Nueve características de los sueños que deberías tener en cuenta

El estado onírico revela mucho de nuestro ser. Lo encapsula en un lenguaje distinto y guarda parte de quiénes somos. Un psicólogo especializado en medicina integral de sueños los define como “el sistema digestivo del cerebro” y están muy relacionados a nuestras emociones.



En varias culturas extranjeras y también en la Mapuche, los sueños son una forma de conocer el mundo con otra sensibilidad. Los simbolismos que se presentan en las imágenes oníricas representan un nuevo lenguaje de nuestras experiencias, aprendizajes e intuiciones. Por lo tanto, revelan una parte de quiénes somos. Lo mismo teoriza ahora Rubin Naiman, un psicólogo clínico especializado en medicina integral del sueño de la Universidad de Arizona, EE.UU.

En su teoría, Naiman trata de explicar los aspectos del sueño y de la capacidad de soñar. Comienza de la premisa que entiende los sueños como un sistema digestivo del cerebro. “Por la noche, el cerebro digiere y filtra metafóricamente la información, al igual que los intestinos. Lo que el cerebro guarda es parte de quiénes somos”, expresó a The Huffington Post.

Dio a conocer nueve elementos del mundo onírico que deberíamos tener en cuenta para entender lo que sucede con parte de nuestro cerebro, y por lo mismo, con parte de nuestro ser:


1. Pasamos toda la noche soñando
El especialista derriba este mito que plantea que sólo soñamos en fase REM, durante movimientos oculares rápidos pero, según él, estamos constantemente soñando. Es cierto que nos metemos más en los sueños durante la fase REM, pero afirma que el hecho de que no "veamos" el sueño, no quiere decir que no esté ahí. Sentimos que soñamos más en el último tercio de la noche porque los periodos de fase REM se alargan a medida que avanza la noche, pero el mundo onírico se abre desde que nos acostamos a descansar. La intensidad es la que varía.


2. Tendrás menos probabilidades de recordar tu sueño si te levanta la alarma del despertador
En tu tranquilo y sumergido sueño, el trauma de escuchar la alarma puede hacer que olvides tus últimos pensamientos. La mejor manera para acordarse de los sueños, dice Naiman, es despertarse lentamente, dejando que transcurran unos minutos hasta que se te pase el aturdimiento. También dice que no hay que obsesionarse con recordar esas imágenes difusas. "Si persigues un sueño, se escapará", argumenta.


3. La gente que recuerda sus sueños muestra una actividad cerebral diferente
Así lo plantea un estudio publicado el año pasado, afirmando que la gente que habitualmente recuerda sus sueños muestra más actividad espontánea en una región del cerebro llamada unión temporoparietal, donde se desenvuelve la el proceso de la percepción. Esta diferencia no sólo sucedía en la etapa de sueño, sino también cuando los individuos estaban despiertos. Es como tener activada una sensibilidad distinta en el cerebro.



4. Tu cuerpo reacciona a los sueños como si estuvieras despierto
El lenguaje mental que experimentamos en los sueños tiene un impacto en el cuerpo. Muchas veces, las emociones se sienten físicamente y el cuerpo reacciona a ellas. "La experiencia que tenemos en el sueño queda registrada en el cuerpo y en el cerebro casi de la misma manera", afirma. La presión sanguínea y la frecuencia cardíaca pueden aumentar, por ejemplo, igual que en cualquier situación estresante de la vida real, lo cual contribuye a consolidar esas experiencias emocionales de los sueños.



5. Soñamos en tiempo real
Naiman también derriba el mito de pensar que nuestros sueños ocurren en una fracción de segundo. Él afirma que en realidad pueden durar 20, 30, o incluso 60 minutos. A medida que se alarga la fase de los movimientos oculares rápidos los sueños son más largos, pero eso no quita que antes del REM hayan algunos sueños cortos.



6. Las pesadillas no siempre tienen que ver con el miedo
Estar asustado dentro de un sueño no necesariamente está manifestando nuestros miedos. El psicólogo afirma que esa sensación se pone en marcha por otras emociones subyacentes como son la tristeza, la preocupación y la confusión, por ejemplo. Un estudio que analizó el sueño de 331 personas descubrió que el miedo onírico estaba más relacionado con otros sentimientos, como la culpa y el fracaso.


7. Tus sueños no son raros hasta que tú no los calificas de raros
Como el sueño y la lucidez son contextos totalmente distintos, lo que es raro en uno puede ser normal en otro. Sería como comparar costumbres alimenticias de dos culturas distintas, explica Naiman, todo tiene que ver con el contexto. "Cuando tienes un sueño, por muy "extraño" que sea (aunque sea una partida de póquer con una ardilla verde gigante y la reina Mary), no es raro en sí mismo", afirma Naiman. "Hasta que no te despiertas y sigue tu vida en el mundo real, no te da por pensar que el sueño es raro".



8. Morir es otra oportunidad en los sueños
Hay varias interpretaciones respecto a morir en un sueño. Algunos dicen que predice lo peor, y otros, que te alarga la vida. Lo que el especialista afirma, es que hay que aprovechar la oportunidad de explorar en un sueño donde se nos presenta la muerte. "Si alguna vez tienes la oportunidad de morir en un sueño, ¡no la dejes pasar!". Cualquier caso que sea, dice que siempre “resulta una experiencia interesante".



9. Los insectos y los peces no tienen fase REM
Hay algunos animales que sí se ha descubierto que sueñan, como todos los mamíferos, reptiles y algunas aves. Esto se ha inferido desde la identificación del movimiento ocular rápido que muchos hacen. Pero los animales que no lo hacían eran los insectos y los peces. Puede que tengan un “sistema digestivo cerebral” más rápido o simplemente no podemos predecir ni percibir su comportamiento onírico.

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