El último día de Lavoisier La ejecución del químico Antoine Lavoisier durante la Revolución Francesa fue uno de los eventos más tristes de la historia de la humanidad. No solamente por la injusta ejecución de un hombre inocente, sino porque, una vez más, significaría el triunfo de la ignorancia sobre la ciencia. Antoine-Laurent de Lavoisier es, con todo derecho, considerado como el padre de la química moderna. No sólo identificó y nombró elementos tan fundamentales como el hidrógeno y el oxígeno, y dio los primeros pasos en la comprensión de la Ley de conservación de la masa. Sino que además ayudaría a la humanidad a quitarse un poco de su ignorancia al fulminar la teoría del flogisto -la cual databa de los tiempos de la alquimia.- Entre sus otros logros también ayudaría con la construcción teórica del sistema métrico, investigaría y descubriría nuevos métodos más eficientes de combustión, y estudiaría en profundidad la respiración animal en conjunción a la calorimetría. Irónicamente, Lavoisier era abogado de profesión -aunque nunca ejercería.- Por desgracia le tocaría viviría en una época convulsa y caótica, y a causa de su posición social aristocrática -si bien poseía un buen nombre no era realmente rico, de hecho, muchas veces debió de trabajar para el gobierno para así poder solventar sus investigaciones- sería señalado como enemigo de la revolución por el Régimen del Terror, el cual, un año antes, en 1794, había suprimido a la Academia de Ciencias. Junto a otros 27 intelectuales Lavoisier sería acusado directamente por el cabecilla revolucionario Jean-Paul Marat, quien, con cargos realmente ridículos, como el de adulterar tabaco, ordenaría la ejecución del gran químico en un juicio sumario. Irónicamente, una decisión nacida del rencor, ya que años antes Lavoisier había rechazado una invención de Marat tildándola, aunque de manera cortés, de ridícula. Si bien se armaría un gran revuelo entre los detenidos, Lavoisier intentaría jugar una última carta desesperada, sin embargo el juez respondió con una de las frases más increíblemente tristes e ignorantes de la historia: La República no necesita ni científicos ni químicos, el curso de la justicia no puede ser detenido Nota curiosa: Pobre Lavoisier, su vida parece estar marcada por el poco interés de su propio pueblo. La única estatua metálica que se erigió en su honor representaba la cabeza de otra persona, ya que el escultor dijo no tener tiempo de crear una copia de la cabeza de Lavoisier, y la misma sería fundida durante la Segunda Guerra Mundial para hacer balas. .
Un ejemplo más a la larga lista de ignorancias de la humanidad en su historia. Saludos Chalam y que bueno que estes de vuelta