La Pesadilla de Almansa

1973, el mundo del cine sufre una revolución con el estreno de la película El Exorcista, filme que cambió el género de terror para siempre y puso de moda una de las actividades mas misteriosas realizadas por la Iglesia Católica: El exorcismo.




Durante gran parte de nuestra historia, hemos vivido a la sombra de la superstición, la magia y el miedo. Hemos creído en dragones, monstruos y en la misma presencia del Príncipe de las Tinieblas, el demonio, el Diablo. Para la humanidad ha sido un auténtico logro haber dejado eso atrás y poder adentrarnos en el mundo de la sensatez, la razón y la ciencia. Sin embargo, en el fondo seguimos siendo humanos, y aún quedan personas capaces de creer en estas cosas, incluso madres capaces de destripar a su hija con las manos, obsesionadas con que en su seno esta el Demonio. En el artículo de hoy vamos a adentrarnos en uno de los casos mas horribles y dantescos de la historia : El exorcismo de Almansa.


Rosa Fernandez, 11 años de edad. Una niña pequeña, llena de esperanzas en el futuro. Un día, algo muy normal ocurrió: le bajo su primera menstruación. Al principio todo marchaba bien, nada de que preocuparse, hasta que la niña tuvo una pequeña falta. Como ya sabrán las lectoras de este portal, irregularidades como esa son algo corriente en las primeras menstruaciones, sin embargo este suceso no tardó en llamar la atención de la madre de Rosa.

Rosa Gonzalvez lleva una temporada obsesionada con la presencia del Demonio. Lo siente cerca, a su alrededor, acechando. Su mente, retorcida por la locura, acaba llegando a la conclusión de que esa presencia emana del vientre de su hija y decide mantenerla vigilada. Sin embargo, la obsesión le consume hasta el punto de no poder seguir observando y decide tomar cartas en el asunto: su hija ha quedado embarazada por el Maligno y es su deber matar a la aberración que reside dentro de la pequeña Rosa.



Pero purgar al Diablo no es fácil, y Rosa decide acudir a 2 amigas suyas: Mariángeles y Mercedes. Una vez se juntan las tres, el ritual comienza. La niña observa, aterrorizada, a aquellas 3 mujeres danzando a su alrededor mientras murmuraban extraños cánticos. De pronto, le agarran de brazos y piernas, el pánico se apodera de Rosa mientras forcejea asustada. El shock es tal, que no ve a su madre hasta que ésta le introduce las manos por la vagina tratando de extraer al hijo de Satanás de sus entrañas.


La agonía fue larga, manos como zarpas desgarran el interior de Rosa buscando algo que ni ellas mismas sabían. La pequeña luchó como pudo, pero al final cayó en coma. Desgraciadamente, su desmayo solo consiguió ayudar a las tres mujeres, que siguieron destripando a aquella niña y depositando las vísceras sobre una manta. Al final, tras una noche interminable para ella, Rosa pudo descansar en paz.





Ana, la tía de Rosa, consigue tras muchos esfuerzos entrar en el cuarto. Estoy seguro de que la imagen que vio sería algo que ella nunca podría olvidar: Las tres mujeres tumbadas, con la ropa desgarrada tras el frenesí de locura y murmurando palabras ininteligibles. Y en el centro, rodeada de un charco de sangre y vísceras, estaba lo que quedaba de su sobrina Rosa. De repente, las 3 mujeres se abalanzan sobre Ana y le atacan furiosamente. Quieren sus ojos para insertárselos a la pequeña, con la esperanza de que así ella vuelva a la vida. Afortunadamente, Ana logra escapar y avisar a la policía que pone punto y final al exorcismo de la pobre Rosa.





Este caso es tristemente uno de los mas conocidos de España, y razones no faltan. Resulta espeluznante que una madre sea capaz de hacerle eso a su propia hija y lo que es peor aún, con la mas firme convicción de que hacían lo mejor para ella. Posteriormente, cuando fueron interrogadas, la madre afirmó que en ningún momento pretendieron asesinar a la niña, y que una vez extirpadas las visceras podrían ser colocadas de nuevo y así devolver a Rosa a la vida. ()

El juez tomó la decisión de absolver por completo a Maricarmen, al considerar que no participó directamente en el exorcismo, e internar a Rosa y a Mariángeles en un centro psiquiátrico. En los oídos de los asistentes al juicio quedó grabada la sentencia del juez, que terminó diciendo:

"Por un lado deseo que el internamiento sirva para que Rosa se recupere, pero por otro lado deseo que nunca lo haga, para que asi no se de cuenta de lo que ha hecho".