Sigo con el mismo joven en mi población

Después de lo ocurrido en el primer relato, dejé de verlo por un tiempo… su trabajo, mi trabajo y todo.

Varios meses después, un evento familiar bastante grande. El iba a estar allí… eso me tenía petrificada. Lo podría mirar a la cara, en frente de mi marido y mis hijos? Qué me pasaría al verlo? Me excitaría o me avergonzaría?

Hasta el momento todo era un juego, pero qué pasaría allí? La citación era a las 20 horas en un local donde se serviría un cocktail, una cena y después un baile, yo debía arreglarme bella para mi familia y, especialmente mi marido… y por qué no para él? Pasaban las horas, la peluquería, el maquillaje y después elegir el traje. Era un día de verano, por lo que debía ser algo ligero para el calor…. Ninguna posibilidad de panties, pero como tengo mis piernas bien formadas no tenía problemas… Elegí el blanco, un vestido corto, sobre la rodilla, mi pelo arreglado caía sobre los hombros que se veían lo suficiente, un cinturón con una hebilla dorada acercaba ese vestido a mi cuerpo. Mi anatomía se apreciaba perfectamente… mi marido me miró y me preguntó si no me sentía muy expuesta, ya que se apreciaban todas mis curvas, mis pechos y las piernas… mi respuesta fue negativa. Lo que no sabía él es que no me había puesto ropa interior, por el calor… la verdad es que mi subconsciente algo quería esa noche.


Llegamos al evento, comenzamos a conversar con algunos parientes al ritmo de una piña colada que me sirvieron. Estaba dulce y ameritaba muy bien para el calor de la tarde. Yo observaba como un pariente de mi prima me observaba muy atentamente, era un hombre fornido, de unos cuarenta años que se veía maduro y bien cuidado. Estaba con una copa de whisky en la mano y cada vez que yo dirigía mi mirada hacia ese lado me hacía un ademán de salud con el vaso… me sentía extrañamente deseada por ese desconocido que no quitaba la vista de mi, llegué a pensar que se podía traslucir algo.

Después nos sentamos a la cena y, mi marido no se despegaba de mi, al sentarnos a la mesa, me susurró que ese extraño me miraba con cara de calentura, como si me deseara, a lo que repliqué que era ridículo porque andaba acompañado.

Transcurrió la cena, con mucho vino tinto y, después el postre. Hasta allí todo bien, pero comenzó la música. Mi marido no baila, nunca he sabido bien por qué, tal vez no le gusta sentirse ridículo, lo que en todo caso no es, porque él es bien parecido. Yo ahí sentada a la mesa en compañía de mi marido, hasta que el extraño se acercó, claramente se había percatado de la cara de caliente que a esa hora yo le ponía cuando me miraba, es una cara que uso en los buses urbanos e interurbanos, en los centros comerciales y restaurantes, cada vez que veo a un desconocido que me mira con deseo y con cara de perversión.

Lo percibí como un hombre decidido, como a mi me gustan, se acercó y le pidió permiso a mi marido, el que quedó muy descolocado. Ante la pregunta tan evidente, mi marido le dijo que sí a lo que iniciamos nuestro baile…era un hombre atractivo y de una mirada penetrante, me tomó de la cintura, sentí sus dedos clavados en mi espalda, rodeándome por todo el contorno de mi cintura… me aferraba a su cuerpo, era una música movida, pero yo sentía como me apretaba… hasta que ahí estaba nuevamente, su verga dura embistiendo mi pelvis… estaba muy excitado y fue exquisito sentir esa transformación percibiendo como crecía ese magnífico ejemplar entre mis piernas, él se preocupaba de que yo notara su erección, me clavaba y yo lo sentía. El andar sin ropa interior me hacía perseguirme de que él pudiere haber detectado aquello, no era muy creíble que él lo percibiera, pero yo así lo creía… me ruboricé por completo, pero sentía el latir acelerado de su corazón en mi pecho. Fueron dos bailes, dos eternos bailes, en que rozaba mi pelvis, mis pechos y sus labios mojaban muy levemente mis hombros… me sentí deseosa de descubrir que tenía ese hombre para mostrar o para dar.

Al finalizar el segundo baile, siento una mano que toma mi espalda… era mi marido que con cara furiosa le dice al extraño que estaba bueno, que había concluido el permiso, lo que hizo que nos detuviéramos en el momento. La verdad es que me afligió mucho el ser descubierta en esta extraña relación en un momento en que estaba en su máximo apogeo. Mi marido me dijo que ese hombre me estaba culiando en la pista de baile y que yo me ofrecía como una cualquiera… el efecto del alcohol se había hecho presente en ambos, fuimos para afuera, a la entrada del salón y comenzamos una discusión, brava y fea. Mi marido se dedicó a ofenderme y, luego, se volvió a la fiesta. Me sentí mal, muy desdichada, me enojé mucho … decidí huir de ahí, para lo que me arranqué de ese lugar, sólo quería arrancar. Me retiré a pie del lugar, no era tan tarde, por lo que podía haber locomoción colectiva… claramente nadie había notado mi ausencia porque todo estaba muy entretenido.


Al enfilar hacia el paradero un automóvil me hizo un cambio de luces, me aterré… el conductor salió del vehículo y ahí estaba mi bebé…. Ese muñeco que me había dado todos sus manjares hacía unos meses, me invitó a subir para sacarme del lugar, él había visto la discusión y notó mi desazón.

Me subí y le dije que quería irme lejos de allí, no me dijo nada, sólo condujo…. Me preguntó con quién había bailado y qué había sentido, le conté todo… me dijo que él había salido de la fiesta porque se había puesto celoso. Se detuvo en un lugar oscuro y me dijo que me deseaba mucho, que no había parado de pensar en mi y de desearme desde que estuvimos juntos la última vez, que me veía bella y atractiva, me empecé a sentir deseada nuevamente, me empecé a calentar con sus palabras, con el alcohol que recorría mis venas, me recordé de esa verga larga que había tomado con mi mano hacía un tiempo, con su calentura extrema, con el baile con el extraño y su mirada, mientras él me decía que se había masturbado muchas veces pensando en mí, que había tenido sexo con su novia que cerraba los ojos y se imaginaba que era yo…. No podía creer que causara todo eso en un hombre.

Nos bajamos del auto, y comenzó a besarme desenfrenadamente, me besaba el cuello, los hombros, me recorría entera con sus manos, yo sentada en el capot del auto y él aprisionando mi cuerpo contra el suyo, me tomó las caderas y me acariciaba las piernas, subía de a poco con sus manos, yo sentía una pasión y un placer incontrolables, su respiración me excitaba, me clavaba con su verga igual que el extraño del baile, también me acordaba de esas sensaciones y más me calentaba… el muchacho era un hombre suave pero decidido a penetrarme y yo lo sentía, subió sus manos hasta mi vagina, se percató de mi falta de ropa interior y fue peor, era una bestia que me embestía con fuerza y que me excitaba cada vez más, mis manos estaban rodeando su cuello y bajaron casi automáticamente a su bulto, estaba duro, mojado a través de la tela del pantalón… nuestras respiraciones eran intensas y se mezclaban con gemidos, saqué ese pico erecto desde adentro, y lo apretaba con fuerza, con las dos manos, hacía rozar esa punta a mi linda vagina y sentía cómo trataba de entrar con movimientos de cintura que me aprisionaban contra el auto… Me dio vuelta, me dejó dándole la espalda, con mi culo a su disposición, comenzó a meterlo despacio pero con determinación… se sentía exquisito como un joven me penetraba con ese pene erecto y fuerte, mi cara se fue contra el capot del motor y sentía como seguía penetrando su pico en mi vagina, entraba y salía rápidamente, su mano derecha tomaba mi pelo y lo tiraba hacia él, me dolía, pero la sensación de esa verga dura que me acechaba era exquisita y superaba cualquier sensación… pero este chico no paraba, seguía casi eternamente haciéndome acabar dos veces seguidas…. No sé si había alguien alrededor, pero yo gritaba de placer. En una de esas lo sacó, pensé que había acabado porque ni de eso tenía claridad yo, pero me dio vuelta y me tomó del pelo para hacer que me inclinara frente a él y me introdujo todo el pico en la boca, llegué a sentir la punta en mi garganta, y comenzó con un movimiento irrefrenable, pero corto, hasta que acabó inundando mi boca con todo su semen, me chorreaba por la boca hasta el cuello, eran cantidades impresionantes de semen que me bajaban por el escote… fue una exquisitez sentir tanto placer.

Este es un secreto que he guardado sola, me excito cada vez que me acuerdo, pero nadie la sabrá de mi boca, salvo por estas líneas.