Primera Historia extramatrimonial..... creo

Creo que esta es mi primera historia extramarital... Mi vida siempre fue muy austera, mi marido un gran hombre pero en un momento de la vida se fue a trabajar fuera de la ciudad, por lo que me dejaba sola por meses y meses. No sé bien las razones, pero a medida que pasaba el tiempo sentía que los hombres me miraban, en el paradero, en el colectivo a casa, cuando andaba de compras, me miraban y me hablaban cosas alabando mi figura, mi cara o mi cola. Yo ya me empinaba a los cuarenta años... mis hijos mayores ya estaban sobre los veinte años, por lo que una comienza a preocuparse más de una misma, de verse linda y a creerse lo que te dicen a diario.

Confieso que era muy extraño, porque a veces eran los choferes de locomoción los que me hablaban bonito y me decían cosas que con el correr del tiempo iban subiendo de tono. Un día era algo así como "que mirada más profunda que tienes" y, al día, siguiente una invitación a salir. Yo no sé si adivinaban que yo estaba sola o si realmente se notaba esa soledad, pero en lo concreto eso me atraía mucho. Luego, empecé a creer que me encontraban linda y me arreglé más, los miraba con un dejo de insinuación y eso, eso los volvía locos.

Debido a que el papá no estaba en la casa, mis hijos se quedaban mucho allí, yo les permitía que se juntaran con amigos a compartir una cerveza y que estuvieran cerca de mi. Sin embargo, había un amigo muy especial, vivía frente a mi casa, yo lo conocía de pequeño y su madre era mi amiga. Él, Pedro, frecuentaba mi hogar, cuando mi hijo estaba se juntaban en el patio trasero de la casa y se servían unas cervezas, se reían... yo me instalaba en el living a ver televisión, sola y sin muchas ganas, pero quería estar por si a mi hijo se le ocurría salir tarde en la noche para impedirle la salida porque podía traerle problemas. En esas oportunidades, Pedro entraba al baño, a buscar algo a la cocina o al comedor, siempre una excusa para verme, yo lo notaba muy cortado cuando me veía, pero el alcohol le ayudaba a vencer su timidez, se sentaba a mi lado y muy despacio me decía que me encontraba bella, que tenía un lindo cuerpo, que cómo sería besarme. En eso, y mientras mirábamos juntos televisión en el living, el resto de los amigos de mi hijo continuaban su juerga, con conversaciones de alto volumen, gritos y cantos... Pedro no perdía la oportunidad de rozar mis piernas con las suyas, de bostezar estirando sus brazos para pasar a tocar mi pelo, luego mi cabeza y después mi cara. Eso me gustaba mucho, me hacía cariños en la cara con sus dedos largos y suaves, mientras me decía cosas muy lindas.

Sería la soledad, pero eso me causaba un cosquilleo en el abdomen, era verdaderamente emocionante que en esas condiciones un joven de veinticinco años me hablara cosas lindas y me hiciera cariños. Pero, de ahí pasó a hacerme proposiciones, que le gustaría hacerme el amor, que me encontraba sensual y me relataba que siempre me miraba, desde los quince años, como un sueño erótico y que ahora lo tenía loco. Que cuando era más joven me observaba mucho, cuando me sentaba cruzada de piernas trataba de ver hacia adentro cuando usaba faldas o trataba de adivinar que tipo de ropa interior yo usaba... incluso me confesó que alguna vez había sacado un calzoncito negro mío que estaba colgado secándose en el baño de mi casa.

Un poco jugando le dije que hubiese bastado con que me lo pidiera, pero lo tomó en serio y me dijo que quería tener un calzón usado, ojalá un colaless, eso me estremeció, no creía que una puede ser importante para un joven. Obviamente le rechacé el pedido, pero debo reconocer que me pareció muy osado y eso me gustó.

Así pasaban los días con este juego que, para mí, en nada iba a terminar, porque claramente no me imaginaba estando con él.


Un día de verano poco después de la hora de almuerzo, fui a la casa de mi vecina -la madre de Pedro- porque necesitaba pedirle unos artículos de peluquería que siempre me prestaba. Yo andaba con un vestido ceñido al cuerpo, veraniego, debajo una pequeña tanguita y nada más. En eso, llamo a la puerta y Pedro me abre, le pregunto, con total indiferencia, por su madre y me señala con un gesto que se encuentra al fondo, donde tiene un pequeño taller de costuras, por lo que ingreso rauda hasta el fondo de la vivienda, por un pasillo que da a las habitaciones. Cuando llego al taller, me sorprendí que no estaba mi amiga, la verdad es que me molestó que me hiciera pasar a perder el tiempo, por lo que llamé en voz alta a la madre y nadie respondió al llamado. Entonces no me quedaba sino volver sobre mis pasos hasta la puerta de salida, pero al poco andar por el pasillo sale Pedro de su habitación con la respiración entrecortada, me toma con fuerza por los brazos y me ingresa a su habitación, me lanza sobre su cama y se abalanza sobre mi cuerpo, yo estaba sorprendida y muy confundida con el actuar de Pedro. Comienza a besarme desesperadamente en el cuello, cara y pecho, me dice que hacía mucho tiempo estaba desesperado por verme y besarme, que lo tenía loco y que no podía parar de besarme. La verdad quedé paralizada, no podía oponerme a dicho actuar, mi voluntad no existía en esos momentos, sus manos me recorrían las piernas y yo sentía el paquete abultado en su entrepierna, claramente tenía una gran erección. El continuaba recorriendo mis piernas y levantaba mi vestido hasta dejar la tanguita a su vista, sus ojos me miraban intensamente sin siquiera pestañear. Era una mirada intensa que me perturbaba, en eso me levanta con su brazo derecho que ya había pasado por debajo de mi cintura, y me retira mi pequeña braga... su respiración se aceleraba y su brazo me apretaba con fuerza hacia su cuerpo que estaba por sobre mío, yo ayudaba a retirar las bragas con mis piernas, facilitando su trabajo. Me empieza a decir cosas muy excitantes pero en términos de la calle, que lo caliento, que quiere que sea su puta, que quiere meterme el pico, que quiere que grite cuando acabe, cosas que me chocaban pero que me excitaban, me tenía muy caliente, mi entrepierna estaba mojadísima y, en eso, hace un movimiento ingresando todo su pene en mi cuerpo... era grande, lo noté por la profundidad y sentí una calentura de esas que sólo eran historia de la juventud en mi vida. Empezó a jadear y a moverse sobre mi cuerpo, su pene entraba y salía de manera coordinada, él se quejaba, pero no dejaba de mirarme intensamente a los ojos, de repente me dice que siempre había querido metérmelo, que me deseaba mucho ... no sé como me traicionó el subconsciente y le dije que yo también ... fue notable porque esa simple frase hizo que explotara, que me inundara de todo su semen al interior de mi cuerpo, el orgasmo de él me prendió y me hizo acabar. Mis orgasmos son con tiritones que pude percibir le transtornaron, grité fuerte pero en ese tiempo él seguía expulsando su semen dentro de mi. Terminamos, él quería que me quedara, pero la verdad es que yo estaba muy alterada por todo, jamás había pensado que llegaría a ese punto con él... Volví a mi casa, estaba roja, pero esa noche repasé en mi mente y en mi cuerpo, todo lo ocurrido. Jamás olvidaré eso.