El silencio con Yolanda

Llevaba unos 3 meses en clases y en verdad no me imaginé que me iba a ir tan bien. Ordenadito con los tiempos y del hostal a la U caminando no era mucho lo que me podía desviar de mi propósito de terminar a tiempo mi carrera. Eran 6 años que no podía dedicarme a otra cosa que no fuera eso, estudiar, porque con beca y todo era la única manera de tener un título profesional. Mis fuertes, Matemáticas y Física...

Lo que me tenía un poco atolondrado era Yolanda, mulata de 1.80, unos 25 años, pelito negro crespo, unos ojos almendrados color miel y una boca con labios un tanto gruesos. Colombiana, buen par de tetas, naturales, una cinturita de avispa y un culazo redondito, era una pera perfecta esa hembra. Simpática, cantaba todo el día y de vez en cuando cruzábamos miradas en las que esbozaba una sonrisa maravillosa... cualquier agencia tomaba a esa preciosura y la subía a una pasarela, cagados de la risa. Cuantas pajas me hice pensando en esa mujer, sobre todo en tiempo de solemnes, cuando el estrés te vuelve un poco obsesivo y la angustia no te deja dormir.

Salgo un día de la universidad después de jugar una pichanga con mis compañeros y me voy trotando al hostal. Sudado completo no hallaba la hora de darme una ducha. Entro al hostal y estaba mi negrita cantando, trapeando el piso y en tramos bailando con la escoba. Llevaba una jardinera, polera blanca y se notaba que no llevaba sostén. Le había cortado las piernas de la jardinera, por lo que se le notaban unos muslos y pantorrillas muy tonificadas. Me quedo pegado mirándola un rato, yo creo que la cara de idiota con la boca abierta era demasiado notoria, cuando me ve y sacándose los audífonos me dice "ojo mijo, que este cuerpazo no lo ha tenido cualquiera" cagándose de la risa. Sobre la misma le digo que yo no era cualquiera, guiñándole un ojo. Me voy a mi dormitorio, más caliente que la mierda y sobre la misma voy al baño, que era de uso común, para darme una ducha. Pensando en la negra me tuve que hacer una paja, la cagó para rica... en eso se me ocurre salir sólo con toalla, la verga aún no bajaba , por lo que me notaba un buen bulto. Salgo y venía justo en el pasillo y apenas se me acerca me susurra al oído y me dice "nada mal eh". La tomo del brazo y le doy un beso, respondiéndome con su lengua, dejando los artículos de aseo en el suelo y en el mismo instante nos metemos en el baño. Seguía besándola con locura, metiéndole lengua y manoseando esas tetas exquisitas, cuando siento su mano quitándome la toalla. Se escupe la mano y me empieza a pajear en forma increíble, no la típica paja con los dedos en la parte superior del tronco, sino que sus dedos en la parte inferior casi llegando a mis testículos con caja pajeo. Estaba enfermo de caliente y lo único que quería era metérselo y no sacárselo nunca más. Yo ya le había bajado los hombros de la jardinera y subido la polera para dejar sus deliciosas tetas al aire, mientras con una mano en su vagina comencé a acariciar su clítoris, cubierto de un maravilloso pelito frondoso. En eso se sienta sobre la tapa del wc y acerca mi glande hinchado a su boca y abriéndola me mira a los ojos y me dice "estás seguro?" Yo, asintiendo con mi cabeza y ella comienza a jugar, entre que se lo metía a la boca o no, dándome apretoncitos con los labios y hasta con los dientes, mientras reía con mi sufrimiento. "afírmate mijo" me advierte y comienza a darme una mamada maravillosa, jugando con sus labios y su lengua, mientras masajeaba mis testículos en forma suave. lo sacaba, lo escupía y me pajeaba, pasaba su lengua desde la base de los testículos hasta el glande y se lo bolvía a meter en la boca, siguiendo la lineas de las venas que estaban muy marcadas, cuando de repente se levanta y termina por sacarse la jardinera. La tomo de las piernas y la pongo contra la pared, entralaza sus piernas en mi espalda y comienzo a acercarme a su boca besándola con más locura que antes y poniendo la punta de mi glande en la entrada de su conchita húmeda y frondosa.

Masajeando sus tetas me pide por favor que se la metiera, mientras hundía sólo la punta de mi tronco para hacerla sufrir, hasta que no aguanto más y se la voy metiendo suavecito, sintiendo su calentura y humedad y para que ella disfrutara de cada centímetro de mi verga que había dejado tan tiesa. Dándole contra la pared empiezo a aumentar el ritmo, escuchando como la humedad de su concha dejaba entrar mi tronco, cada vez más duro, haciendola literalmente saltar sobre mi verga, tapándose la boca para que no se escucharan sus gemidos. El movimiento de sus tetas y su pelo crespo y largo mientras le taladraba la concha era digno de cualquier pelicula porno. estabamos en el mete y saca cuando en eso me dice que va a acabar y en el momento que tiene su orgasmo me muerde el hombro para no gritar y a cambio yo no paraba de entrar y salir, hasta que fue tanto el apretón de su concha que mi verga salió sola. Ayudándole para que no cayera porque le temblaban las piernas, la tomo de los brazos para que se sentara nuevamente sobre la tapa del wc y con la respiración entrecortada me dice "estuvo rico papi", me cierra un ojo y me devuelve la toalla. La quedo mirando y le digo, me vas a dejar así?? "no papi, es para que no grites"... pesca mi verga y comienza a darme una segunda mamada, fuerte, con su lengua moviéndose en forma increíble, mientras con una mano me pajeada y con la otra acercaba mi cuerpo hacia ella para no dejarme ir. Se lo sacaba, lo escupía, me pajeaba y se lo volvía a meter a la boca, generando litros de saliva que sentía caer en mis testículos. En eso siento que iba a acabar y sobre la misma me mira cerrándome un ojo, la tomo del pelo para que acelerara el ritmo y siento que se me escapan chorros de semen, los cuales ella no paraba de tragar y en vez de parar, seguía chupando más rápido. Yo desesperado, tiendo a agacharme hacia ella, y con su dos manos me toma de la espalda y con su lengua y su boca seguían mamando, hasta que me tuve que poner la toalla en la boca, soltando un grito desgarrador y un tiritón que me llegó a doler el estómago, que mamada más deliciosa.

Caigo al suelo, deshecho apoyando mi espalda en el muro. Ella sonreía, limpiándose la comisura de los labios y su mentón, metiéndose todos los residuos dentro de su boca. Se limpia unos de sus dedos y me dice "estuvo sabroso papi y hay que repetir esto, pero no debemos contarle a nadie, si no pierdo mi trabajo" le dije que no se preocupara, que se mantendría en silencio y sería nuestro secreto (el que come callado, come dos veces). Se viste, se agacha a darme un beso y sale por la puerta. Me levanto apenas, me doy una ducha y volviendo a mi pieza me tiro sobre la cama, quedándome dormido exhausto después de ese rico polvo