El padre de mi mejor amiga (Parte 2).

Hola, soy Javi. En esta historia soy una mujer de 20 años, mido 1,68 cms y siendo bien sincera y franca con ustedes, mi cuerpo está ejercitado puesto que entreno a menudo. Me gustan mucho mis piernas porque gracias al entrenamiento tengo mi potito bien paradito y firme, algo que a los hombres les fascina según mi experiencia. No tengo mucho busto, pero no es problema para mi vida sexual. Tengo unos labios carnosos, soy pecosa y mi cabello es de color negro. No tengo ninguna muralla para conversar sobre cualquier tema referente al sexo, en realidad me gusta mucho compartir experiencias con mis amigas e incluso mis amigos que me usan como psicóloga para darles consejos amorosos jaja.

Una vez terminado el paseo, Daniel se ofreció a llevarnos para evitar el viaje en bus porque él tenía que hacer un viaje a la capital. En el camino fuimos conversando sobre la universidad y nuestra vida como universitarios buscando nuestra independencia. Daniel era bastante abierto a nuestro pensamiento, así que no hubo atados en la conversación. Como Daniel nos comentó que trabajaba como especialista en decoración de interiores, aproveché de preguntarle si podía ayudarme a cotizar algunas cosas para rellenar mi departamento, porque como sabrán, en ese entonces mi depa no estaba totalmente equipado y quería darle un poco más de vida.
Él me fue comentando de ideas y posibles artículos que podía adquirir para mi hogarcito, no veía nada con la poca luz que había en la camioneta así que preferí dejarlo por el momento. Primero pasamos a dejar a Cata, luego a Fred y finalmente me llevó hasta mi edificio. Me bajé y vi a Daniel tomando mi bolso.

Yo: Déjeme aquí no más, si está bien.
Daniel: Tranquila, si yo la ayudo. Además así puedo ver su departamento y recomendarle algunas cositas para decorar.
Yo: Es que igual es tarde, y tengo sueño.
Daniel: Aah, entonces no se preocupe. Vengo otro día no más.

Luego de despedirnos, me entregó su tarjeta donde aparecía su nombre y el número de teléfono para que me contactara con él si deseaba ayuda para decorar mi departamento. Esa noche llegué a dormir y caí como un saco de papas sobre mi cama. No me dio ni para cambiarme de ropa y simplemente cerré mis ojos.
Quedaba esa semana de vacaciones antes de entrar a clases y tras unos cuantos días de pensar bien las cosas, decidí llamar a Daniel para que me ayudara con las cosas que tenía en mente. Quedamos en que llegaría el día sub siguiente porque tenía mucho trabajo en ese momento, así que sólo tenía que esperar y aguardar su llegada.
Era un Domingo por la tarde cuando escuché el citófono sonando. El guardia me decía que había un Daniel preguntando por mi, así que le pedí que lo dejara pasar no más y esperé en mi sillón.
Estaba vestida con unos jeans negros y una blusa blanca, para que se hagan la idea jaja. Sonó el timbre y fui a abrir la puerta, al hombre que me había venido a ayudar con el tema de decoraciones.
Daniel traía una carpeta en sus manos y sonriendo me saludo con un beso en la mejilla, pensé que no pasaba nada extraño así que le empecé a mostrar el departamento para que tomara alguna idea en cómo podría ayudarme.
Fui a la cocina para ofrecerle un vaso con juguito y entrando a mi pieza me queda mirando, yo con una cara de WTF porque no sabía qué era lo que pasaba jaja. Hasta que levantando su mano me muestra un calzón mío diciéndome que estaba tirado y yo ahí muerta de vergüenza porque se suponía que tenía ordenada mi pieza y no esperaba ver ropa interior tirada en el suelo.

Daniel: ¿Anda dejando sus cositas tiradas?
Yo: Le prometo que no me había dado ni cuenta que se me había quedado eso ahí.

Lo tomé y lo guardé inmediatamente, con la cara rojísima de la vergüenza.

Daniel: ¿Y cómo está el pololo?
Yo: Jaja, ¿cuál de todos?
Daniel: Aah mire, quizás cuántos chiquillos tiene detrás suyo.
Yo: Naa, puros pendejos no más jaja.
Daniel: ¿Entonces los prefiere mayores?
Yo: Mmm, no lo sé... depende.
Daniel: ¿De qué depende?
Yo: No se nada yo.
Daniel: ¿Le digo algo? No he parado de pensar desde que pasó lo que pasó debajito de la cascada. La forma en que se movía es muy difícil de olvidar.
Yo: Si, sobre eso... creo que no debió haber pasado nada.
Daniel: ¿Por qué no? Fue lindo y tierno.
Yo: Tal vez, pero usted es el papá de mi mejor amiga.
Daniel: ¿Y por eso no puedo pensar en su boquita?
Yo: Ya pare.
Daniel: No olvido como me besaba.

Mientras yo intentaba alejarme, él se me acercaba más hasta que quedé completamente atrapada y le mandé una cachetada para que me dejara tranquila. Daniel se sujetó la mejilla para sobarse del dolor, y aunque no entendía por qué mi corazón latía tan rápido, me lancé sobre él y comencé a besarlo.
Él me abrazó y ambos juntamos nuestros labios en un beso muy apasionado. Daniel empezó a acariciarme muy tierno mientras yo intentaba jugar con su lengua, hasta que sus manos bajaron a mi trasero y me presionó contra él para luego besarme el cuello. Solté un gemido tan rico que ya sentía como me empezaba a mojar el calzón, en un simple beso jaja.
Sentía que la temperatura estaba subiendo mucho y me fui quitando la blusa para quedarme en sostén frente a Daniel, él me quitó el sostén y tras dejarme a torso desnudo se puso a besar y acariciar mis pechos mientras yo cerraba mis ojos.
Se puso a jugar con su lengua en mis pezones y me gustaba muchísimo, hasta que luego de un rato se quita la ropa de arriba y yo me la juego abriendo y bajándole el pantalón con sus calzoncillos, descubriendo su pene completamente erecto frente a mi. Yo estaba agachada y tras tomarlo con una mano me acerqué, miré a Daniel a los ojos y le di un besito a la cabeza de su pene.

Daniel: ¿Ya querías jugar con él?
Yo: Desde que lo vi en la cabaña.
Daniel: ¿Ah si? Juguetona.

Lamí un parte de su pene y lo empecé a meter dentro de mi boca mientras seguía mirándolo. Su rostro cambió por completo en una excitación que fue aumentando cuando continuaba con mi trabajo.
Estuve un buen rato chupándole el pene hasta que decidió sentarse en mi cama, tomar mi cabeza con sus manos y presionarme contra él para que entrara del todo.
Sentí que me ahogaba y necesitaba salir, así que hubo un leve forcejeo y le pedí que no me hiciera eso. Volví a hacer lo mío y él se echó en mi cama dejándose llevar, yo sentía que su pene estaba más endurecido que antes y me sentía un poco agotada así que me quité de ahí y me puse de pie.
Ahora él se había levantado para besar mi cuerpo y bajar mis pantalones, mientras me movía para dejarme caer en mi cama con las piernas abiertas.
Ambos estábamos desnudos y al bajar su cabeza me sujetó de las piernas y empezó a jugar con mi vulva, moviendo su lengua y dándole unos cuantos besos. Yo no paraba de gemir y las sábanas ya estaban desordenándose mientras me retorcía del placer, cuando al fin sentí que mi cuerpo temblaba y solté un fuerte gemido tras tener un orgasmo.
Daniel se estaba levantando y reacciono para tomarlo con mis brazos y llevármelo conmigo a la cama para besarnos. Sentía sus labios muy mojados y mi boca estaba muy fresca después de tanto gemido, así que ahí estábamos los dos desnudos besándonos y acariciándonos.
Él se levanta y vuelve a su pantalón para sacar un condón y ponérselo en el pene, yo estaba acostándome bajo las sábanas de mi cama y él llega para acostarse conmigo.

Daniel: Soñé hartas noches con esto, Javi.
Yo: Que rico.

Yo intentaba besarlo mientras sentía que Daniel estaba metiendo su pene en mi vagina. Estaba besando su cuello hasta que después de sentir su pene dentro de mi, solté un gemido muy fuerte. Él comenzó a moverse y yo me dejaba llevar por la excitación de lo que estaba pasando, y sólo me dedicaba a besar su boca.
Poco a poco empezó a moverse más rápido mientras él me presionaba con sus brazos contra él, yo le pedía más y más porque me sentía demasiado excitada.
Luego de un buen rato teniendo sexo con Daniel, sentí otro orgasmo. Él se percató de eso e hizo lo posible por irse conmigo, ahí terminamos el acto y él se acostó junto a mi para quitarse el condón.
Me quedé acostada intentando recuperar el aliento y Daniel se había ido a botar el condón usado para luego volver a la cama conmigo, donde nos abrazamos y regaloneamos un poco.

Daniel: Estuvo muy rico, Javi.
Yo: Tenía hartas ganas usted, ¿ah?
Daniel: Ni se imagina, mi niñita.

Estuvimos besándonos durante un ratito, hasta que luego de unos minutos en que yo lo acariciaba llevé a pasar con mi codo su pene que había vuelto a estar erecto.

Yo: Wow, ¿ya está listo para otra?
Daniel: Sinceramente, Javi...quiero puro hacerle el amor, pero tenía un puro condón.
Yo: No se preocupe jaja, si tomo pastillas.
Daniel: ¿¿En serio?? ¿y por qué no me había dicho?
Yo: Porque no me dejó decirle po, si se me abalanzó encima jaja.
Daniel: Entonces hay que aprovechar pue mijita.

Daniel me besó más apasionado mientras intentaba presionarme contra él con sus brazos. Yo masajeaba su pene en el beso y jugaba con mi lengua dentro de su boca.
Luego aproveché que él seguía acostado y me levanté para sentarme sobre él, así que tomando su pene lo fui metiendo poco a poco y al tenerlo todo dentro, comencé a moverme cada vez más rápido, como cabalgando sobre mi hombre.
Yo no podía parar de gemir y simplemente seguía moviéndome mientras miraba a Daniel a los ojos, él estaba disfrutando del acto mientras acariciaba mis pechos. Luego de un rato me tomó para levantarse y dejarme a mi ahora en la cama, tomando mi cintura y dejándome en cuatro.
Yo ya sabía lo que se venía cuando fui sintiendo que su pene volvía a meterse en mi vagina, y fue tan excitante sentir cómo jugaba con su pene en un mete y saca.
No daba más del éxtasis y tuve otro orgasmo, ahí fue cuando Daniel comenzó a penetrarme con más ganas.
Me embestía cada vez más rápido y duro y eso me estaba gustando mucho, con una mano intentaba presionarlo contra mi para que no se saliera tanto pero se movía tan rápido que sólo atinaba a gemir y sujetarme en la cama.
Sentía cada choque de sus piernas con mi trasero y su pene tan duro dentro de mi, en mi opinión era mi posición favorita y cada vez me enamoraba más de ella.
Le pedí que me agarrara del cabello mientras lo hacíamos, y me encantó más. Me penetró con más ganas cuando me escuchó gemir así de fuerte y yo estaba muy pero muy excitada.
Después de un rato sentí que Daniel me estaba abrazando y sus penetraciones eran más profundas y prolongadas. Con un gemido soltó todo su semen dentro de mi y ambos sentíamos la satisfacción del sexo que habíamos tenido.

Daniel: Oiga, usted es otra cosa.
Yo: ¿Por qué lo dice?
Daniel: Porque es super jugada po, estuvo super rico todo.
Yo: ¿Le gustó?
Daniel: Siiii, aunque no negaré que me gustaría repetir esto. Muy sinceramente.
Yo: Pero usted es el papá de mi mejor amiga po, igual nada que ver.
Daniel: Pero ya lo hicimos y a mi me gustó mucho, no se a usted.
Yo: Me encantó.
Daniel: ¿Entonces? usted disfrute no más y deje que la regalonee. Y trátame de tú, porfa.
Yo: Ok, y gracias por ayudarme a decorar mi depa jaja.
Daniel: Hay tiempo para todo, lindura.

Después del sexo nos quedamos acostados un buen rato y ahí estuvimos regaloneando hasta tarde.

Muchas gracias por leer mis publicaciones, también agradecer a quienes me escriben animándome a que siga subiendo más de mis experiencias. Aquí estoy escribiendo para ustedes, espero que el texto pueda ayudar a su imaginación a ser parte de mis historias como tal.
Nos veremos en la próxima.
Bye <3