Regalo de cumpleaños

Hola, soy nuevo en el foro y siempre quise contar algunas historias de mi juventud y actualidad. Son 100% reales, solo los nombres son ficción (por obvias razones)

Aquí les va la primera.

Hace ya sus buenos años, en primer año de la universidad, por x motivo que no vale al caso comentar, varios compañeros unos encontrábamos en un congreso en la ciudad de Viña del Mar, congreso que duro una semana y donde gran parte de los colegas, nos encontrábamos alojados en una hostal, y como todo no es solo trabajar y debatir, durante las noches ocurrían variadas actitudes desenfrenadas que ustedes se podrán imaginar. Igualmente en esas fechas pasaba una mala racha, ya que no tenía pareja estable y el sexo poco se aparecía por acá, siendo el único exceso que me di en ese congreso fue de curarme raja prácticamente todos los días.

En fin, ya pasados varios días, y en el penúltimo día de congreso, producto de muchas noches de alta ingesta de alcohol, me quede dormido y no asistí a esa jornada de trabajo, aunque también me tome libre ese para darme un regalito, porque el día anterior había celebrado mi cumpleaños, quería dormir y además el cansancio era grande. Tenía pensado dormir toda la tarde, para seguir carreteando toda la noche, pero justo llega una compañera a mi pieza para invitarme a un panorama. Carla, una de mis mejores amigas de la u (1,60, morena de pelo largo, buenas tetas, poco culo y flaquita) me dice “¿oye porque no vamos a una playa por acá cerca, pa pasar la caña?” La verdad dude un poco, pero siguió insistiendo hasta que acepte. Íbamos saliendo de la hostal, cuando otra compañera que también se había quedado en la hostal, Rocio (170, blonda teñida, un cuerpazo, buen culo, tetas un poco pequeñas pero justas y precisas), se nos quiso unir en esa travesía y sugirió un lugar: Laguna Verde, al otro lado de la ciudad. Ni yo ni Carla conocía el lugar, por tanto decidimos ir para conocer.

Después de un largo viaje (cerca de una hora), llegamos al lugar, el cual si bien era un bonito lugar, no tenía tanto brillo (mejor íbamos a alguna playa a viña pensé), pero tenía una cualidad sumamente importante para este relato: era un lugar tan alejado a la ciudad y tan pocas casas que lo hacían un lugar desierto, perfecto para estar tranquilo y hacer locuras. Después de comprar algo para comer y para la sed, compartimos un rato de buena onda en la playa, donde después de un rato, el día soleado, el alcohol y unos cuantos pitos, hizo que surgiera la propuesta de bañarnos en la playa. Ahí todo normal, pero la Rocio, aumenta la propuesta y nos dice

- “¿y porque no nos bañamos en pelota?”.

La verdad es que antes en el camino, se me paso por la cabeza (de arriba) que algo así podría pasar, pero conociendo bien a Carla, que era bien poco desinhibida, y que no éramos tan cercanos con la Rocio, asumí que eso no pasaría, y que también no iba con esas intenciones, solamente quería pasar un buen rato.

Pero Carla increíblemente para mí, agarro papa y acepto, mientras yo dudaba, ya que soy bastante tímido, y tiraba escusas (bien aweonadamente siendo que no había casi nadie en el pueblo) de que alguien nos podía ver, que nos podían robar las cosas etc. La verdad tenía bastante pudor con la situación, aunque me gustaba, y me calentaba…

- Que tanta wea, si nadie va a ver oh – me dijo la Carla.

- Si wn, de acá no sale – dijo Rocio.

Seguía diciendo que no, hasta que Rocio, sacándose el bikini y mostrando sus bellas tetas, dice:

- Ya poh, si lo haci, te doy un premio

Dejo la pelota botando al frente del arco. Reaccione, estas chances no se dan tantas veces en la vida, y de forma gratuita, y tan fácil. Aunque si bien no era explicito, y no partí a este paseo con alguna intención en particular, existían muchas chances de que fuéramos subiendo grados como dice el rumpy y pasando algo rico. Alcohol, drogas, desenfreno y Juventud, me pueden llevar a hacer algo más allá de bañarme en pelota en la playa. Finalmente accedí, después de seguir haciéndome el difícil un rato y con el convencimiento absoluto que esto no iban a ser solamente unos chapuzones. Mientras las chicas se sacaban su ropa, quedando pasmado con las tetas de la Carla (que siempre me gustaron, pero nunca había podido disfrutar) y el cuerpazo de la Rocio, me saque los short y bóxer, dejando mi pene al aire, sin increíblemente tener una erección en el momento, pese a tremendo paisaje que veía, principalmente por mi timidez y pudor (Si bien no lo tengo muy grande (17 cm erecto), creo que estoy un poco por sobre el promedio, modestamente). Después de unos cuantos piqueros y risas, (nada sexual) salimos del agua, y tomamos sol para poder secarnos.

- Ya aquí está tu premio – me dice Rocio, pasándome la última lata de cerveza que quedaba y empezando a vestirse.

Puta la wea pensé. Yo solo atine a decir un “buena, gracias”, dejando en evidencia que esperaba otra cosa. Mi cara de decepción, junto al tono de mi exclamación, llevo a que Rocio me dijera:

- Y que queri, ¿acaso querías que te hiciéramos algo?, ¿qué te chupáramos el pico?

No atine a decir nada. Me pase muchas películas. Cague, fue lo único que pensé, mientras la Carla se reía no más.

- Se te noto mucho que queriai algo más, fresco. Y más encima ni se te paro.

Golpe al ego directo. La Carla se seguía riendo. Cuando pensé que estaba todo perdido y que todo se iba a poner peor, la Rocio se me acerca y me dice:

- Ya pero no te pongai así. Si igual se te ve buena – agachándose la Rocio, empezando un oral maravilloso.

Y ahí no entendía nada, pero se me puso dura de una, mientras la Carla se me acerca y me da el tremendo beso. Ahí ya no me importaba que fuera en una playa, que llegara alguien o lo que recién había pasado. Se me cumplió el sueño del pibe y había que disfrutarlo. La Rocio, que lo chupa muy bien con una clase única, bien lento pero con un juego único de su lenguita y también aporta con su mano, me tenía loco, mientras que me comía a la Carla mientras masajeaba sus tetas bien ricas, grandes que me copaban justo las manos.

Me acosté en la playa, me importo un pico lo incomodo de la arena, solo disfrutaba. Ahora tanto Rocio como Carla me chupaban el pene. Parecía la mejor película porno, pero era 100% real. Estaba en éxtasis, pero tenía claro no solo quería que esto se limitara a una chupada. Así que comencé a preparar a Rocio para montar el culo fenomenal que tenía. Empecé a meter dos dedos de una, ya que estaba mojadita, jugaba con su clítoris haciéndola gemir, mientras la Carla también era pajeada, pero por Rocio. Seguimos así un rato hasta que decido que era hora de cabalgar. Pongo a Rocio en 4 y empiezo el lento mete saca, mientras que Carla se acerca a mí para acariciarme y besarme el cuello. Disfruto por completo el culito de Rocio, subiendo de a poco la velocidad, gozando cada gemido de Rocio, escuchando el choque de nuestros cuerpos y como rompían las olas en la playa, mientras Carla me besa y me acaricia el cuello. Tenía el pene durísimo, tanto que pude aguantar la situación solo unos minutos y tanta excitación y calentura no me hizo aguantar más, sacándola y con ayuda de mi gran amiga Carla, me corrí en el culo maravilloso de Rocio, teniendo uno de los mejores orgasmos de mi vida.

Fue increíble, lo único malo de la situación fue que la Carla no gozo lo tanto (en otras ocasiones lo compense). Con el pasar de los días, me entere que esto fue algo preparado por mi amiga Carla, un maravilloso regalo que me entrego una de las mejores experiencias de mi vida.

Espero que les guste amigos, pronto iré relatando algunas otras historias de mi juventud.

Saludos!