Un Rolls-Royce no tiene competidores porque ninguna otra marca del mundo interpreta el automóvil con una visión tan singular. Su nombre es garantía de excelencia absoluta. Hablar de un toque deportivo en un automóvil que pesa más de dos toneladas y media, mide 5,6 metros de largo y casi dos de ancho, puede parecer una perogrullada, pero lo cierto es que en esta variante se ha modificado la puesta a punto de las suspensiones, los frenos, el cambio y la dirección para obtener un tacto más ágil y preciso, sin renunciar por supuesto a unos niveles de confort de otra galaxia. Además, el bastidor de aluminio se ha reforzado hasta lograr una rigidez superior a la de sus hermanos. Pero, al margen de los temas técnicos, lo que de verdad sigue maravillando en cualquier Rolls-Royce es su impresionante presencia exterior y, por supuesto, su aristocrático habitáculo. Por fuera, su estética es inconfundible: alto, fuerte, con unas llantas de 21 pulgadas que intimidan y un descomunal capó rematado por esa parrilla completamente vertical y presidido por el Espíritu de Éxtasis, la estatuilla alada que acompaña desde siempre a estos modelos y que ennoblece la visión desde cualquier asiento. El nuevo Rolls dispone del mismo motor que el resto de la gama, un V12 de 6.75 litros y 460 caballos, que se caracteriza por su funcionamiento suave y una entrega de potencia muy generosa prácticamente desde el ralentí. De hecho, el 75% del par máximo está disponible a sólo 1.000 revoluciones. Las primeras unidades se empezarán a entregar en agosto y el precio final en el mercado español será de 476.257 euros más todos los extras que su futuro propietario sea capaz de inventarse. Imagenes:
Chiquillos, yo trabajo en una empresa X y está asegurado el unico cacharito de estos que hay en sudamerica, vale US$650.000