Te quiero. Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro tu boca que es tuya y mía tu boca no se equivoca te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos y por tu rostro sincero y tu paso vagabundo y tu llanto por el mundo porque sos pueblo te quiero y porque amor no es aureola ni cándida moraleja y porque somos pareja que sabe que no está sola te quiero en mi paraíso es decir que en mi país la gente viva feliz aunque no tenga permiso si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos. Mario Benedetti. PD: Leí los poemas que pusieron y son realmente lindos otros que no los entendí tanto pero siento ese aferro que hay entre la persona que lo posteó y su poema.
Uno de Benedetti y más que nada por que fue el que me calmó, dándole una "respuesta" a la novela La Tregua. Última Noción de Laura - Mario Benedetti Usted martín santomé no sabe cómo querría tener yo ahora todo el tiempo del mundo para quererlo pero no voy a convocarlo junto a mí ya que aún en el caso de que no estuviera todavía muriéndome entonces moriría sólo de aproximarme a su tristeza. usted martín santomé no sabe cuánto he luchado por seguir viviendo cómo he querido vivir para vivirlo porque me estoy muriendo santomé usted claro no sabe ya que nunca lo he dicho ni siquiera en esas noches en que usted me descubre con sus manos incrédulas y libres usted no sabe cómo yo valoro su sencillo coraje de quererme usted martín santomé no sabe y sé que no lo sabe porque he visto sus ojos despejando la incógnita del miedo no sabe que no es viejo que no podría serlo en todo caso allá usted con sus años yo estoy segura de quererlo así. usted martín santomé no sabe qué bien, que lindo dice avellaneda de algún modo ha inventado mi nombre con su amor usted es la respuesta que yo esperaba a una pregunta que nunca he formulado usted es mi hombre y yo la que abandono usted es mi hombre y yo la que flaqueo usted Martín Santomé no sabe al menos no lo sabe en esta espera qué triste es ver cerrarse la alegría sin previo aviso de un brutal portazo es raro pero siento que me voy alejando de usted y de mí que estábamos tan cerca de mí y de usted quizá porque vivir es eso es estar cerca y yo me estoy muriendo santomé no sabe usted qué oscura qué lejos qué callada usted martín martín cómo era los nombres se me caen yo misma me estoy cayendo usted de todos modos no sabe ni imagina qué sola va a quedar mi muerte sin su vi da.
Existen muchos poemas que no conozco y siento que es hasta irresponsable de mi parte enaltecer alguno de los pocos que recuerdo. Sin embargo existe uno de Enrique Lihn (como lo dije en otro tema) que se gano un lugar especial en mis recuerdos. Es un poco largo pero créanme que vale la pena leerlo. Monólogo de un padre con su hijo de meses. Nada se pierde con vivir, ensaya: aquí tienes un cuerpo a tu medida Lo hemos hecho en sombra por amor a las artes de la carne pero también en serio pensando en tu visita como en un nuevo juego gozoso y doloroso; por amor a la vida, por temor a la muerte y a la vida, por amor a la muerte para ti o para nadie. Eres tu cuerpo, tómalo, haznos ver que te gusta como a nosotros este doble regalo que te hemos hecho y que nos hemos hecho. Cierto, tan sólo un poco del vergonzante barro original, la angustia y el placer en un grito de impotencia. Ni de lejos un pájaro que se abre en la belleza del huevo, a plena luz, ligero y jubiloso, sólo un hombre: la fiera vieja del nacimiento, vencida por las moscas, babeante y rebosante. Pero vive y verás el monstruo que eres con benevolencia abrir un ojo y otro así de grandes, encasquetarse el cielo, mirarlo todo como por adentro, preguntarle a las cosas por sus nombres reír con lo que ríe, llorar con lo que llora, tiranizar a gatos y conejos. Nada se pierde con vivir, tenemos todo el tiempo del tiempo por delante para ser el vacío que somos en el fondo. Y la niñez, escucha: no hay loco más feliz que un niño cuerdo ni acierta el sabio como un niño loco. Todo lo que vivimos lo vivimos ya a los diez años más intesamente; los deseos entonces se dormían los unos en los otros. Venía el sueño a cada instante, el sueño que restablece en todo el perfecto desorden a rescatarte de tu cuerpo y tu alma; allí en ese castillo movedizo eras el rey, la reina, tus secuaces, el bufón que se ríe de sí mismo, los pájaros, las fieras melodiosos. Para hacer el amor allí estaba tu madre y el amor era el beso de otro mundo en la frente, con que se reanima a los enfermos, una lectura a media voz, la nostalgia de nadie y nada que nos da la música. Pero pasan los años por los años y he aquí que eres ya un adolescente. Bajas del monte como Zaratustra a luchar por el hombre contra el hombre: grave misión que nadie te encomienda; en tu familia inspiras desconfianza, hablas de Dios en un tono sarcástico, llegas a casa al otro día, muerto. Se dice que enamoras a una vieja, te han visto dando saltos en el aire, prolongas tus estudios con estudios de los que se resiente tu cabeza. No hay alegría que te alegre tanto como caer de golpe en la tristeza ni dolor que te duela tan a fondo como el placer de vivir sin objeto. Grave edad, hay algunos que se matan porque no pueden soportar la muerte, quienes se entregan a una causa injusta en su sed sanguinaria de justicia. Los que más bajo caen son los grandes, a los pequeños les perdemos el rumbo. En el amor se traicionan todos, el amor es el padre de sus vicios. Si una mujer se enternece contigo le exigirás te siga hasta la tumba, que abandone en el acto a sus parientes, que instale en otra parte su negocio. Pero llega el momento fatalmente en que tu juventud te da la espalda y por primera vez su rostro inolvidable en tanto huye de ti que la persigues a salto de ojo, inmóvil, en una silla negra. Ha llegado el momento de hacer algo parece que te dice todo el mundo y tu dices que sí, con la cabeza. En plena decadencia metafísica caminas ahora con una libretita de direcciones en la mano, impecablemente vestido, con la modestia de un hombre joven que se abre paso en la vida, dispuesto a todo. El esquema que te hiciste de las cosas hace aire y se hunde en el cielo dejándolas a todas en su sitio. De un tiempo a esta parte te mueves entre ellas como un pez en el agua. Vives de lo que ganas, ganas lo que mereces, mereces lo que vives: eres, por fin, un hombre entre los hombres. Y así llegas a viejo como quien vuelve a su país de origen después de un viaje interminable corto de revivir, largo de relatar, te espera en tí la muerte, tu esqueleto con los brazos abiertos, pero tu la rechazas por un instante, quieres mirarte larga y sucesivamente en el espejo que se pone opaco. Apoyado en lejanos transeúntes vas y vienes de negro, al trote,conversando contigo mismo a gritos, como un pájaro. No hay tiempo que perder, eres el último de tu generación en apagar el sol y convertirte en polvo. No hay tiempo que perder en este mundo embellecido por su fin tan próximo. Se te ve en todas parte dando vueltas en torno a cualquier cosa como en éxtasis. De tus salidas a la calle vuelves con los bolsillos llenos de tesoros absurdos: guijarros, florecillas. Hasta que un día ya no puedes luchar a muerte con la muerte y te entregas a ella, a un sueño sin salida, más blanco cada vez, sonriendo, sollozando como un niño de pecho. Nada se pierde con vivir, ensaya: aquí tienes un cuerpo a tu medida, lo hemos hecho en la sombra por amor a las artes de la carne pero también en serio, pensando en tu visita para ti o para nadie.
Uno de mis favoritos de Benedetti. Soledades: Ellos tienen razón esa felicidad al menos con mayúscula no existe ah pero si existiera con minúscula seria semejante a nuestra breve presoledad después de la alegría viene la soledad después de la plenitud viene la soledad después del amor viene la soledad ya se que es una pobre deformación pero lo cierto es que en ese durable minuto uno se siente solo en el mundo sin asideros sin pretextos sin abrazos sin rencores sin las cosas que unen o separan y en es sola manera de estar solo ni siquiera uno se apiada de uno mismo los datos objetivos son como sigue hay diez centímetros de silencio entre tus manos y mis manos una frontera de palabras no dichas entre tus labios y mis labios y algo que brilla así de triste entre tus ojos y mis ojos claro que la soledad no viene sola si se mira por sobre el hombro mustio de nuestras soledades se vera un largo y compacto imposible un sencillo respeto por terceros o cuartos ese percance de ser buenagente después de la alegría después de la plenitud después del amor viene la soledad conforme pero que vendrá después de la soledad a veces no me siento tan solo si imagino mejor dicho si se que mas allá de mi soledad y de la tuya otra vez estas vos aunque sea preguntándote a solas que vendrá después de la soledad. Audio, por si alguien lo quiere escuchar.
Parece que Benedetti es el favorito de todos. Para variar un poco la cosa (unque ya lo nombraron antes), voy a poner uno de mis autores favoritos, y algo olvidado a veces: Jorge Teillier. El poema en sí, es uno de los que conseidero más perfectos de los que escribió (aunque su producción es increiblemente significativa): Bajo el cielo nacido tras la lluvia Bajo el cielo nacido tras la lluvia escucho un leve deslizarse de remos en el agua, mientras pienso que la felicidad no es sino un leve deslizarse de remos en el agua. O quizás no sea sino la luz de un pequeño barco, esa luz que aparece y desaparece en el oscuro oleaje de los años lentos como una cena tras un entierro. O la luz de una casa hallada tras la colina cuando ya creíamos que no quedaba sino andar y andar. O el espacio del silencio entre mi voz y la voz de alguien revelándome el verdadero nombre de las cosas con solo nombrarlas: "álamos", "tejados". La distancia entre el tintineo del cencerro en el cuello de la oveja al amanecer y el ruido de una puerta cerrándose tras una fiesta. El espacio entre el grito del ave herida en el pantano, y las alas plegadas de una mariposa sobre la cumbre de la loma barrida por el viento. Eso fue la felicidad: dibujar en la escarcha figuras sin sentido sabiendo que no durarían nada, cortar una rama de pino para escribir un instante nuestro nombre en la tierra húmeda, atrapar una plumilla de cardo para detener la huida de toda una estación. Así era la felicidad: breve como el sueño del aromo derribado, o el baile de la solterona loca frente al espejo roto. Pero no importa que los días felices sean tan breves como el viaje de la estrella desprendida del cielo, pues siempre podremos reunir sus recuerdos, así como el niño castigado en el patio encuentra guijarros para formar brillantes ejércitos. Pues siempre podremos estar en un dia que no fue ayer ni mañana, mirando el cielo nacido tras la lluvia y escuchando a lo lejos un leve deslizarse de remos en el agua.
Una rima de Bécquer que me gusta mucho y me deja una cosita en el pecho, quizás me llega jaja. Rima XLI Tú eras el huracán y yo la alta torre que desafía su poder: ¡tenías que estrellarte o que abatirme! ¡No pudo ser! Tú eras el océano y yo la enhiesta roca que firme aguarda su vaivén: ¡tenías que romperte o que arrancarme! ... ¡No pudo ser! Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados uno a arrollar, el otro a no ceder: la senda estrecha, inevitable el choque ... ¡No pudo ser! torre que desafía su poder: ¡tenías que estrellarte o que abatirme! ¡No pudo ser! Tú eras el océano y yo la enhiesta roca que firme aguarda su vaivén: ¡tenías que romperte o que arrancarme! ... ¡No pudo ser! Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados uno a arrollar, el otro a no ceder: la senda estrecha, inevitable el choque ... ¡No pudo ser!
Siempre lo olvido, pero es un soneto de Shakespeare que empieza con la pregunta ¿Te puedo comparar con un día de verano?
Grandes poetas chilenos... lindos poemas y yo, sumo este hermoso; Ernesto Cardenal Al perderte yo a ti... Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido: yo porque tú eras lo que yo más amaba y tú porque yo era el que te amaba más. Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo: porque yo podré amar a otras como te amaba a ti pero a ti no te amarán como te amaba yo.