Cuando tenemos un tiempo con nuestra pareja, y más en este tiempo de vacaciones, donde pasamos más tiempo juntos, se podría pensar que es inevitable que se discuta por cualquier motivo. Acá unas claves que las ayudarán a controlar el asunto ................................................................................................................... Toda relación tiene sus crisis. Los psicólogos llegaron a pensar que la mejor cura para la ira era ser abiertos y expresar lo que se pensaba. Hoy en día, sabemos que dejar que nos controle la ira no nos hará sentir mejor. Y si la discusión es con alguien que amas, te sentirás aún peor. Después que has convivido con alguien por algún tiempo, te puedes dar cuenta qué situaciones podrían provocar una discusión; por ejemplo, criticar la forma de conducir de tu pareja. Entonces, tenemos la opción de iniciar o evitar una pelea. Estemos alertas y evitémosla siempre que podamos. Cuando un desacuerdo se convierte en una discusión amarga para ver quién tiene la razón y quién está equivocado, a veces se dicen cosas que no se pueden remediar. Las palabras hirientes expresadas con ira se recuerdan por mucho tiempo y envenenan la relación. Las discusiones frecuentes amargan la relación. No importa quién gana, ambos quedarán con cicatrices. Expresa palabras agradables al inicio Trata siempre de valorar más que criticar. Aún así, tu pareja te colmará la paciencia y tendrás que mencionar el hecho. Tómate tu tiempo y evita ser espontánea con la crítica. Comenta cosas agradables y sutilmente comenta el hecho sin que suene a crítica. Si hay forma de anticiparte a lo que tu pareja hará y sabes que te va a desagradar, trata de buscar alternativas y haz propuestas de opciones en las que ambos queden contentos. Evitar culpar Evita las frases: Tú siempre...,Por qué tu nunca..., etc. Aún cuando tengas una buena justificación para estar enojada, no lo digas; si tu pareja ya se dio cuenta que cometió el error y no te lo dice, simplemente busquen la solución juntos pero sin reproches. Empatía con su ira Si tu pareja irradia su ira o frustración, haz que sepa que tú lo percibes. Evita responder a su ira con tu ira; siendo empática, le harás sentir mejor ya que sabrá que estás conciente de sus sentimientos y se calmará. No se trata que le sigas la corriente, porque se dará cuenta y se enojará aún más. Honestidad Si te equivocaste y sabes que tu pareja no tarda en reprocharte, acepta la situación. Que tu pareja sepa que fue un error y pídele consejo para remediarlo. Quizá él estaba esperando una discusión y será un alivio saber que te interesa resolver el problema. Además, si él está involucrado en la solución, será más fácil que se apoyen y sean más tolerantes unos con otros. Diálogo sincero Sin herir, humillar o faltar al respeto. Dicen que los hombres entienden las discusiones como el arte de hacer callar al adversario, y las mujeres, como el de no dejar la posibilidad de hablar. En cualquiera de los dos casos, las connotaciones son negativas. Sin embargo, eso no quiere decir que no sean fructíferas. Sobre todo, si logramos convertirlas en conversaciones. Se trata de exponer lo que queremos hacer saber al otro manteniendo el tono cordial, igual que si estuviéramos hablando con un buen amigo. Los desacuerdos en sí no hacen daño, es el modo en que los comunicamos lo que puede acabar hiriendo. Escucha activa En España, se produce un divorcio cada tres minutos y medio. Y, según los especialistas, en esta alta frecuencia de rupturas influye el hecho de que no estamos acostumbrados a prestar atención a lo que dice el otro. Puede que una charla de dos horas sea menos fructífera que una de cinco minutos, y la clave puede estar en que en la segunda ha habido una escucha activa. Practicarla es una de las recomendaciones de los terapeutas, quienes aseguran que intentar entender el punto de vista del compañero sentimental es el primer paso para una relación sana. No esquivar las culpas Uno de los errores más frecuentes en la convivencia es hacer al otro responsable de las peleas. Aunque la iniciativa en el enfrentamiento la lleve uno de los dos, las discusiones son cosa de dos, por lo que ambos contribuyen a ellas. Por eso, los terapeutas de pareja recomiendan fomentar la corresponsabilidad, es decir, reconocer nuestra parte de protagonismo en los errores, independientemente del porcentaje de culpa que tenga cada cual. De esa forma, reconociendo los fallos propios, también se podrá cambiar el comportamiento para que el desenlace sea otro. Pedir perdón Cuando una pareja lleva unida mucho tiempo, frecuentemente deja de hacerse gestos cariñosos, como darse un beso antes de ir a trabajar. Del mismo modo, empieza a no pedirse perdón; después de una discusión, se retoma la rutina habitual sin más, como si no hubiera pasado nada. Los problemas, al momento Acabar con la conspiración silenciosa. Muchas veces preferimos ir aparcando los problemas hasta que se convierten en una montaña y un día hacen acto de presencia todos juntos. Es lo que los especialistas llaman la 'conspiración del silencio', que más tarde o más temprano acabará explotando. Por eso, resulta preferible hablar los temas que preocupan cuando se presentan en lugar de convertirlos en tabú. De esa forma, se podrán afrontar entre los dos para, poco a poco, facilitar su solución. Encontrar el atractivo 'doméstico' Convertir las expectativas en realistas. Uno de los mayores desencantos de la relación es encontrarse con que las perspectivas que nos habíamos creado acerca de cómo sería nuestra vida futura están lejos de cumplirse. O dicho de otra forma, que la cotidianidad de lo doméstico acabe por resultarnos menos apetecible de lo que imaginábamos. Pero detrás de ese desencanto suelen encontrarse metas poco realistas. Flexibilizarlas y convertirlas en positivas es muy sano, sin olvidarnos de que también nos hará ser menos exigentes con nosotros mismos. No retomar enfrentamientos Hacer borrón y cuenta nueva. Ésta es la única forma de evitar quedarse encerrados en el círculo del enfrentamiento continuo. De hecho, volver a las discusiones pasadas no sólo es ineficaz, sino dañino. «Si no se dejan atrás los choques que ya se han vivido y se cierran por completo las heridas, la relación puede convertirse en un reproche continuo», explica el psicólogo especialista en pareja y familia José González. Orientarse hacia el futuro evitando el rencor ayuda a que la relación funcione. Resolver las crisis Fortalece la relación. Cuando Michael Douglas decía: «Alguien que hace un paté como este no puede ser mala persona», Kathleen Turner contestaba: «Eso depende de qué esté hecho el paté». Es una de las secuencias de La Guerra de los Roses, en la que los cónyuges mostraban sus habilidades para llegar al desacuerdo en todo. Y es que conciliar intereses no resulta sencillo, pero parece fundamental para que la relación funcione. Una vez resuelta la crisis, la mayoría de las parejas se fortalece. La afirmación proviene de un estudio de la Universidad de Chicago que, tras seguir durante cinco años a 645 parejas declaradas infelices, concluyó que las que dejan atrás sus crisis y logran conciliar intereses acaban siendo más felices que las que abandonan. El trabajo, en la oficina Desahogarse, pero con moderación. Generalmente, la pareja es un amortiguador de los problemas externos, en especial de los laborales. Todo el malestar que se acumula en la oficina se destapa en casa, y el otro acaba ejerciendo de colchón de desahogo. Los especialistas creen que es un ejercicio sano, pero siempre y cuando se mida la situación para no acabar desbordando a la pareja. Aunque está bien confiar los problemas personales, también hay que procurar evitar que lo negativo monopolice todas las conversaciones. ¿Quién lleva las riendas? Compartir el peso de la relación. En ocasiones, las discusiones llegan porque uno de los dos cree que al otro se le ha acabado el amor; en especial, si las muestras de afecto disminuyen. Pero la realidad es que las relaciones no son estáticas. Los expertos las asemejan a un columpio: en unas etapas, es ella la amante y él el amado; y en otras, al contrario. Intentar que sea siempre el mismo quien lleve el peso es inútil. Además, cualquiera de las dos posturas tiene sus ventajas, por lo que se puede disfrutar siempre. Fuente: miarevista.es y nosotros2.com
Yo me las guardaba hasta que explotaba...de a poco he tenido que aprender a conversar lo que me molesta de inmediato, si no, me paso miles de rollos...
hay muchas cosas que se pueden evitar .... cuando me enojo me voy no mas ... porque kedarme a herir o que me digan cosas que me dañen .... no me gusta, mas si es la persona que amo... gracias por la info ..
Interesante información, Gracias ... Y en lo personal, trato de si tenemos qe hablar algun tema qe sabemos qe nos podria llevar a una discusion.. buscar el momento y con calma plantear las cosas ... creO qe todo es negociable, asi qe ... siempre antes de discutir por algo, mas bien prefiero llegar a algun acuerdo.
yo tambien intento contar, pero me supera... no discutimos mucho si, el no pesca las discuciones y eso es de gran ayuda con lo pasto seco que soy! joajoajao