Así serían nuestras relaciones si hubiéramos adoptado las estrategias sexuales de algunos animales. ¡Suerte la nuestra! El macho babosa Su pene tiene una longitud similar a la del cuerpo, por lo que más le vale que escoja una pareja de su tamaño, pues corre el riesgo de quedar atrapado durante la cópula y que su pareja se lo arranque de un mordisco, quedándose entonces sólo en hembra. La postura de la mantis religiosa Si está en cautiverio, sujeta con fuerza a su amante contra su tórax y lo devora. Empieza por los ojos y reserva para el final sus órganos sexuales. En libertad, puede huir e incluso comparte mesa y mantel. Telesexo percebeiro Gracias a su esplendoroso y flexible pene, que casi duplica su tamaño, mantiene una actividad sexual envidiable. Como no siempre llega hasta los cirros de la hembra, expulsa su esperma a las corrientes, con la esperanza de que otro en alta mar lo capture. Hay que ser muy rana (venenosa) Cuando el macho abraza a la hembra, ella se estimula y expulsa huevos. El macho libera espermatozoides y ocurre la fertilización de modo externo. El pez pescador, o apénas un apéndice El macho, incapaz de vivir independiente, se adhiere a la hembra y su boca se fusiona con ella. Y en esto se queda el pobre: en simples gónadas emisoras de semen. Las lombrices tienen noches muy locas Estos invertebrados se aparean por la noche durante dos o tres horas, con los extremos de sus cuerpos en sentido inverso, y dispuestos a practicar 69 formas de pasarlo bien.