[HU] Lo agrícola-pastoril en los orígenes de la Mesopotamia. Dos formas de vida enfrentadas.

Discussion in 'Historia' started by elrond_elf, Nov 24, 2014.

  1. elrond_elf

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    Cabros, frente a mi falta de tiempo por el fin de semestre actual para desarrollar algún tema de mano propia, les copio y pego un trabajo que realicé el semestre pasado para un seminario de Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente. Ojalá lo disfruten. Apenas termine de sufrir en la U prometo volver con todo y con nuevos temas !


    Universidad de Chile
    Facultad de Filosofía y Humanidades
    Departamento de Ciencias Históricas
    Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”
    Profesor Sergio Melitón Carrasco Álvarez.



    La dicotomía agrícola – pastoril en los orígenes de la Mesopotamia: el enfrentamiento de dos formas de vida.



    Martín Ignacio Barros Germain



    1. Introducción

    Mesopotamia es conocida y divulgada por muchos como la cuna de la civilización. La palabra, del griego Μεσοποταμία, “meso – potamía” “entre ríos”, hace referencia a una zona ubicada en los actuales Irak y Kuwait, en el Oriente Próximo: “Mesopotamia – país entre los ríos – es el nombre dado por los griegos a la región que se extiende entre el Éufrates y el Tigris.”[1] Entenderemos este término de “Oriente Próximo” o “Cercano Oriente” gracias a Joaquín San Martín Ascaso en su obra “Historia antigua del Próximo Oriente: Mesopotamia y Egipto”, donde define esta zona con “centro cultural en Mesopotamia.” [2] Se nos ha enseñado constantemente que fue en esta zona donde surgen las primeras sociedades humanas organizadas y complejas, las primeras civilizaciones. Así lo demuestran por ejemplo el sugerente título del libro de Samuel Noah Kramer “La Historia empieza en Sumer”, o la importancia que Vere Gordon Childe le da en su afamado trabajo “Los orígenes de la civilización”. Y es que, en efecto, entre esta “fértil medialuna”[3] que abarca desde Palestina, pasando por las actuales Siria e Irak hasta llegar al Océano Índico, y especialmente en la zona ubicada en medio del curso de los ríos Tigris y Éufrates es que se desarrollaron las primeras formas de civilización de la historia humana, siendo la más antigua la civilización Sumeria, aparecida en el sur de la zona mencionada, cerca del Golfo Pérsico, entre los años 3.600 a.C. y 2.600 a.C.[4], dando paso luego a otras tan importantes como el Reino de Akkad (el primer reino en la historia de la humanidad[5]), la civilización Babilónica o la Asiria, ya más al norte.
    Pero para comprender la importancia de estas civilizaciones antiguas, debemos remontarnos a su génesis, a su origen más prístino, dado por la conocida transición del ser humano del nomadismo al sedentarismo. El factor más importante en este cambio de estilo de vida fue sin duda la agricultura y es en este ámbito, de las formas de producción económica y el nuevo orden sociopolítico y cultural que estas generan, es que la agricultura y la vida sedentaria se opondrán al pastoreo y a la vida de los nómades, originándose de esta confrontación una completa construcción de idearios culturales, de imaginarios, en base a los cuales surgirán las primeras civilizaciones. Analizar esta lucha entre lo móvil y lo permanente, lo nómade y lo sedentario, lo agrícola y lo pastoril, y su importancia en el origen de Sumeria y las posteriores civilizaciones mesopotámicas, tanto en lo práctico como en lo teórico es lo que me propongo en este ensayo, para poder de alguna manera, entender cuáles son las causas y consecuencias de esta lucha de tradiciones y de formas determinadas de vida como lo son el nomadismo y el sedentarismo, siendo este quiebre el germen de lo que hoy conocemos como “civilización”, y que tuvo su origen en el actual Irak.

    2. Desarrollo

    La Mesopotamia fue habitada con constancia desde el fin de la última glaciación, hace unos 10.000 años[6], con pueblos provenientes desde África y pueblos indoeuropeos desde el Alto Irán[7]. Concentrándonos en el sur de Mesopotamia, y teniendo en cuenta a los habitantes más antiguos de la región, es que es posible dividirlos en dos grandes grupos, dados por “características somáticas, culturales y lingüísticas diferentes”[8]: los pueblos semitas y los pueblos no semitas. Ejemplos de pueblos semitas podrían ser el pueblo hebreo o el pueblo árabe, habitantes del norte de la Mesopotamia y de la Península Arábiga, llegando hasta las costas del Mediterráneo en la antigua Fenicia, mientras que los sumerios cabrían dentro de los pueblos no semitas, habitantes del sur de la Mesopotamia, en las desembocaduras del río Tigris y del río Éufrates en el Océano índico. Los sumerios de todos modos no habrían sido originarios de la región, la baja Mesopotamia, sino que esta habría estado habitada inicialmente por una comunidad “agraria y aldeana, llevada a la baja Mesopotamia por inmigrantes venidos del suroeste del Irán”[9], como dice Genaro Godoy, que incluso habría tenido infiltración de elementos semitas, y que luego de enfrentamientos con los sumerios, provenientes de su “originaria patria (…) llamada Melukhkha por ellos” [10]habría terminado cediendo frente a una lenta penetración de éstos últimos hasta llegar a hegemonizar la zona. Así también lo señala Antonio Tovar: “los primeros habitantes de la baja Mesopotamia, anteriores a los accadios y sumerios, son quizá gentes venidas de la meseta del Irán, donde sabemos que la agricultura se había desarrollado muy pronto…” [11] Serán los sumerios quienes instalen la agricultura en la zona como el principal modo de producción económica. Gordon Childe nos dice que hacia el 4.000 a.C., el área comprendida entre el Mediterráneo y la India “se encontraba poblada por un gran número de comunidades. Entre ellas, debemos imaginar que existía una diversidad de economías, adecuadas a la variedad de condiciones locales; comprendiendo cazadores y pescadores, agricultores de azada, pastores nómadas y agricultores sedentarios.”[12]
    Tenemos entonces que en la zona de la Mesopotamia, la predominancia era por un lado, de pueblos nómades, comúnmente dedicados al pastoreo, y por el otro, el de los pueblos agricultores sedentarios: “Hacia los comienzos del III milenio, (hay) labradores que de sol a sol cultivan la cebada (…) junto a los pastores que llevan los rebaños a los lindes del desierto…”[13] Las condiciones de la zona así lo proponen: la “fértil medialuna” correspondía a un territorio que abarcaba desde Palestina, Fenicia y Siria, atravesando el actual Irak y llegando hasta el Golfo Pérsico, donde la condiciones de regadío y de tierra fértil eran muy propicias para llevar a cabo la agricultura, así como también la domesticación de animales para desarrollar el pastoreo, siendo típicos de la zona especies como “el asno, el buey, el cordero, la cabra, el cerdo, el perro y las aves de corral.”[14] Muy importante es también como señala Gordon Childe, que entre estos pueblos, tanto pastores como agricultores, nómadas o sedentarios, al ser ya homo sapiens-sapiens, “había aumentado el capital cultural”[15]y por ende, “habían acumulado laboriosamente un conjunto importante de conocimientos científicos”[16], conocimientos que serían aplicables a sus labores diarias, esencialmente a sus faenas económicas, muy ayudados por los descubrimientos e invenciones previos[17] a esta “revolución urbana” que señala el autor.
    Surgen así las civilizaciones, en base a procesos migratorios y a procesos económicos, de descubrimientos y especializaciones. Gracias a este nuevo orden fundamentando en los modos de producción y en sus particularidades, nacerá la complejidad de una organización política de la sociedad, con estamentos, con religión, con derecho, la civilización como tal: “así, hacia el año 3000 a. c., e1 cuadro arqueológico de Egipto, Mesopotamia y el valle del Indo, ya no concentra la atención sobre las comunidades de simples agricultores, sino en Estados que comprenden varias profesiones y clases.”[18]
    Pero considerando el avanzado estadio cultural de estos pueblos y su particular forma de surgir gracias a la economía de subsistencia, avanzando desde el nomadismo cazador-recolector al sedentarismo agrícola y de aquello a ser una sociedad compleja, es que aparece lo que me interesa para trabajar en este ensayo: la dicotomía agrícola-pastoril, creada por el ideario de estos hombres antiguos y su visión de mundo, y mantenida por el mismo, generando no una relación complementaria entre ambos tipos de organización y de vida, sino que un constante enfrentamiento entre las características que cada uno representaba, vale decir, un enfrentamiento de mentalidades en una constante pugna por ver cuál era la mejor o más adecuada para ser adoptada. Consideremos entonces para este enfrentamiento, las dos partes litigantes: por un lado, la civilización sumeria (e incluso sus sucesoras, Akkad y Babilonia), radicada en una serie de ciudades-Estado, tales como las majestuosas Ur, Uruk y Lagash, donde “la agricultura constituía la base de la economía (…) la fuente principal de la vida, del bienestar y de la riqueza de Sumer, donde sus métodos y sus técnicas estaban altamente desarrollados mucho antes de este tercer milenio”[19], y por el otro lado, la vida nómade-pastoril, representada por pueblos semitas como los hebreos, provenientes del oeste, o por pueblos como los montañeses provenientes del Irán, domesticadores de especies ya mencionadas como la el cordero y la cabra: “los nómadas llevaban una vida relativamente cómoda. Se sentían capaces de dominar su entorno. Eran gente ruda y fuerte. A menudo efectuaban provechosas incursiones en aldeas de agricultores indefensos. Para sus pocas necesidades, desconocían lo que era la escasez o falta de recursos.”[20]Bajo estas condiciones, para ambos bandos, sucederá este choque de las culturas mesopotámicas, debido a una doble tradición[21], doble tradición en la cual sus dos constituyentes no eran compatibles.
    Para comenzar a analizar el enfrentamiento entre estas dos culturas, podemos remitirnos a un par de textos muy importantes, tanto para uno como para otro bando: la Biblia (el Antiguo Testamento específicamente) para los pastores nómades y el poema del “Enûma Elish”, la Creación, para los agricultores sedentarios. Esto demuestra por lo demás la importancia de las fuentes religiosas como fuentes históricas[22] y su incidencia en las concepciones de mundo de ambos pueblos, llegando cada uno de estos textos a justificar cada visión.
    Tomaremos la Biblia primero, como un texto de origen semítico, por ende, muy relacionado con la actividad pastoril y el nomadismo. Los primeros libros de este texto sagrado toman mucha importancia al verse posiblemente ubicados espacialmente en la antigua Mesopotamia, siendo esta, según Josef Klima, la “región donde se buscó el paraíso bíblico”[23], debido a sus características de oasis, valles fértiles y recursos hídricos. En el relato del Génesis, apreciamos la diferenciación de los aspectos agrícolas y lo pastoriles, plasmados en Caín y Abel: “Abel fue pastor de ovejas, mientras que Caín labraba la tierra.”[24] Es en este contexto que Abel ofrecerá siempre sus mejores ejemplares a Yahvé, mientras que Caín no. El favor de la deidad hacia el primero inclinará al segundo a matarlo, derivando en su perdición: “en adelante serás maldito y vivirás lejos de este suelo fértil (…) Cuando cultives la tierra no te dará frutos, andarás errante y fugitivo sobre la tierra.”[25] Vemos entonces una justificación de los pueblos nómades semitas para mantenerse en esta condición y dedicados al pastoreo, mirando con ojos extraños a sus vecinos mesopotámicos, agrícolas y sedentarios, que no honran como deben a Dios. Dentro del contexto bíblico llama la atención también como los pueblos semitas acostumbraban a mencionar a su guía como su pastor.
    El Enûma Elish es un poema que relata el origen del mundo. Tiene su origen en Babilonia, por ende vendría a justificar la visión agrícola-sedentaria del mundo. En él las fuerzas del caos se opondrán a las fuerzas del orden. Las primeras estarían representadas por Tiamat, una especie de ente femenina, relacionada con el agua salada, “la generatriz de todos”[26] junto con Apsu, siendo ambos los principios primordiales del mundo. En esta lucha caos/orden, opuesto a Tiamat y representando a la armonía, encontraríamos al dios Marduk[27], concebido por los dioses Ea (Enki para los sumerios) y Damkina. El nacimiento de Marduk habría enfurecido a Tiamat, quien, “perturbada (…), se agitaba día y noche.”[28] Vemos en esto entonces la caracterización de Tiamat como el caos, lo agitado, lo desordenado. Frente a esta situación caótica, Marduk tomará el liderazgo de los dioses y vencerá a Tiamat, construyendo el cielo y la tierra con su cuerpo, dando orden al cosmos y además, creando al humano: “¡Voy a condenar sangre y formar huesos; haré surgir un prototipo humano que se llamará “hombre”!.”[29] Vemos en este poema creacional babilonio, de la lucha del caos con el orden, la justificación de este segundo modo de vida para los pueblos sedentarios mesopotámicos, basado en la vida urbana y agrícola. Sería esto por ende la oposición al pastor – Abel mencionado anteriormente.
    Estando ya presentada la lucha entre lo turbulento y lo armónico es que para ejemplificarla podemos remitirnos a un antiguo texto sumerio muy conocido: la epopeya de Gilgamesh. El relato cuenta la historia de Gilgamesh, un rey omnipotente de Uruk, que busca la inmortalidad acompañado por su amigo Enkidu. Es precisamente en la relación Gilgamesh – Enkidu en la que nos centraremos. Gilgamesh es un hombre urbano, de ciudad, acostumbrado a aquella forma de vida movida por la labor agrícola. Por el contrario, Enkidu es un ser nacido en los montes: “en cuanto a él, Enkidu, nacido en las colinas.”[30]Esto hace mucha relación con la relación nómade – salvajismo, debido a que muchos pueblos nómades que incursionaban en Mesopotamia provenían de las zonas montañosas del este, en Irán. La epopeya incluso lo describe como un hombre de aspecto y actitudes salvajes y relaciones cercanas con las bestias: “de pelo es todo su cuerpo, Posee cabello de cabeza como una mujer. Los rizos de su pelo brotan como Nisabal. No conoce gentes ni tierra: Vestido va como Sumuqan. Con las gacelas pasta en las hierbas, Con las bestias salvajes se apretuja en las aguadas, Con las criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua.”[31]Enkidu de todos modos es convencido por una prostituta sagrada para ir a conocer a Gilgamesh a la ciudad de Uruk: “la moza le contempló, al salvaje, al hombre bárbaro de las profundidades del llano” [32]y luego de un largo tiempo de ávidas relaciones sexuales, Enkidu se decide: “¡Arriba, moza! Escóltame al puro templo sagrado, morada de Anu e Istar, donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo. Le retaré [y osada]mente me dirigiré a él, Gritaré en Uruk: "¡Yo soy el poderoso! [Yo soy aquel] que puede alterar los destinos, [(Aquel) que] nació en el llano es poderoso; vigor tiene".”[33]Esta ida a Uruk para ver a Gilgamesh supone para Enkidu el abandono de sus características de salvaje, de bárbaro. Vemos entonces como partiendo de una relación antagónica civilización (Gilgamesh) y barbarie (Enkidu), este último se transforma para poder encajar en el nuevo entorno, que se propone como mejor. La sexualidad como está expuesta en este texto, y en general con lo visto en clases, genera también roces entre agricultores y nómadas. Los habitantes de ciudades poseían una serie de rituales, llevados a cabo en el Zigurat, donde el líder de la urbe mantenía una enorme orgía con las sacerdotisas en el tope del templo. Esto nos demuestra una sexualidad desenfrenada en los pueblos sedentarios. Frente a esto, y como se trató en sesiones de la cátedra, los pueblos nómades son sexualmente más reservados, y consideraban corruptas estas prácticas.[34] Gilgamesh propone así una fuente de suma importancia para poder describir y comprender estos enfrentamientos ideológicos entre los pueblos mencionados.
    Con los ejemplos anteriormente citados podemos entender ya, ideológicamente, mentalmente, que la lucha de tradiciones entre lo pastoril y lo agrícola en la antigua Mesopotamia es evidente. Lo importante es que esta rivalidad no solo quedará plasmada en esta lucha de ideas entre los dos bandos, sino que también podremos verla claramente expresada en acciones históricas de un pueblo contra otro, generalmente en acciones de orden bélico. La causa de esto será principalmente que las incursiones pastoriles a terrenos agrícolas generan roces[35]. Para volver a contextualizar, estamos ubicados en el cuarto y tercer milenio antes de Cristo, los sumerios colonizaron la zona de la baja Mesopotamia y se establecieron allí con un modo de vida sedentario, urbano y agrícola. Destacaron entre sus ciudades Uruk, Ur y Lagash. Por otro lado, tenemos los pueblos nómades o semi-nómades pastoriles, tanto semitas como no semitas, originarios de la Península Arábiga, de África o de los montes Zagros, ubicados en el actual Irán[36].
    Las incursiones pastoriles en territorios sedentarios están justificadas por la sed de recursos, que estos últimos pueblos tenían en abundancia. Estas incursiones generarán por ende un constante peligro para los habitantes, su trabajo, su vida normal y sus cosechas. Las armas incluso llegan a desarrollarse más gracias a esto: se empiezan a utilizar metales más útiles el cobre y el bronce y las murallas se habrían alzado sobre los perímetros urbanos para protegerse de los extranjeros[37]. Esta constante presión de los nómades invasores deja en constante jaque a los pueblos de la Baja Mesopotamia y los hacen entrar en varias crisis sucesivas[38]. Nicholas Postgate nos ayuda a comprender la situación: “en los bordes y en los intersticios de los asentamientos están los nómadas, quienes mantuvieron una relación mucho menos estable y más difícil con la población sedentaria.” [39] Se reconoce en la zona una gran cantidad de grupos trashumantes, siendo las invasiones de los amorreos y los gutios las que afectarán más al pueblo sumerio y acadio en el tercer milenio antes de Cristo. Los mismos pueblos urbanos y sedentarios tenían conocimiento de estos “bárbaros” y les temían: “la forma de vida de los nómadas del desierto suponía que siempre estaban presentes, y no hay duda de que sus tiendas eran percibidas como una amenaza por los habitantes de la ciudad.”[40] Tenemos entonces, en el contexto de las invasiones, un pueblo nómada atacante que destacó y que Julian Reade describe: “el primer pueblo invasor, los amorritas, eran pueblos pastores procedentes del oeste que hablaban dialectos y lenguas emparentadas con el acadio.” [41] Este pueblo nómade de origen cananeo está descrito por Postgate como “un habitante de tienda… viento y lluvia, […] que extrae trufas de las colinas, pero no sabe arrodillarse; que come carne cruda; que no tiene casa durante los días de su vida y no es enterrado el día de su muerte.”[42] Con esta descripción de los amorritas es evidente la contraposición de los susodichos con la gran mayoría de los paradigmas de la vida sedentaria, urbana y agrícola. Refiriéndose al tema de las invasiones de los gutios y de los amorritas, Reade prosigue con la explicación: “este movimiento de pueblos pastores se asemeja extraordinariamente a otros que habría de tener lugar más tarde, como el de los arameos y, ya en tiempos históricos, el de las tribus árabes, todos ellos peleando por conseguir un espacio en las zonas fronterizas septentrionales o en el interior de la misma Mesopotamia.” [43]Esto demuestra algo muy importante: además de la lucha dada por la confrontación de ideologías, los nómades buscaban una dominación del espacio que los agricultores ya se habían adjudicado. Es una lucha de poderes, una lucha por espacios de dominación. Con la cita anterior por ende entendemos que las incursiones nómades seguirán constantemente en el tiempo una misma línea, unos métodos muy similares y unos objetivos semejantes. Dentro de estas invasiones posteriores, además de las que nombra Reade, podemos nombrar también la de pueblos como los “montañeses subartu”[44], provenientes del Irán que llegaron a poner en estado de crisis la estabilidad del régimen del reino acadio, que caería igual que ciudades de Sumeria e incluso la más tardía Babilonia bajo la espada de los pueblos nómades.
    Con todo lo anteriormente expuesto, es evidente la presencia de la dicotomía agrícola – pastoril en la antigua Mesopotamia. Y más evidente es su constante enfrentamiento, tanto en ámbitos ideológicos como en ámbitos prácticos. En esta época de los “orígenes de la civilización” se ve el surgimiento de esta lucha que se mantienen quizás incluso hasta nuestros días. El orden siempre se opondrá al caos, lo urbano siempre se enfrentará a lo rural, lo sedentario siempre chocará con lo nómada, la tradición oral del campo se enfrentará constantemente a la tradición escrita de las ciudades[45] aunque muchas veces ambos bandos se permeabilizarán y crearán términos medios. Como dice Julian Reade: “el menosprecio que aún hoy manifiesta el agricultor respecto a los pastores viene a ser como el eco de las quejas que manifestaban los sumerios respecto a los amorritas, los cuales nada sabían de casas y de tumbas, ni de cereales o cocina, ignorando en su totalidad todas las ventajas de la vida urbana. Sin embargo, esos pueblos, siempre en busca de pastos para sus rebaños, se iban infiltrando de forma incontenible en el interior del ordenado imperio de Ur…” [46]La lucha ente ambos bandos es inevitable y se mantendrá en la historia tal y como viene sucediendo desde la época de los sumerios. Lo importante de todo, es que esta lucha surgida en la antigua Mesopotamia en el cuarto y tercer milenio antes de Cristo, determinaron innegablemente las formas en las que las civilizaciones de la zona se iban a desarrollar política, social, cultural y económicamente, y por ende, determinaron de una u otra forma lo que sabemos hoy de estas antiguas y posiblemente primeras civilizaciones.



    Bibliografía

    - ANÓNIMO, “Leyenda de Gilgamesh”, disponible en: http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Gilgamesh.pdf
    - Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., días miércoles, 25 de marzo de 2014, miércoles 2 de abril de 2014, miércoles 23 de abril de 2014.
    - CANTÚ, Césare, “Historia universal, Imprenta de Gaspar y Roig Editores (Madrid, 1854).
    - CIFUENTES CABACHO, David, “La epopeya de Gilgamesh y la definición de los límites humanos”, Daimon Revista de Filosofía, N° 20, 2000, 25 – 34.
    - DELAPORTE, Louis, “Mesopotamia: las civilizaciones Babilónica y Asiria”, Editorial Cervantes (Barcelona, 1925).
    - GODOY, Genaro, “Historia de la Mesopotamia”, Editorial Universitaria (Santiago, 1960).
    - GORDON CHILDE, Vere, “Los orígenes de la civilización”, Fondo de Cultura Económica (México, 1996).
    - KLIMA, Josef, “Sociedad y cultura en la antigua Mesopotamia”, Editorial Akal (Madrid, 2007).
    - KRAMER, Samuel Noah, “La Historia empieza en Sumer”, Ediciones Orbis S.A (Barcelona, 1986).
    - LARA PEINADO, Federico., “Enûma Elish: poema babilónico de la creación”, Editorial Trotta (Madrid, 2008).
    - LARA PEINADO, Federico, “Textos para la historia del Próximo Oriente Antiguo”, Ediciones Cátedra (Madrid, 2011).
    - POSTGATE, Nicholas, “La Mesopotamia arcaica: sociedad y economía en el amanecer de la historia”, Editorial Akal (Madrid, 1999).
    - READE, Julian, “Mesopotamia”, Editorial Akal (Madrid, 1998).
    - SANMARTÍN, Joaquín, SERRANO, José Miguel, “Historia antigua del Próximo Oriente: Mesopotamia y Egipto”, Editorial Akal (Madrid, 1998).
    - Sin autor, “El origen de la civilización”, de la Universidad de Valencia, disponible en: http://www.uv.es/~ivorra/Historia/Historia_Antigua/civilizacion.htm
    - Sin autor, “Mesopotamia” , de la Universidad de Alicante, disponible en: http://www.alu.ua.es/p/pdcp/historia/antigua_universal_1/tema2.pdf
    - TOVAR, A., “Historia del antiguo oriente”, Montaner y Simón S.A. (Barcelona, 1963).
    - Varios autores, “La Biblia: Latinoamericana”, Editorial Verbo Divino (Madrid, 2002).






    [HR][/HR][1] KLIMA, J., “Sociedad y cultura en la antigua Mesopotamia”, Editorial Akal (Madrid, 2007), p. 9.

    [2] SAN MARTÍN, J., SERRANO, J. M., “Historia antigua del Próximo Oriente: Mesopotamia y Egipto”, Editorial Akal (Madrid, 1998), p. 9.

    [3] CFR S/A, “El origen de la civilización”, Universidad de Valencia, disponible en: http://www.uv.es/~ivorra/Historia/Historia_Antigua/civilizacion.htm (última revisión el día 04/07/2014 a las 21:18 hrs.).

    [4] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 2 de abril de 2014.

    [5] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 23 de abril de 2014.

    [6] CFR S/A, “El origen de la civilización”, Universidad de Valencia, disponible en: http://www.uv.es/~ivorra/Historia/Historia_Antigua/civilizacion.htm (última revisión el día 04/07/2014 a las 21:22 hrs.).

    [7] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 2 de abril de 2014.

    [8] GODOY, G., “Historia de la Mesopotamia”, Editorial Universitaria (Santiago, 1960), p. 8.

    [9] Ibídem, p. 9.

    [10] KLIMA, J., Op. Cit, p. 32.

    [11] TOVAR, A., “Historia del antiguo oriente”, Montaner y Simón S.A. (Barcelona, 1963), p. 13.

    [12] GORDON CHILDE, V., “Los orígenes de la civilización”, Fondo de Cultura Económica (México, 1996), p. 173.

    [13] TOVAR, A., Op. Cit., p. 15.

    [14] DELAPORTE, L., “Mesopotamia: las civilizaciones Babilónica y Asiria”, Editorial Cervantes (Barcelona, 1925), p. 19.

    [15] GORDON CHILDE, Op. Cit., p. 173.

    [16] Ídem.

    [17] Véase GORDON CHILDE, Op. Cit, Cap. VI: “Preludio a la segunda revolución”.

    [18] GORDON CHILDE, Op. Cit., p. 175.

    [19] KRAMER, S., “La Historia comienza en Sumer”, Ediciones Orbis S.A (Barcelona, 1986), p. 62.

    [20] Véase S/A, “El origen de la civilización”, Universidad de Valencia, disponible en: http://www.uv.es/~ivorra/Historia/Historia_Antigua/civilizacion.htm (última revisión el día 04/07/2014 a las 22:13 hrs.).

    [21] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 25 de marzo de 2014.

    [22] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 25 de marzo de 2014.

    [23] KLIMA, J., Op. Cit, p. 9.

    [24] VARIOS AUTORES, “La Biblia Latinoamericana”, Editorial Verbo Divino (Madrid, 2002), p. 12, Génesis 4, 2.

    [25] Ibídem, p. 12, Génesis 4, 11-12.

    [26] LARA, F., “Enûma Elish: poema babilónico de la creación”, Editorial Trotta (Madrid, 2008), p. 47.

    [27] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 25 de marzo de 2014.

    [28] LARA, F., Op. Cit, p. 50.

    [29] Ibídem, p. 77.

    [30] ANÓNIMO, “La leyenda de Gilgamesh”, Obras Clásicas de Siempre, disponible en: http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Gilgamesh.pdf (última revisión el día 07/07/2014 a las 21:53 hrs.), p. 7.

    [31] Ibídem, p. 4.

    [32] Ibídem, p. 7.

    [33] Ibídem, p. 9.

    [34] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 25 de marzo de 2014.

    [35] Ídem.

    [36] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 2 de abril de 2014.

    [37] Véase S/A, “El origen de la civilización”, Universidad de Valencia, disponible en: http://www.uv.es/~ivorra/Historia/Historia_Antigua/civilizacion.htm (última revisión el día 07/07/2014 a las 22:26 hrs.).

    [38] Ídem.

    [39] POSTGATE, N. “La Mesopotamia arcaica: sociedad y economía en el amanecer de la historia”, Editorial Akal (Madrid, 1999), pp. 109 - 110.

    [40] Ídem.

    [41] READE, J., “Mesopotamia”, Editorial Akal (Madrid, 1998), p. 56.

    [42] POSTGATE, N., Op. Cit, p. 110.

    [43] READE, J., Op. Cit., p. 56.

    [44] Apuntes de la clase de la Cátedra Seminario “Historia Antigua del Cercano y Medio Oriente”, profesor Sergio Carrasco A., día miércoles 23 de abril de 2014.

    [45] Ídem.

    [46] READE, J., Op. Cit., pp. 56-57.
     
  2. Hades

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    Buenisimo! No puede faltar Gordon Childe ah jajaja. En mi U una vez vino el señor Carrasco a dar una charla de sus experiencias en la India, un capo ah, de los pocos en Chile hoy que sabe tanto de las culturas asiáticas antiguas.
     
  3. elrond_elf

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    Carrasco es mi copiloto <3 jajja estoy en un seminario de Persia ahora con él (de hecho estoy recopilando fuentes pal trabajo final) y pal próximo semestre tomaré India y China antigua, también con él... es un maestro !
     
  4. Elvis Presley

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    buen trabajo compa, todo sirve!

    carrasco es seco el viejo!