De gente que nos topamos en los trabajos

De envidia y otras cosas, la maldad aflora en su egocéntrica vida. Incluso el canto del pequeño zorzal genera en su mente la amarga escena de su muerte. Canta el ave y el veneno lo segrega su pensar, mece su lengua para preparar las palabras que colmadas de envidia, volverán a dejar a la reina en su trono, un patético trono.

-Tengo cáncer – Y la revelación impacta en su grupo, el canto del zorzal se desvanece entre los pequeños sonidos de exclamación. El “oh” eterno se siente en la sala. Sí tiene cáncer, un cáncer que ha devuelto la atención en su persona, puede nuevamente jugar a ser la niña de los cuidados, a recibir el aprecio y atención que no tuvo en su infancia.

El veneno deja de fluir en su mente y se reconforta con la dopamina recibida por la preocupación de los otros. Ahora se siente a salvo, llena de atención y mimos. La avecilla desapareció de la memoria colectiva, pero el cáncer es su nuevo enemigo. Su mente sin veneno es la de un niño sin experiencia, comete errores impensados por su impulsivo instinto para destacar. No le importa sufrir daños, mentir o dañar a otros si con ello obtiene la atención que desea. Es la pobre bestia descuidada en un zoológico de anormales.

Pasan los días y cada vez aparece una nueva molestia, enseña medicamentos que se ha conseguido y los engulle frente a sus compañeros para causar más pena.

-¿Cuándo comienzas la quimioterapia?- Y la pregunta la descoloca. Es tonta y nunca pensó que en su ficticio tratamiento estuviese esa opción.

-Comienzo mañana- Respondió sin medir las consecuencias. El día siguió su curso mientras ella investigaba lo que era la quimioterapia. Descubrió lo que hacía y sus efectos secundarios. Decidida con el veneno en sus pensamientos, fue a su casa mientras compraba varias máquinas para afeitar.

Comenzó a cortar su cabello con grandes tijeretazos, en ningún momento la duda se asomó en su mirada, la sombra en sus ojos sólo era el reflejo de su desquiciada existencia. Cortó hasta que su cabello estuvo listo para ser afeitado. Colocó jabón en su cabeza y finalizó su labor.

El nuevo aspecto que le enseñaba el espejo era un deleite para ella, imaginaba los pensamientos de los demás cuando la viesen llegar así. ¿Qué pasó con su negra y ondulada cabellera? ¿cuánto dolor le provocó la quimioterapia? . De sólo pensar que sería el centro de atención, se excito hasta el punto de no poder dormir durante esa noche.

Su mente sin veneno es la de un niño sin experiencia, olvida toda clase de promesas y se concentra en el presente. Nuevamente en su trabajo, todos notaron la pañoleta que estaba en su cabeza, sus compañeros se acercaron y dichosa respondió todas las preguntas.

-¿No era hoy tu tratamiento de quimioterapia?- Preguntó un compañero.
El veneno comenzó a circular por su mente, un espécimen estaba estropeando su show. La pregunta sembró la duda en los demás compañeros que recordaron las palabras de la enferma.

-Maldito, muere, muere, muere- Se decía en su interior mientras buscaba la forma de encajar su mandíbula y poder responder.

-Mi cáncer a avanzado y el tratamiento se adelantó, tengo cáncer terminal- La explicación volvió a colocar la atención en su demacrada figura. A pesar de tener un sobrepeso evidente, al parecer el tratamiento contra el cáncer no había menguado su apetito.

Los meses continuaron siendo ella el centro de atención, pero la inverosimilitud de su relato comenzó a generar sospecha en sus compañeros. Uno de ellos buscó información sobre ella y se topó con una desagradable sorpresa. Le apodaban la falsa cascabel. Una venenosa mujer, que siempre agitaba algún instrumento para llamar la atención, pero todas sus historias eran mentiras.

El dato pasó de un compañero a otro hasta que todo el mundo tomó conciencia de que tenían frente a ellos a una enferma patológica, pero nadie fue capaz de encarar su engaño. Era tan patética que daba pena mostrarle su realidad. Decidieron entonces no prestarle más atención y la falsa cascabel comenzó a segregar veneno nuevamente. Como su enfermedad ya no daba frutos ni lo que hacía llamaba la atención, comenzó a mostrar las falencias de su trabajo, por lo que fue despedida en las semanas siguientes. Liberados de la enferma terminal, el ambiente laboral volvió a resplandecer, ya sin luces falsas, sino con el canto de un zorzal.

-Hola buen día, quiero conformar un excelente grupo de trabajo con ustedes, quiero que trabajemos en equipo y seamos muy unidos- Relataba la falsa cascabel en su nuevo trabajo

- Vengo de una mala experiencia en mi trabajo, donde me hacían bullying porque yo si trabajaba y ellos sacaban la vuelta, hasta el punto que me cortaron el cabello y renuncié. También los demandé…- continuaba relatando, mientras se ganaba la admiración y el aprecio de su nuevo grupo de espectadores.

El show vuelve a comenzar.

Atte
Klm