01-04-2014 La historia del hombre que le quitó el invicto a Colo Colo

El atacante de la U de Conce estuvo a un paso de dejar el fútbol, pero el domingo se dio el gusto de silenciar a 30 mil personas en el Monumental.

L eonardo Monje anotó el segundo gol en el triunfo por 2-1 de Universidad de Concepción sobre Colo Colo en el Monumental. Con ese tanto, La Pulga Atómica, como le dicen, le quitó el invicto al Cacique en el Clausura, y celebró su gracia besando la argolla matrimonial. Fue su homenaje a Carolina, su mujer, quien lo ha acompañado fielmente, incluso cuando tuvo que trabajar de temporero.


La carrera del delantero, padre de tres hijos (Joaquín, Cristóbal y Paz), estuvo a punto de perderse en los campos de Chimbarongo. En el 2003 Universidad Católica, club que lo formó y donde hizo dupla en ataque con Humberto “Chupete” Suazo, con quien aún mantiene la amistad, lo dejó en libertad de acción. No recibió ofertas y justo fue padre por primera vez.


“Me quedé sin equipo y había nacido Joaquín, mi hijo mayor. Tenía que comprar pañales y leche. No me podía quedar de brazos cruzados. Con mi señora éramos jovencitos, ella es de Chimbarongo y nos fuimos a trabajar de temporeros. Nos levantábamos a las cuatro de la mañana y partíamos juntos a sacar guindas. Ahí hicimos un poco de plata para comprar los pañales. Me subía a la micro llena de temporeros y todos me preguntaban qué hacía ahí. Me habían visto jugando en la Católica, pero tenía que trabajar y me entendieron”.


La Pulga Atómica tiene más recuerdos de sus tiempos de jornalero. “El horario era de las cuatro de la mañana hasta la una de la tarde. Entre los dos hacíamos 300 lucas. Después se acabó la temporada de la guinda y me fui a Temuco a vender leña y a sacar papas. Con mi tío Ramón vendía las papas y con mi tío Ricardo vendía leña arriba de un camión. Todo era para los pañales y la leche de mi primer hijo. Los otros dos, Cristóbal y Paz, nacieron en cuna de oro”, afirma Monje, entre risas.


-Osvaldo Hurtado me llamó de Magallanes en el 2004 y me dijo que podía ser mi última oportunidad en el fútbol. Por suerte la aproveché. Mirando para atrás, estoy contento por la carrera que he hecho y porque Carolina, mi mujer, ha estado conmigo en las buenas y en las malas. Una mujer como ella no se encuentra a la vuelta de la esquina.


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