Tradicionalmente, Francia ha sido el país donde se ha producido el mayor número de incidentes relacionados con supuestas presencias diabólicas en edificios de carácter religioso. Uno de los casos documentados más antiguos tuvo lugar en un convento de la localidad de Cambrai, al norte del país, en 1491. La protagonista inicial de los hechos fue Jeanne Potière, una de las monjas, que comenzó a manifestar un comportamiento extraño. Poco a poco, su conducta anómala se contagió al resto de las hermanas. En un principio se trató de sucesos triviales, como la ocultación de algunos objetos de uso cotidiano. Sin embargo, muy pronto se observó que las religiosas sufrían convulsiones sin explicación aparente. En los textos conservados se describen los rostros crispados de las monjas y cómo sus cuerpos eran sacudidos por violentos espasmos. También se hace hincapié en que éstas parecían dotadas de una fuerza sobrehumana, capaz de poner en serias dificultades a hombres fornidos que trataban de sujetarlas. Lejos de remitir, los fenómenos aumentaron su intensidad. El convento parecía un manicomio. Las monjas corrían despavoridas, emitiendo sonidos guturales y aullando por los campos colindantes como perros asilvestrados. Aunque contaron con la asistencia de sacerdotes que practicaron exorcismos y de médicos que aplicaron terapias naturales, nada de ello surtió efecto. Finalmente, una de las novicias acusó a Jeanne Potière de ser la culpable de todo lo ocurrido. Tras interrogarla, las autoridades eclesiásticas la condenaron a cadena perpetua por, según éstas, haber cohabitado con el Maligno desde que tenía nueve años y realizar actos monstruosos en el interior del convento. El caso de las endemoniadas de Loudun es probablemente el más famoso caso de posesión diabólica colectiva que se conoce. Tuvo lugar en 1634 en la pequeña ciudad francesa deLoudun. Afectó a las monjas ursulinas del convento de la localidad, supuestamente hechizadas por el padre Urbain Grandier, quien fue acusado de brujería, de acuerdo con el testimonio de las endemoniadas, y condenado a morir en la hoguera. Varias monjas aseguraban haber visto al fantasma de su confesor, que había fallecido recientemente. Al igual que en Cambrai, muchas de ellas comenzaron a sufrir violentos espasmos, hasta el extremo de quebrarse los dientes al apretarlos con inusitada fuerza. Además, las religiosas proferían maldiciones, blasfemias y lanzaban escupitajos. De aquellos hechos se culpó a Urbain Grandier. Urbain Grandier era el cura párroco de St-Pierre-du-Marche, en Loudun, ciudad situada en el Poitou (Francia) desde 1617. Hombre atractivo, elegante y refinado, tuvo relaciones con varias mujeres de la localidad, entre ellas Philippe Trincant, hija de Louis Trincant, fiscal del rey en Loudun. Grandier fue probablemente el padre del hijo ilegítimo de Philippe. Fue amante también de Madeleine de Brou, hija de René de Brou. Se cree que Madeleine era ya amante de Grandier cuando éste escribió un tratado contra el celibato de los sacerdotes. Debido a su comportamiento, Grandier tenía numerosos enemigos en la ciudad de Loudun. En 1629 tuvo un enfrentamiento con Jacques de Thibault, agente del cardenal Richelieu, que llegó a golpear al párroco. Grandier marchó a París para denunciar a Thibault ante el rey Luis XIII; a su vez, sus enemigos lo acusaron de inmoralidad ante su superior eclesiástico, el obispo de Poitiers, Henri-Louis Chasteignier de la Rochepozay. En Loudun se llevó a cabo una investigación acerca de la conducta de Grandier, dirigida por uno de sus principales enemigos, el fiscal Louis Trincant. El 15 de noviembre de 1629, Grandier fue puesto bajo arresto en Poitiers por orden del obispo. El 3 de marzo de 1630, fue condenado a abstenerse de ejercer sus funciones eclesiásticas durante cinco años en la diócesis de Poitiers, y durante el resto de su vida en la ciudad de Loudun. Salió de la prisión, donde había permanecido durante más de tres meses, y apeló al arzobispo de Burdeos. En noviembre de 1631, Grandier, gracias a sus influencias en las altas esferas, logró que le fuera levantada la suspensión a divinis, y fue restaurado en su dignidad eclesiástica. Por la misma época, Grandier se opuso públicamente al designio del cardenal Richelieu de demoler la fortaleza de Loudun, lo cual le granjeó la enemistad del poderoso ministro de Luis XIII. El convento de monjas ursulinas de Loudun había sido fundado en 1626. Desde el año siguiente, su superiora era la madre Juana de los Ángeles, llamada en el siglo Jeanne de Belciel, nacida en 1602 de una familia de la baja nobleza. En 1634, vivían en el convento diecisiete monjas, incluida la superiora. La superiora había solicitado a Grandier que se convirtiese en el confesor de las monjas, pero Grandier había rechazado su requerimiento.1 Tras el rechazo de Grandier, aceptó el cargo el canónigo Mignon, rival de éste en la carrera eclesiástica, y que había perdido recientemente un pleito contra él. Posesión y primeros exorcismos En el otoño de 1632, las monjas comenzaron a ser testigos de extrañas apariciones sobrenaturales, que comunicaron a su director espiritual, el padre Mignon. No está claro si fueron de algún modo inducidas por Mignon, que quizá colaboraba a su vez con el obispo de Poitiers, a dar el nombre de Grandier. Convencido de encontrarse ante un caso de posesión diabólica, Mignon hizo llamar como exorcistas a otros sacerdotes de las localidades vecinas de Veniers y Chinon. Los padres Mignon y Barre comenzaron a exorcizar a las monjas. Durante los exorcismos, varias de las monjas, incluida la superiora, Juana de los Ángeles, sufrieron violentas convulsiones, chillaron e hicieron proposiciones sexuales a los sacerdotes. Muchas de ellas narraron sueños pecaminosos. La superiora reveló que ella y las otras monjas estaban poseídas por dos demonios, llamados Asmodeo y Zabulón, que habían llegado hasta ellas cuando el padre Grandier arrojó un ramo de rosas por encima de los muros del convento. Grandier trató de evitarlo, recurriendo primero al bailío de Loudun, y luego al arzobispo de Burdeos. Finalmente, gracias a este último, los exorcismos se interrumpieron el 21 de marzo de 1633, y las monjas fueron recluidas en sus celdas. Acusación de brujería Continuaron, sin embargo, los esfuerzos de los enemigos de Grandier para causar su ruina. Uno de estos enemigos era Jean de Laubardemont, pariente de Juana de los Ángeles y protegido del cardenal Richelieu. Laubardemont y un monje capuchino, Tranquille, dieron al cardenal noticias de los fallidos exorcismos, y le llevaron una copia de un libelo satírico que Grandier había supuestamente escrito sobre Richelieu. El cardenal hizo que Grandier fuera arrestado, acusado de brujería. Fue sometido a tormento y, finalmente, quemado vivo en la plaza de Loudun en 1634.
Dicen que las personas con mucha fé son propensas a recibir ataques demoniácos, pero así como se esta destapando la olla, capaz que hayan sido puros inventos de las monjas lelas.
Hay un relato de Monza en Italia, donde el Obispo y otros religiosos de la orden se acostaban o violaban a las institutrices, allá por el siglo xvi...entre el convento y la catedral existió un pasaje secreto subterráneo y catacumbas donde fueron hallados los vestigios de una serie de abortos, el hecho fué descubierto y se ocultó a todos los medios....se hizo una película donde el "vaticano la prohibió a todo el mundo". Cabe acotar que "las involucradas" que dieron a conocer fueron inmediatamente acusadas de blasfemar, se les atribuyó posesión demoniaca y se les internó en siquiatrías.....hay varios estudios hechos en los que este fenómeno en la gran mayoría de las veces se asocia a un desorden patológico de esquizofrenia aguda, a veces inducida...recuerden el fenómeno de fanatismo religioso que lleva a creer con efectos visibles de placebo, donde aparecen "milagrosas curaciones" donde enfermedades no existieron. Son muchas las ocaciones en que el Vaticano a intervenido y no ha dejado a verdaderos científicos independientes analizar ciertos fenómenos, solo dejando actuar a los Teólogos, si eso no es manipulación,....no se que será. en algunos casos se ha demostrado fraude flagrante con ciertos milagros, y en plena conciencia de la iglesia católica que busca retener fieles a como de lugar. La película se llama la "Monja de Monza"...hecho real en la vida de Sor Virginia de Leyva, existen dos versiones la del año 1943 y la versión del 2005.
Esas personas de mucha fé, tienden al fanatismo extremo, y el cuerpo humano responde a la influencia del cerebro, que es el que manda....La mente es tan poderosa que es capaz de modificar la química de neurotransmisores, ese hecho explicaría como los Monjes budistas pueden lograr tamañas hazañas de fuerza y resistencia marcial, para qué hablar de de los Faquíres y Yoguis que pueden hacer cosas sobrehumanas......el efecto placebo clínico ha hecho sanar enfermedades de menor gravedad.......así que si la persona "religiosa" está convencida de que la atacan demonios...pués el cuerpo va a representar esto e inducir un ataque epiléptico y desmayos, que es el mecanismo de defensa natural para evitar daño neuronal masivo. tambíen la esquizofrenia paranoide, el enamoramoramiento hacen cambiar el patrón de hormonas y con ello el comportamiento.
habia escuchado algo similar... en todo caso interesante la info lokilla no conocia mucho sobre ese tipo de monjas y menos en francia salu2!