Atado al sin fin de cuestionamientos cotidianos, anudo mis zapatos y tomo rumbo hacia la calle con el fin de amordazar a una sombra que espera el universo de mi pecho para impregnar su mentira en mi vaso vacío de ingenuidad. Regreso a la cama, como si fuera un domingo por la noche, acurrucado en la voz del satélite que brilla frente al estelar manto de mi vista, cerrando con llave cada momento de magia singular y apropiándose de cada pesadilla, de vivir, de despertar y de contraer el llanto que se aproxima en la madrugada de un día lunes. En realidad, seguiré adverso y acostumbrado al sonar de cada canto ya que la mañana se transforma en la nube del juglar que suelo ser, lo que solía ser; quizás es lo que quiero ver. Desde mi cabeza dirijo mi orquesta conformada por versos al ritmo de un vals, consagrando el infame caminar, el agotador silencio y el tiempo que se despide de todos como si fuera parte de sus vidas, ya que de la mía no lo es. Más bien, es un queridísimo enemigo, que juega con mis manos hasta hacerlas sangrar en nota muerta. Y otra vez, la película se quema, y el brillo del humano explota en su limitado sentir Al atarnos, somos la nada, al soltarnos somos el todo. ¿Pero quién es quién, para ver quién eres? Como si fuera una regla poder extraer los pasos en falso que nos dan o también como si existiese una regla para mantener nuestros ojos abiertos. Largaremos en un vuelo, el último cuando el cuerpo se desligue de su piel y entreteja el hilar de notas que faltan para esta canción. kuldra
Gracias por el comentario y darte el tiempo de leer. Tengo varios escritos por acá, un par de libros también. Saludos.
Gracias por comentar, espero que puedan comentar los textos de los otros escritores que también aportan a esta gran zona Saludos