La poesía me hizo suya en un lecho de arena y hojas blancas lamidas por la brisa con un sol rojo enardecido con una luna abandonada Y fue mi sangre Fue mi piel Mi propia sombra La poesía fue mis alas hacia la libertad
Soltar la lengua, de manera que no trabe el producto que viene desde adentro, impulsado por una fuerza superior y el hábil juego de riñón y diafragma; insistir presionando los músculos como para expulsar un caballo o un cíclope; repetir el procedimiento provocándolo inclusive con los dedos o una materia acre, hasta quedar vacío, sólo reseca piel, odre para colgar del primer árbol, extenuada matriz de lo volátil, acaso de la luz.