La imagen de las mujeres chupasangre emergen paralelas a la de los vampiros, quienes son parte del folclore de varios países. En todos los mitos, leyendas e historias eran criaturas siniestras que se alimenta de sangre de seres vivos para mantenerse activo, más cerca de lo demoníaco, aunque en algunas culturas era un dios menor. Una mujer se podía transformar en bebedora de sangre de varias formas según la cultura. Por ejemplo, en la tradición eslava y china, se temía que un cadáver pudiera transformarse en no-muerto si pasaba por encima de él un animal, especialmente un perro o gato o si no había sido debidamente hervido en agua... éste era un tratamiento especial de los cadáveres. En Rusia, las brujas eran vampiros.Y las brujas se convertían en tales si se habían rebelado contra la Iglesia mientras estaban vivos, vendiendo su alma al diablo. Todos aquellos que no fueran enterrados en tierra santa, suicidas, excomulgados o sin extremaunción, por ejemplo, podrían transformarse. Y como ya sabemos, aquel que fuese mordido por un vampiro, se convertiría en uno. El vampiro, por análisis psicológico, tenía una asociación con lo sexual y así las mujeres vampiras pasaron a ser emblema de una sexualidad oscura. Muchas de las mujeres que hoy cultivan el vampirismo tienen experiencias lésbicas.