El ladrón de penes Baba Jallow no le cortó el pito a nadie. Tampoco se lo arrancó a mordidas. Más bien, dijo la supuesta víctima, uso brujería para que su joy-stick se encogiera hasta desaparecer. Al parecer, es una acusación relativamente común en el oeste de Africa, donde muchos hombres aseguran haber perdido su pene y después son extorsionados por el brujo para que se los devuelva. Al menos siete ‘ ladrones de penes’ han sido linchados en Ghana desde 1997, informa AP. No debe sorprendernos, claro. Los hombres estamos obsesionados con nuestro bagdow, como le decimos cariñosamente. No es casualidad que la mayor parte de los correos basura que circulan en la red son relativos a erecciones permanentes o pitotes gigantes. El pene es nuestra posesión más preciada, nuestro báculo de poder imaginario. Aquel, o en particular aquella, que no entienda cuan importante es nuestra relación con la verga, no sabe nada de la vida.