intocables, seguirán siendo leales y
    ejecutando las órdenes del dictador, cual sean ellas.
    Así, dos medidas fueron rápidamente adoptadas. La primera, Pinochet ordenó
    personalmente el plan conocido como “Retiro de Televisores”, que consistía en remover los
    cuerpos que estaban enterrados ilegalmente en secreto y trasladarlos a otros sitios o
    lanzarlos al mar, en su caso. De esa manera se borraría cualquier evidencia de los hechos.
    La otra medida adoptada, buscaba la impunidad. Se dictó la Ley de Amnistía en 1978.

    Eso aseguraba que torturadores y asesinos al servicio del régimen, no serían enjuiciados por sus
    delitos. De hecho, los mismos que hoy están siendo acusados por los Tribunales, gozaron
    del beneficio de la amnistía durante un tiempo.

    Los acusados

    La patrulla de siete carabineros estaba bajo las órdenes del teniente Lautaro Castro
    Mendoza. A cargo de la patrulla misma iba el hoy acusado como autor de secuestro Pablo
    Ñancupil Raquileo. También fueron acusados, pero como autores de homicidio, los
    carabineros (r) Marcelo Castro Mendoza, Juan Villegas Navarro, Félix Sagredo Aravena,
    David Coliqueo Fueltealba, Justo Ignacio Romo Peralta y Jacinto Torres González. Los
    anteriores también son autores del secuestro de Manuel Navarro Salinas, el único cuerpo
    que no fue identificado.

    “La justicia o no llega o no al menos con la celeridad que debería tener, este es un caso que
    lo demuestra, han pasado cerca de 40 años y ni todos los culpables han sido sancionados,
    pues aquí hubo civiles que también participaron o ayudaron a que este horror sucediera.
    También debió ser procesado el Director del Servicio Médico Legal de la época, que
    terminó por deshacer la identificación de los restos al mezclarlos de mala fe”, concluye
    Gabriela Zúñiga.

    Secuestrarlos, torturarlos, ejecutarlos a golpes y enterrar a algunos vivos hasta la asfixia no
    fue suficiente. Faltaba aún el último acto de bestialidad. A esas alturas el ministro Adolfo
    Bañados estaba a cargo del caso, pero por poco tiempo, pues debió declararse incompetente
    y pasar los antecedentes al fiscal militar Gonzalo Salazar, que terminó aplicando la amnistía
    y liberando a los que había alcanzado a procesar Bañados. Ese mismo fiscal dio más tarde
    la orden de entrega de un cuerpo, el de Sergio Maureira.

    Desgarrador

    Miles de personas se congregaron en la iglesia Recoleta Franciscana para velar los restos.
    Corría el 14 de septiembre de 1979. No les entregaron los cuerpos. La desesperación entre
    los familiares y asistentes a la iglesia fue conmovedora, se escuchaban gritos y llantos
    desgarradores clamando por sus seres queridos. Los desmayos se sucedían unos a otros.
    La noche anterior, funcionarios del Instituto Médico Legal que se encontraba intervenido
    militarmente, habían retirado los cuerpos y habían mezclado las osamentas arrojándolas a
    una fosa común en el cementerio de Isla de Maipo. El cuerpo de Sergio Maureira, el único
    oficialmente identificado por la fiscalía, fue enterrado en un cajón en una sepultura de
    tierra.

    Más tarde, el abogado y exembajador Javier Luis Egaña, declararía a nuestro medio: “Fue
    una maldad sin nombre, de un profundo desprecio por la dignidad humana. Una cosa de esa
    magnitud requirió consulta a los más altos niveles. Fue una decisión tomada fríamente”,
    concluyó. Los hornos fueron luego dinamitados por el nuevo dueño y cerrado se acceso.

    Hoy, el caso vuelve al tapete, esta vez por la muerte de uno de los condenados, en la
    soledad de un hospital aislado de su familia por el protocolo del Covid. Ni víctimas ni
    victimarios han encontrado la paz. Las heridas, siguen




    https://m.cambio21.cl/pais/uno-de-l...o-y-por-coronavirus-5eec32e6cd49b00820779c45?
     
    #1 pegasofenix, Jun 20, 2020
    Last edited: Jun 20, 2020
  2. Grandepancho

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    Que Descsnse en paz

    Y Dios cuide su alma.

    Murio un hombre y nace un heroe.
     
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  3. EL CERDO

    EL CERDO BANEADO
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    No creo que hayan sido blancas palomas los de lonquen...

    En todo caso los familiares están forrados en plata..nada de raro que alguno haya inventado un muerto para ganar la indemnización del gobierno, tal como lo hacen los comunistas y los falsos exonerados.
     
    #3 EL CERDO, Jun 20, 2020
    Last edited: Jun 20, 2020
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  4. Garage Matt

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    paco bueno paco muerto

    no creo que los gusanos quieran comerse a esa escoria de humano
    y ni el diablo va a querer a esa mierda de ser tan asqueroso
     
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  5. Hatuey

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    igual cómico para los fachetes aleluyos, que Dios se va a llevar a una mierda asesina .

    hace un par de años atrás murió un familiar que fue paco era de la misma calaña , rogando indulto presidencial .
    lo bueno que no lo pescaron .
     
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  6. Chayam Anderson

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    Pobrecito el Sr Paco, ojala no se empachen los gusanos.
     
  7. EL CERDO

    EL CERDO BANEADO
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    Tenias un pariente carabinero?

    Eres empresario? De que ?
     
  8. Hatuey

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    es como 10 vez que me preguntas lo mismo .

    tengo taxis , cabañas , panadería y vendo productos de la tierra ( papas, lechuga, tomates, zapallos, leche , queso etc.y muchos mas )

    y si tuve un pariente lo bueno que esta bien muerto .
     
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  9. Chayam Anderson

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    y si tuve un pariente lo bueno que esta bien muerto.

    Sos grande!!!
     
  10. Hatuey

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    durante un año pidió indulto presidencial porque estaba para la cagada . hasta kkkast le lloro a piraña " ERA UN ANCIANO INOCENTE"
    que murió como tenia que ser sufriendo en el hospital .
     
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  11. Chayam Anderson

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    Murió en su ley el csm..
     
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  12. EL CERDO

    EL CERDO BANEADO
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    Wena, te felicito...

    Le das cuarentena obligatoria a tus trabajadores?
     
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