A Paraguay se le puede ganar, ese no es el problema. El problema es que Chile tenía un funcionamiento y lo perdió completamente. Los más exagerados dicen que Marcelo Bielsa dejó un Ferrari. Algunos más moderados señalan que era un Mercedes. Para mí la selección con el rosarino era un Honda Civic. No el más potente, ni el de mejor tecnología, ni el más elegante, pero funcionaba bien, tenía una mecánica impecable y no fallaba nunca. La relación costo/beneficio era excelente. Siempre te llevaba a dónde querías. ¿Qué pasó? ¿Por qué en un año tenemos esta degradación? Nadie podía exigir que Claudio Borghi jugara de la misma manera que su antecesor. Cada entrenador con su librito, como el mismo Borghi señala “Se ganó y perdió con cualquier esquema”. El cambio era inevitable. Pero una cosa es jugar distinto, apostar a otras cosas, y otra diferente es ser paseados por una Argentina que después pierde mansamente con Venezuela y no es capaz de ganarle a Bolivia de local o recibir una paliza de un Uruguay con cinco titulares menos. Se puede perder en Buenos Aires o Montevideo, lo que es alarmante es que esos haya sido los dos peores partidos eliminatorios de la historia en el Monumental y en el Centenario. Algo está funcionando mal, comenzando por lo externo. Resulta que en estos momentos la selección tiene siete, no cinco, jugadores castigados por indisciplina: Jorge Valdivia, Jean Beausejour, Carlos Carmona, Gonzalo Jara y Arturo Vidal por lo ocurrido la semana pasada (con toda la publicidad), además de Marco Estrada y Fabián Orellana por la última gira a Europa (se ocultó convenientemente) ¿Qué está pasando? ¿Cómo se explica este desbande? A este paso nos vamos a quedar sin jugadores. Luego la pelotita. Un desastre. En el mejor momento de la “era Borghi” este equipo funcionó a rachas. De repente aparecía (primer tiempo con España, segundo tiempo con Uruguay en la Copa América) y después desaparecía. La esperanza era que, en algún momento, la selección pudiera lograr un rendimiento uniforme, tendiendo al alza. Pero ocurrió todo lo contrario, en vez de acercarse a sus buenos momentos, el equipo se acerca al extremo más bajo del espectro. Lo que se jugó en Montevideo ya lo habíamos visto contra España en Saint Gallen en la segunda etapa o contra Venezuela en San Juan en la fracción inicial. Lento, sin explosión, con la defensa abandonada a la buena de Dios, falto de mecánica, aferrada a inspiraciones puntuales y con mandíbula de cristal: al primer golpe, nocaut. Claudio Borghi dice que no va a cambiar. Está equivocado, una cosa son las convicciones y otra es la tozudez. Los 10 goles en los últimos tres partidos no fueron gratis (sin contar los cuatro tiros en los palos de los peruanos), que contra Uruguay apenas se hayan generados tres ocasiones en 90 minutos algo indica, que Mauricio Isla o Waldo Ponce rindan un 50% de sus capacidades no es un azar. A Paraguay se le puede ganar, ese no es el problema. El problema es que Chile tenía un funcionamiento y lo perdió completamente. No teníamos un Ferrari, pero al menos confiábamos en nuestro impecable Honda Civic. No queremos llegar al final de la eliminatoria en un Lada con las puertas amarradas con alambre. Es tiempo de hacer las correcciones. Antes que sea demasiado tarde.
Guarello confirma lo que dije aca y sospechaba sobre Orellana y Estrada que fueron apartados por indisciplinas en españa. Ojo ahora yo sumaria a otro jugador a Cordova. ----- Sobre la columna me parecio excelente xD
Y bue, no deja de tener razón Guarello.... con la salvedad que el Honda Civic si tiene tecnología de punta!!
este tipo siempre echando todos los procesos abajo... en realidad no me importa lo que piense este tipo,a Chile se le apoya en las buenas y en las malas...
ando medio corto de tiempo pero después leeré la columna, sobre Chile vamos a ganar igual y volveremos a ser los mejores del mundo (sarcasmo), yo me voy por un 2-0
Este wn se pone tan lame poto en la TV que me cae mal. Tipico mariconcito que se atreve en la radio y diario, pero en la Tele se caga, por cuidar los cochinos pesos... eso se llama doble standar.
Guarello, Bianchi y otros pocos que son los únicos periodistas que no les importa quedar bien con nadie, han dicho las cosas como son y la tienen clara, se perdió un funcionamiento, y pasamos a ser los mismos mediocres de siempre, y por culpa de Borghi es que los jugadores no rinden como deberían, antes si lo hacían.
