Corría el año 1600 cuando el ingeniero militar Simón Stevin de Brujas, Stevinus, dejó alucinando en colores a la creme a la alta sociedad de los Paises Bajos, cuando presentó su Carro Veliferi. El invento era más que asombroso y consistía en uno de los primeros vehículos anfibios que vería la Historia: Un carro capaz de transportar a 25 personas y que, movido por la energía del viento, podía desplazarse a velocidades increibles para aquella época... ¡más de 80 Kilómetros/hora! No contento con aquel logro, el vehículo además, podía navegar con soltura las aguas, convirtiéndose así en un prometedor ingenio militar, que hubiera podido cambiar el curso de muchas batallas a lo largo de la Historia. Sin embargo, en aquella demostración realizada en las playas de Scheveningen (Holanda) se encontraba Mauricio de Orange, Príncipe de Nassau y Lugarteniente de los Paises Bajos que vió en aquel invento una quiebra casi segura de los medios convencionales de transporte de aquellos tiempos... arrieros y caballos. Se prohibió toda utilidad práctica del Carrus Veliferi y se le aparcó a la simple atracción recreativa de la realeza y clases más acomodadas. Si alguna vez viajas a Brujas, preguntar por él, porque aún se conserva en un lugar bien visible de la ciudad. Finalmente, Stevinus realizó dos Veliferi que se utilizaron en las playas de Nassau como divertimento del Príncipe y sus invitados. 1602.