La excusa perfecta

Hola nuevamente, años que no realizaba un relato sin embargo, ya es tiempo de dejar libre este fetiche que tengo.
Me presento. Soy Ignacio, mido 1,90cm, tengo un cuerpo tonificado de gimnasio y buena alimentación. Soy un hombre caliente en esencia y con mucha mucha atracción hacia las mujeres.
Resulta que hace un par de años vivo y trabajo en Viña del Mar y salgo mucho a hacer deporte a la playa. En una de esas salidas me encontré con una vecina del edificio (Rebeca), que por lo demás es estupenda. Mas baja que yo, 1,60cm, morena, con un gran culo redondo, cintura que hace resaltar su maravilloso culo y pechos normales.
Siempre nos encontrábamos en el ascensor o estacionamiento. Hicimos contacto en la playa y nos saludamos.
Ella hacía ejercicio con otro hombre, quizás su pareja y yo estaba solo. Me dí cuenta que me miraba frecuentemente ya que estaba sin polera y ella solo con un peto y unas calzas apretadas que marcaban su cuerpo. No la había visto tan desvestida y era exquisita.
En estos días de cuarentena compré algunos implementos para ejercitarme en casa y el día que llegaron, estaba ella en el hall, por lo que subimos juntos. Conversamos brevemente.

I: Hay que hacer algo para seguir ejercitándose
R: Si, a mi me ha costado hacer ejercicios durante la cuarentena
I: No creo. Sigues igual de bien como ese día que te ví en la playa
R: jajajaja, eran otros tiempos, ahora me veo fea
I: Para nada! De todas formas, si quieres, te puedo prestar los implementos.
R: Sería genial! Aunque mejor hacer ejercicio de a 2, sola me aburro.

En ese momento, me vino un rápido aumento de temperatura en mi pene, y me puse un poco nervioso. Creo que ella lo notó.
Llegó el día viernes de esa semana y tomé la iniciativa, cuando la vi en el estacionamiento y la invito a mi departamento a entrenar. Ella me responde que si y si tiene que llevar algo. Solo atino a decirle que tiene que llevar su cuerpo jajajaja se largó a reír y me dice, "va a ir preparado para todos los ejercicios".
Llegó el domingo en la mañana y suena el timbre, abro la puerta y la veo a ella, vestida de la misma forma que aquella vez en la playa. La hago pasar y la invito a un café. Conversamos y luego pasamos al ejercicio.
Todo super bien, a ella se le marcaba un colaless pequeño (mi debilidad por lejos) y su cuerpo sudaba levemente. Yo estaba en lo mío cuando me dice si la puedo ayudar a elongar ya que ella ya había terminado. Fue ahí cuando volví a sentir la misma sensación de calor máximo en mi pene.
Haciendo estiramientos en el mat (esa cosa que usan para hacer yoga) empiezo a tener una erección durísima y, sin pensarlo me acerco a su culo. Nos mantuvimos pegados estirando, yo con mi pene hirviendo pegado a su culo. Pasaron unos minutos y se acuesta mirando hacia abajo en el mat, voy a tomar un poco de agua, dejando de verla por segundos. Cuando vuelvo a verla estaba sin la calza y sin peto, todavía mirando hacia abajo.

I: que pasó aquí?
R: me dio calor y quería que me ayudaras a seguir estirando
Dejo el vaso de lado y mi pene se salía por una orilla del short
I: con gusto sigo estirando contigo
R: acuéstate sobre mi para que estiremos juntos

Me pongo sobre ella y comienzo a besar su espalda y cuello. Su culo era perfecto y le digo, "me tienes caliente hace rato, te voy a hacer de todo" y me responde, "hazme lo que quieras, solo con una condición. Cuando estés a punto de irte quiero que me tires todo tu semen en mi boca"
Yo quedé sorprendido y aceleré mi calentura muy rápidamente. Nunca una mujer me había hecho tal propuesta. La besé por toda la espalda, luego los hombros, su cuello, mientras colocaba mi pene entre su culo. Ella abría su culo para poder entrar mas y mas. Fuí bajando por su espalda y llegué con mi boca a su exquisito culo. Le comienzo a lamer toda su vagina depilada por la espalda. Su sabor era increíble, exquisito, me comía todo su clítoris, succionaba y lamía, ininterrumpidamente. Luego de un rato lamiendo todo su culo, me dice que le toca a ella.
Me siento en mi sofá y se arrodilla en el suelo para comenzar a tragarse todo mi pene hasta el fondo. Lo hacía rápido y suave. Ella tiene unos labios grandes por lo que se sentía muy suave. Pasaba su lengua por mi cabeza, me masturbaba. Dándonos sexo oral estuvimos varios minutos. La subo arriba mío y comienza a mover ese culo como una diosa. Sus nalgas eran grandes y bien formadas. Podía ver esa magnifica escena en los espejos del departamento. Amasaba sus tetas, besaba sus pezones, ella gemía y gemía. Mientras movía sus caderas, ella tomaba mis dedos y los mojaba. Yo tomé la iniciativa y puse uno de mis dedos en su culo. Me dice que le encanta montar y tener metido el pene de un hombre mientras le meten los dedos por el culo. Eso me encendió y se me puso excesivamente duro.
Nos cambiamos de posición y la pongo en cuatro patas arriba del sofá. ¡Que culo que podía verle desde esa posición! Le tomaba el pelo, ella se movía de arriba hacia abajo, tomaba sus caderas y tocaba su clítoris con mis dedos. Por un momento pensé que iba a acabar ahí pero pude controlar el impulso.
Luego de estar en cuatro por un momento, la tomé por la cadera y la coloqué frente al ventanal. Estamos de pie y le digo que me encanta acabar culiando de pie con su culo parado y ella de puntas. Era así porque ella era mas baja que yo (mido 1,90). Me dice dame fuerte pero recuerda lo que te pedí.
Comienzo a masturbarla, pasando mi pene por su culo y tocando sus tetas, besando su espalda. Cuando veo que está levantando sus pies, le meto mi pene y comenzamos un frenético intercambio de movimientos. Nuestros cuerpos sudaban, ella pegada al ventanal y yo la embestía por detrás. Después de un rato, ella empieza a temblar y se agacha tocando con sus manos el piso. Tenía su culo a mi disposición. Me dice, dame todo y párteme fuerte!!! No hace mas que decirme esas palabras y le digo que voy a acabar. Nos separamos y se agacha y me dice, tiramelo en la boca todo, me encanta saborear el semen. Me masturbó un par de segundos y le tiro todo mi semen en su boca, mientras ella lo mamaba dentro. Fue una sensación increíble, eyacular mientras está dentro de la boca y moviendo su lengua.
Nos recostamos en el sofá abrazados y exhaustos. Tomamos un poco de agua y fuimos a ducharnos. Seguíamos besándonos en la ducha y le digo que se quede para pasar el día juntos. Me responde, que siempre tuvo la intención de quedarse todo el día. Pedimos algo para comer y seguimos teniendo sexo 3 veces durante esa tarde. Al llegar la noche, nos despedimos y quedamos en vernos una próxima vez.