Historias de taxi 1

Un fin de semana conducía mi taxi por calle Vitacura y en el sector de Lo Castillo me hace parar una pareja, de alrededor de unos 30 años, ella era alta, vestía un falda negra tipo escolar y una especie de polera muy ceñida al cuerpo que hacía ver sus pechos enormes, pelo negro hasta los hombres, su brazo derecho estaba enyesado su mano y su muñeca, se suben al auto, me indican que iban a La Reina, estaban muy callados y distantes, de a poco espesaron a conversar, diría yo a discutir, ella le reclamaba porque en la disco se puso a bailar con una argentina y que a ella la había dejado de lado, según él porque no quería incomodarla con su brazo, que al bailar le podía pegar a alguien, tal como lo había hecho el día anterior, ella le reclamaba también que desde que tenía el brazo no la tocaba ni acariciaba como antes, el tono fue subiendo al punto que el tipo se bajó y dejo a la niña sola en el taxi, seguimos con rumbo a La Reina. Ella maldecía a su novio, vivían junto desde que llegaron de Concepción en una parcela en la parte alta de la comuna, íbamos por un camino muy solitario, no sabía el nombre, ella me guiaba, y de pronto me dice si podía parar que no aguantaba y que tenía que orinar, me detuve al costado, ella se baja y a un lado entre el asiento y la puerta con su mano izquierda se baja los calzones, la miraba por retrovisor, y como la luz del interior del auto estaba encendida, pude ver parte de su pubis depilado full, se agacha y comienza a orinar, en eso me pregunta si tenía papel higiénico, le contesto que sí, me estira su brazo enyesado, mientras con el otro se afirmaba de la puerta, todo esto clo decía con un tono más picaro, le pase el papel y me dice que tenía un problema que no se podía secar con su brazo enyesado y que con el otro se afirmaba para no irse de espalda y si yo le podía ayudar, le dije claro y que como la podía ayudar, ella me dice si acaso le molestaría que le secara sus partes intimas, le pregunte si estaba hablando en serio y ella con una sonrisa me dice que si, que ella no podía sola, me bajo y abro la puerta trasera izquierda y me estiro en el asiento, quedando muy cerca de su cara y a su altura, yo entre caliente y nervioso, corto un trozo de papel y acerco mi mano izquierda a su vagina y la empiezo a palpar para secarla, como mi cara quedo muy cerca de la de ella, sentí como suspiró y cerro sus ojos, se notaba que estaba disfrutando el momento, esto me dio para que siguiera tocando su vagina, pero ahora acariciando y abriendo sus labios buscando su clítoris, ella no decía gemía muy despacio y respiraba muy rápido, yo empecé a mover mis dedos más rápidamente, ella más se agitaba, poco a poco acerqué mis labios a los de ella y empezamos a besarnos con todo, hasta que ella tuvo su orgasmo, dejándome toda mi mano mojada, volviéndola a secar mientras con mi brazo derecho tuve que afirmarla para que no se fuera de espalda. Ella se puso de pie, mientras yo me sentaba en el asiento trasero, me dice que me corra un poco y se sienta a mi lado y me dice ahora te toca a ti, me empieza a bajar el cierre del pantalón, a esa altura tenía el pene más que duro, y me empieza a masturbarme, no me aguante y le empecé a tocar sus pechos, le corrí su sostén y empecé a besar sus exquisitos pechos, su pezones eran grandes y duritos, ahí estaba yo chupándole los pechos a una mina ABC1, mientras ella me agarraba el pene, hasta que se agachó y empezó a chupármelo, no alcancé a estar así un minuto cuando eyaculé dentro de su boca, ella seguía chupándomelo, llegaba a tiritar de placer, tragándose todo el mi semen, me preguntó si me había gustado le dije, que me había encantado, ella se acomodó el sostén que al final yo se los acomodé, y le pregunté si faltaba mucho para su casa, pensando en una segunda arremetida pero esta vez me imaginaba metiéndole mi pene en su exquisita vagina, ella me dijo que vivía justo donde estábamos, lo que me cortó todo, ella se bajó del taxi sacando de su bolsa $10.000 para cancelar la carrera, que salió poco más de $12.000, junto con eso me pasó un tarjeta con sus datos para que la llamara, para que nos juntáramos a tomar algo, ella se despidió con un piquito y caminó hacia la entrada a su casa, prendiéndose un foco que alumbró todo ese espectaculiar cuerpo.