Despídete de cuanto quieras Respira hondo y despídete Firma tus cartas con sangre Que vivir es ir despidiéndose De todos en cuanto se van Y quedas tú ahí en la terminal Cuando los buses parten alocados En carrera de ladrones Correteados por la luma de la muerte Macheteando minutos de libertad A los transeúntes solitarios Que envueltos en papel tristeza Caminan a sus trabajos de cesante O a sus moradas de carne y hueso Con plumas de cobardía abotonadas Pero tú sigues ahí sentado en la esquina Donde el sol pega de atardecer Con la espalda curva del reloj a cuestas Acompañando los tachos de basura Y las colillas sembradas en el lecho Donde los perros ladran sus desdichas...
Saludos. Al principio no me gustó, parecía ser "lo mismo de siempre", pero el desarrollo fue mejorando, tenía una idea definida que fue plasmada o expresada con claridad. Buen camino el que siguió. Buen trabajo en general, no sorprendente, pero bueno. El mensaje llega y se entiende.