El oscuro secreto de Blaise Pascal Blaise Pascal (1623-1662) A veces surge gente tan especial, tan superior, que uno busca un propósito especial en su existencia. Ése fue el caso de Blaise Pascal, propietario al mismo tiempo del mayor cerebro de su época y de un temperamento oscuro y difícil. Su padre cuidó de darle una educación esmerada. Le enseñó griego, español, latín y gramática. Sospechando su brillantez, le prohibió estudiar matemática, pues suponía que el infinito mundo de los números podía gastar su mente. Hubo de resignarse cuando vio que a su hijo de doce años le bastaba un tizón y una pared para demostrar una de las proposiciones de Euclides: Pascal era matemático, lo mismo que otros son altos o morenos. Los hallazgos se sucedieron a partir de entonces y su primer trabajo serio, Ensayo sobre cónicas, fue tan avanzado que Descartes nunca perdonó que su autor fuera un desgarbado muchacho de dieciséis años. Dos años después, Pascal inventó una de las primeras máquinas calculadoras de la historia para ayudar a su padre en su trabajo. Apenas podía sumar y restar, pero aquel pequeño mueble del tamaño de una caja de zapatos presagiaba las computadoras que nos gobiernan y que acabarán por suplantarnos en muchas de las tareas que hasta ahora hemos considerado como propias. Fue entonces cuando comenzaron sus problemas de digestión, su insomnio y sus jaquecas. Se volvió serio y nunca sonreía. Algo le preocupaba. Podríamos seguir hablando de cómo fue capaz de introducir el azar en los cálculos o de sus experimentos con el barómetro, pero ésta no es la historia del primer Pascal, sino la del hombre que se sentía extrañamente atraído por su hermana y sobrevivió a su propia muerte. El lunes 23 de noviembre de 1654, guiaba un carruaje por el puente de Neuilly, cuando algo asustó a los cuatro caballos que tiraban frente a él. Los animales cabalgaron desbocados hasta saltar el parapeto que separaba el puente del abismo. Por fortuna, los tirantes se rompieron justo a tiempo, salvándose por muy poco de morir ahogado en el río Sena. Lo tomó como una señal del cielo. A las diez y media de esa misma noche, mientras daba vueltas en la cama en una de sus tortuosas sesiones de insomnio, el techo de su dormitorio se rasgó, la habitación se llenó de fuego, y Pascal se halló cara a cara frente a Dios. No sabemos de qué hablaron durante las tres horas que duró el encuentro, pero sí conocemos lo que pasó inmediatamente después. El antiguo matemático se levantó, tomó la pluma y describió con pulso tembloroso la visión mística que había vivido. Nunca habló con nadie de aquella noche de fuego, pero a partir de entonces renunció a la ciencia y a sus impuros placeres. Tenía treinta y un años. El secreto Memorial de Pascal El año de gracia 1654, Lunes 23 de de noviembre, día de san Clemente, papa y mártir, y otros en el martirologio vigilia de san Crisógeno, mártir, y otros desde cerca de las diez y media de la noche hasta cerca de la una y media FUEGO «Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob» no de los filósofos y de los sabios. Certeza [alegría], certeza, sentimiento [visión], alegría, paz. Dios de Jesucristo. Deum meum et Deum vestrum. Tu Dios será mi Dios. Olvido del mundo y de todo, fuera de Dios. No se encuentra sino por las vías enseñadas en el Evangelio. Grandeza del alma humana. Padre justo, el mundo no te ha conocido pero yo te he conocido. Alegría, alegría, alegría [y] llantos de alegría. Yo no me he separado. Dereliquierunt me fontem aquae vitae. ¿Dios mío, me abandonaréis? Que no esté separado de vos eternamente. «Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único verdadero Dios y al que has enviado» Jesucristo JESUCRISTO Yo me he separado de Él, le he huido, renunciado, crucificado. Que nunca sea separado de Él. No se conserva sino por las vías enseñadas en el Evangelio RENUNCIACIÓN TOTAL Y SUAVE Sumisión total a Jesucristo y a mi director. Eternamente en alegría por un día de ejercicio en la tierra Non obliviscar sermones tuos. Amen. El nuevo Pascal dobló con cuidado el escrito, lo envolvió en pergamino, y lo cosió en secreto bajo el forro de su jubón. Llevó oculto ese amuleto el resto de su vida, bien cerca de su corazón, y nunca se separó de él hasta su muerte. A partir de aquella noche renunció furiosamente a pensar en los números. Su vida fue una sucesión de ayunos y flagelaciones. Gustaba de vestir un cinturón de púas para mortificarse mejor, y empleó el resto de sus días en rezar y en escribir acerca de Dios y del límite de la razón humana. Para Pascal, Dios es una divinidad geométrica, una inconmensurable esfera cuyo centro está en todas partes y cuyo radio es infinito. En cualquier caso, una figura a la que es difícil amar, o por la que nos sintamos amados. Ensayó un cauteloso razonamiento para convencernos de su existencia. Si hay Dios y no creemos, lo perdemos todo. Si existe y creemos, la ganancia es infinita. En el resto de casos, no hay pérdida ni ganancia. Bernard Shaw concluyó siglos después que la lotería es el impuesto de los tontos; para Pascal, en cambio, el premio es demasiado grande como para no apostar por él. Sólo una vez flaquearon sus fuerzas. Fue por un dolor de muelas, y por distraerse, dio con la solución a una elegante curva llamada cicloide, que hizo posible el desarrollo del cálculo integral y diferencial. Nunca más volvió a permitirse semejante debilidad. Murió a los treinta y nueve años entre terribles dolores, aferrado al viático mientras susurraba, "Dios no me abandone, Dios no me abandone, como una letanía interminable. La posteridad ha sido dura con él. Hay quien dice que una pasión incestuosa volvió locos de culpa a los hermanos y que un cáncer le afectó al cerebro. Muchos han juzgado su suicido intelectual intolerable, otros tienen al segundo Pascal como el mejor prosista en lengua francesa. Por desgracia, las verdades matemáticas son inmutables, mientras que lo escrito siempre requiere de un cambiante lector. En nuestra época, las páginas de Pascal van perdiendo lentamente gente que las recorra por estar de acuerdo con ellas, pero uno no puede sino sentir simpatía por el hombre que llegó tan alto con un talento que no había pedido, y que luego consiguió reprimir con tanto esfuerzo. Tal vez Dios le confió durante aquella memorable noche que él no estaba destinado a albergar su mente, y que incluso en la creación se cometen fallos. Tras su muerte, un concienzudo criado encontró entre las ropas de su señor el oculto talismán. Fue el contrato secreto que formalizaron Blaise Pascal y Dios durante la noche de fuego y que ahora yo, 355 años después, presento ante ti. Sorry si no es para la DIMENSIÓN
Intereseante, no tenia mucha idea de pascal, interesante y sufrida la vida de el.Gracias por el aporte
ctm wn wenisimo relato me gusto mucho se agradece la info aunk en realidad no se si sea cierto siempre mi primera mirada acerca de algo es el esceptimismo blaise pascal gran matematico !
moraleja: nunca mezclar, drogas, alcohol, un amente brillante y una hermana mas rica que el pan con arrollado de campo. Porque en una noche de paja se te aparece Dios y te quema la pieza. hablando en serio, que pena que por algo inexistente esta maravillosa mente alla optado por un suicidio intelectual, aunque simepre se dan casos de personas muy inteligentes donde sus mentes estan tan ocupadas en sus complejos calculos en el papel que descuidan los simples calculos de la vida.
m wena la info kompa, no tenia idaea jeje solo konosck alguasn kosas de pascal XD jeje se agradece !!