http://img167.*************/img167/4183/pololo300.jpg Aunque el lazo que se establece entre los padres y la pareja de su hijo o hija es distinto en cada familia, lo ideal, es al menos conocer al pololo o polola lo suficiente como para tener una idea de cuáles son sus costumbres, sus hábitos y sus gustos. El pololo es un amigo con el que se establece una relación de mayor intimidad, por lo tanto, los límites que debe poner la familia están dados de alguna manera por las normas que se establecen para relacionarse con los amigos en general. Lo habitual es que los adolescentes reciban a amigos en su casa, que los inviten a su pieza y que compartan allí su música y otras entretenciones, sin oponerse a que los adultos entren en cualquier momento. ¿Qué pasa con las relaciones familiares? El pololeo se da en la adolescencia, época en que los jóvenes viven más volcados hacia fuera y donde generalmente los momentos para compartir en familia se reducen a algunos rituales de fin de semana y a la hora de comida de lunes a viernes. Cuando los adolescentes pololean, generalmente pasan la mayor parte del tiempo con sus parejas y para seguir compartiendo con sus padres y hermanos, incorporan a su pololo o polola a su vida familiar.Para que su presencia no interfiera en las relaciones familiares, es importante que no altere el funcionamiento habitual de la familia en términos de horarios o costumbres. Es importante que no entorpezca las actividades obligatorias como el estudio y el hecho de compartir con otras amistades; y si pasa gran parte del tiempo en la casa, es necesario que se relacione con los demás miembros de la familia. En este sentido, hay familias a las que no les importa que el pololo de su hija prácticamente viva en la casa y lo adoptan casi como un hijo más, lo hacen parte de su rutina diaria y su presencia no inhibe su intimidad familiar. Sin embargo, si los padres sienten que necesitan compartir momentos con sus hijos sin pololo, deben comunicárselo a ellos y acordar qué momentos se dejarán para la familia, sin terceros.También se da el caso de padres que no aceptan la pareja escogida por su hijo o hija y por eso deciden no permitirle la entrada. En este caso el adolescente puede optar por pasar más tiempo en casa de su pololo o polola y, como consecuencia, estar mucho menos en su casa. Los padres deben recordar que los jóvenes están en un proceso de búsqueda, por lo tanto, no deben negarse a los pololos que sus hijos lleven a la casa, porque de cualquier manera es mejor conocerlos a ignorar con quién se están relacionando. Pololos en la pieza Que los hijos mantengan la puerta de su pieza abierta mientras están con su pololo, es una obsesión para muchos padres. El mensaje implícito de este imperativo es donde mis ojos te vean, lo que genera en la mayoría de los casos un sentimiento de oposición en los adolescentes.Esto se explica, porque a través de esta aprensión los padres le están diciendo a sus hijos que no confían en ellos y que le prohíben mantener la puerta cerrada para que no tengan relaciones sexuales o acercamientos más íntimos.En este sentido lo mejor es haber generado una buena comunicación con los hijos desde pequeños, para poder relacionarse en la etapa de la adolescencia abiertamente con los jóvenes. Los padres que mantienen una comunicación directa y clara con sus hijos, permiten que ellos sean capaces de poner límites a sus impulsos, porque saben que cuentan con la confianza para hablar, por ejemplo, acerca del tema sexual con sus papás. Cada familia debe determinar si permite o no que el pololo o polola entre a la pieza de su hijo o hija, sin embargo, advierte que prohibirlo puede acarrear que los jóvenes traten de estar a solas en otra parte, por lo tanto, si los padres deciden aceptar esta situación, pueden condicionarlo, por ejemplo, a que ellos puedan entrar cuando deseen, tras la debida llamada a la puerta. Por otra parte, las familias pueden optar también por no permitir al pololo entrar a la pieza si eso no se ajusta con los valores y normas que quieren imponerse en la casa. Asimismo, otros padres podrían dejar entrar al pololo a la pieza, pero con la condición de que la puerta permanezca abierta. Independientemnete de cuál sea la postura de la familia en torno al tema de pololear en la pieza, es fundamental que los padres hablen con su hija o hijo directamente acerca del tema sexual, más que para darles un sermón, para saber cuál es la opinión que tienen respecto al tema y a partir de eso ajustar normas.A través de una comunicación directa y clara con los hijos, junto con normas previamente acordadas, es posible relacionarse sin mayores problemas durante la etapa del pololeo. Acoger los requerimientos de los hijos, es fundamental para lograrlo, porque al ser atendidos y respetados en sus inquietudes, los jóvenes se sienten más cercanos a sus padres lo que puede marcar el inicio de una nueva relación, basada en una comunicación de adulto a joven, dejando atrás la de adulto a niño.
no lo lei me dio paja muy largo pero cuando mi hija tenga pololo lo invito a la casa a puro reventarlo a patadas en la raja
yo lo lei.....XD en mi caso yo vivo solo con mi vieja y rara vez me hizo atado.... pero me imagino ser yo el papa y q venga el pololo y se encierren en la pieza.... uno puede confiar en la hija..pero en el otro wn...nica... es un tema complicado que con el tiempo hay q aprender a llevar ....y tener muxa comunicacion
Si te interesa te tienes que dar la molestia de leerlo completo, sino virate. Esta super bueno el artículo. Gracias.