La Escort (parte final).

Hola, soy Javi. En esta historia soy una mujer de 21 años, mido 1,68 cms y siendo bien sincera y franca con ustedes, mi cuerpo está ejercitado puesto que entreno a menudo. Me gustan mucho mis piernas porque gracias al entrenamiento tengo mi potito bien paradito y firme, algo que a los hombres les fascina según mi experiencia. No tengo mucho busto, pero no es problema para mi vida sexual. Tengo unos labios carnosos, soy pecosa y mi cabello es de color negro. No tengo ninguna muralla para conversar sobre cualquier tema referente al sexo, en realidad me gusta mucho compartir experiencias con mis amigas e incluso mis amigos que me usan como psicóloga para darles consejos amorosos jaja.

Estando en mi depa, habiendo tenido varios encuentros más con gente que me pagaba lo que pedía para cubrir la hora, creo que no será necesario comentar sobre ellos. No fueron aptos para llegar a aparecer en este nuevo relato.
Sin embargo, no voy a dudar que, a pesar de haberse tratado de una persona que no esperaba conocer en persona, fue alguien que me permitió adquirir una gran cantidad de ingresos.
Para proporcionarle la misma seguridad y privacidad a este individuo, le inventaré un nombre. Llamémoslo Gonzalo, un hombre de al menos unos 45 años, tal vez, nunca llegué a averiguar eso realmente, aunque creo que eso no importará tampoco jaja.
Cuando este hombre se comunicó conmigo, me solicitó que nos reuniéramos en el departamento de un hotel ubicado cerca del centro. Me fui después de clases hacia el lugar, así que, háganse la idea de que no me preparé lo suficiente porque cuando me escribió, estaba en plena sala y me pidió que me quería para la tarde.
No tuvo nada de tiempo para cambiarme jaja, así que me la jugué y esperé que no se molestara en absoluto.
Tras cruzar la puerta, el recepcionista me dijo que debía llegar a tal habitación porque Gonzalo me estaba esperando. En mi mente me pregunté, cuántas historias sabrán los recepcionistas de hoteles como estos. Siendo que tanta gente quizás muy reconocida, llegan ahí para atrapar sus fantasías con alguien más.
En fin, llegué a la puerta y golpeé. Me atendió un hombre de bata y barba recién afeitada. Me invitó a pasar, me ofreció algo para beber y nos pusimos a conversar un poco para saber qué era lo que él quería hacer.
Demás está decir que cuando me vio con las ropas de estudiante jaja, no pareció molestarle, más bien, parecía que estaba por cumplir una fantasía. Tal vez el tener sexo con una chica universitaria.
Me preguntó si ya había satisfizo a un hombre de su edad, a lo que respondí que eso se trataba de privacidad tanto mía como la de mis clientes. Por lo tanto, sólo podía hacer comentarios sobre los dos presentes en la habitación. Él no se lo tomó a mal y sugirió que era buen momento para comenzar y no perder el tiempo.
Fue entonces cuando se acercó lo suficiente como para besarme, pero me negué, diciéndole que no besaba a mi clientes por temas de higiene. Él pareció incómodo ante mi respuesta y aún así volvió a intentarlo. Yo no quería, me negué otra vez y le di un leve empujón. Por suerte, cayó justo en la cama, así que se lo tomó de buena manera diciendo que era una niña muy atrevida jaja.
Empezó a abrirse la bata, dejándome ver un pequeño pero grueso pene por lo visto dormido. Me hace una señal con los ojos en dirección hacia abajo, como pidiéndome que hiciera algo al respecto. En el instante, le dije que no iba a hacerle un oral por el mismo tema de la higiene, puesto que no podía asegurarme que la gente estuviera libre de infecciones.
Le dije que podía hacerlo siempre y cuando fuera con condón, pero él contestó que como me había contratado, debía hacer lo que él dijera. En eso, le contesté que podía masturbarlo, pero no le haría un oral si no era con el preservativo puesto. Eso estaba en mis requisitos, así que él no podía hacer nada más al respecto.
De mala gana, se quedó echado mientras yo me sentada a su lado. Tomé el pequeño pene con algo de disgusto, que tuve que ocultar porque sabía que de ese servicio me terminarían pagando, así que comencé a masturbarlo lentamente para que el tiempo fuera pasando.
Para añadirle más incomodidad al asunto, el sujeto me pidió que me fuera quitando la ropa porque quería tenerme desnuda mientras lo tocaba. Obedecí, lo hice y cuando volví a lo mío, se puso a tocar mis pechos mientras se ponía a jadear por mis frotaciones en su pene.
Poco a poco se empezó a poner erecto, tan grande y duro que me parecía algo anormal jaja. El hombre llevó su mano detrás de mi cabeza y presionó hacia él, con la intención de llevarme a su pene. Parecía muy seguro de que iba a hacerle un oral, pero nuevamente me negué.
Le repetí otra vez que sólo lo haría si tenía el preservativo puesto, así que tomó uno de su bata y me pidió que lo pusiera con mi boca. Jaja, lo hice, intenté que fuera lo más sexy que haya visto en su vida, aunque dudo que fuera de esa forma, pero lo conseguí poco a poquito.
El sujeto llevaba sus ojos hacia arriba, demostrándome que lo estaba haciendo bien. Comencé con el oral cada vez más rápido, aprovechando que igual su pene estaba durísimo jaja.
Al cabo de un rato me dijo que parara, así que me tomó y me dejó sobre la cama acostada de pancita, mientras que él se quedaba atrás. Me fijé bien que no fuera a hacer nada extraño y lo noté metiendo su pene para empezar con el show jaja.
No voy a negar que se sintió realmente exquisito cuando sentí ese pene entrando por mi vagina, no era una cosa poca tampoco. Así que empezó a embestirme cada vez con más ganas, a lo que yo respondía con gemidos falsos, con tal de provocar que el trabajo terminara pronto jaja.
La cosa es que al cabo de unos minutos, el asunto seguía para rato, puesto que Gonzalo aún no mostraba señales de que fuera a acabar pronto. En un momento, sacó su pene de mi vagina, algo que me sorprendió porque me entró la preocupación de que algo había pasado.
Y no, era que él se estaba agachando para hacerme un oral a mi. Ufff jajaja, sentía su lengua jugando ahí, yo ya estaba algo mojada, no voy a negar que si estaba un poco más dilatada y mojada después de todo ese rato.
El punto es que después de jugar, volvió a metermelo, pero esta vez fue con más ganas que antes. En serio sentí que su brusquedad aumentó muchísimo. Me dio mucho gusto el saber que el tema seguía con agresividad jaja, me sujetó de los hombros mientras me presionaba contra él para penetrarme fuerte. Y así estuvimos un buen rato mientras yo continuaba con mis falsos gemidos, debido a que la hora se estaba acabando y no quería que nos pasáramos.
Cuando lo escucho gemir, el típico gemido que hace un hombre cuando está por eyacular, Gonzalo sacó su pene y después de oírlo gemir con más ganas, sentí que un líquido muy calentito caía en mi espalda, a la altura de la cintura.
Me asusté totalmente, me levanté y descubrí que el sujeto estuvo penetrándome todo el rato sin el condón puesto. No lo quise increpar por miedo a que no me pagara, así que tomé su bata y empecé a limpiarme la espalda como pude.
Me vestí y fui a tomar el dinero del sujeto que me sonreía con satisfacción. Me sentía pésimo en ese momento, el sujeto me había estado penetrando sin protección y de no ser porque sacó su pene, pudo haber eyaculado dentro de mí el muy maldito.
No me gustó para nada esa situación, la detesté por completo. Así que pensé que ya después de esa experiencia, era más que suficiente con el dinero que había ganado. Cuando llegué a mi depa, me duché para limpiarme lo mejor posible y después eliminé mis publicaciones de la página de escorts.
Incluso tuve que cambiar de teléfono para que los que quedaron en lista de espera no me molestaran más.
Ese fue el fin de mi corta carrera como escort, la verdad es que sabía que debía haberme salido de antes, pero simplemente creo que la ambición por tener más de lo que ya tenía, me hizo seguir con la actitud.

Espero que les estén gustando estos relatos, puesto que son parte de mi vida y son cosas que he ido viviendo durante mi época universitaria y más.
Los quiero mucho mis niñitos lindos.
Nos vemos en la próxima.
Bye <3