Esta pieza forma parte de una colección de más de 200 preparaciones anatómicas que representan diversos aspectos de la anatomía normal, patológica y comparada del cuerpo humano, y que se conservan en el Museo. La Venus ha sido una incorporación reciente en el Museo, procedente de la cátedra de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Con motivo de la exposición conmemorativa del 600 aniversario del Hospital de Santa Creu y Sant Pau, el equipo de restauración del Museo de la Ciudad, encabezado por Montserrat Pugès y Laia Fernández, consiguió mejorar el estado de conservación de la Venus con unos resultados espectaculares. Resulta difícil fijar con exactitud el origen y la fecha de realización de esta pieza, si bien parece claro que nos debemos situar en el siglo XIX. Fue en las primeras décadas de ese siglo cuando las Venus anatómicas adquirieron una gran popularidad en los museos anatómicos europeos. Eso se fundamenta en el hecho de que la exhibición de figuras anatómicas de cuerpo completo permitía divulgar conocimiento, sin ningún esfuerzo por parte del observador, mediante una representación precisa de la naturaleza. Estos elementos se encuentran en la Venus Anatómica, que muestra una evidente belleza exterior, combinada con el rigor anatómico de los componentes internos del cuerpo humano, reproducidos a partir de los conocimientos médicos adquiridos en la práctica de la disección. De hecho, la realización de preparaciones anatómicas, efectuadas a partir de diversos materiales, siempre ha buscado dos objetivos básicos, ceñidos a aspectos pedagógicos y, en menor medida, artísticos o estéticos. La persistencia en el tiempo de esta forma de representación artificial de la anatomía humana nos recuerda el carácter pedagógico que tuvieron estas preparaciones en las facultades de medicina, donde el experto anatomista dirigía el trabajo del artista modelador. En el caso de la Venus Anatómica los objetivos confluyen: educación y entretenimiento. Mediante un intenso realismo, la mujer que encontramos está tumbada en una posición de descanso e invita al espectador a acercarse. El desnudo femenino constituía un pretexto para la exhibición pública y, si bien evitando la incorrección moral, conseguía atraer a un mayor número de observadores. Del mismo modo que en otros modelos similares conservados en museos europeos, como en Florencia o Viena, la mujer que descansa es una mujer embarazada que permite acceder al interior de su cuerpo mediante disecciones sucesivas que conducen hasta el feto. El objetivo de instruir a un público amplio y no especializado se conseguía de esta manera a partir de una representación de la naturaleza, aquí viva y natural, basada en la construcción de un tipo humano perfecto, el de la belleza de Venus.